Alberto Nisman: un disparo de la 'Década Ganada'
La sorpresiva muerte del fiscal Alberto Nisman a 24 horas de presentar...
20 de Enero de 2015
La sorpresiva muerte de Alberto Nisman a 24 horas de presentar las pruebas de sus investigaciones sobre el atentado a la AMIA, ha conmocionado a la sociedad argentina. El fiscal que tan enérgicamente venía denunciando la complicidad del Gobierno Nacional en lograr la impunidad para los ciudadanos iraníes sospechados del golpe a la mutual judía apareció en su departamento con un balazo en la cabeza, en lo que constituye un aparente suicidio.
Desde 2006, Nisman -junto al magistrado Rodolfo Canicoba Corral- siguieron la llamada 'pista iraní' que culminó con el pedido de captura internacional de los sospechosos. Es sabido que, en privado, el fiscal supo quejarse ante sus allegados en relación al escaso respaldo recibido de parte del gobierno para llevar adelante sus investigaciones -las cuales siempre contaron con el visto bueno de la embajada estadounidense en Buenos Aires.
Haciendo un rápido recuento de los capítulos que hacen al caso AMIA, sirve recordar que, en septiembre de 2004, veintidós sospechosos fueron sobreseídos por la justicia local, dejando en evidencia los yerros del juez interviniente, Galeano, y los fiscales Mullen y Barbaccia. A posteriori, Alberto Nisman arriba como fiscal de la causa, contando el sólido respaldo de Néstor Kirchner. Durante el mandato del santacruceño, se intentó no fraternizar con los iraníes, pese a que contactos diplomáticos de Teherán buscaron por varios medios acercarse a la Casa Rosada. A tal efecto, en octubre de 2007 (apenas dos meses antes de la culminación del mandato de Kirchner), el Gobierno Nacional rechazó una oferta de su par en la República Islámica, que en mucho se parece al actual 'memorándum de entendimiento' -el objetivo primario de Teherán era quitarse a Interpol de encima.
El memorándum con Irán cambió por completo la posición Argentina en el mundo de las relaciones internacionales; lo cual derivó en un daño irreparable a las relaciones bilaterales con los Estados Unidos de América. El cambio del eje de la política exterior dedidido desde la Casa Rosada pasó de la interposición de presión multilateral contra la República Islámica, a pactar con ésta una suerte de mutua revisión de la causa argentina -y buscando, como contrapartida, la alternativa de que los acusados de nacionalidad iraní sean indagados en Teherán sin que se produjera su extradición.
En el ínterim, un dato de color: en noviembre de 2006, Aníbal Fernández prometió al entonces embajador americano en la Argentina, Earl Wayne, que la Administración de Néstor Kirchner jamás negociaría con el 'terrorismo iraní'. Cristina Fernández, por aquel entonces primera dama, no aportó mayores comentarios al respecto.
Al aprobarse en el Congreso el memo de entendimiento con Teherán y los ayatolás, Alberto Nisman defendía la tesis de la inconstitucionalidad y que el convenio constituía una clara e indebida intromisión del Gobierno de la República Argentina en la órbita judicial. 'Se violan el sistema republicano, la división de poderes, el debido proceso, la independencia de la Justicia y la igualdad ante la ley de los imputados, entre otros principios. Como consecuencia, se actúa en contra de lo establecido en numerosos tratados internacionales', afirmaría el fiscal.
Pese a sus esfuerzos por descubrir la verdad del atentado (en el cual su vida se extinguió), Nisman no gozaba de la simpatía de grupos de familiares de victimas de la AMIA en especial desde el grupo de Familiares, Sobrevivientes y Amigos de las Víctimas del Atentado a la AMIA y Memoria Activa -éstos se pronunciaron con vehemencia en defensa de Cristina Kirchner y su gobierno, pese al tratado firmado con la República Islámica. Su referente es Sergio Burstein, un reconocido operador kirchnerista en el seno de la colectividad judía (aunque no demasiado apreciado por ésta). Se trata del mismo núcleo que ha presionado con insistencia por el procesamiento de Mauricio Macri en el affaire de las escuchas teléfonicas. El jefe de gobierno porteño y su ex jefe de la Policía Metropolitana, Jorge 'Fino' Palacios, fueron procesados por el propio Alberto Nisman. Para las organizaciones oficialistas portadoras de un intenso lobby en la justicia, Nisman pasó de héroe a villano, ni bien el fiscal involucró en el tema escuchas al kirchnerismo.
El fiscal centró sus denuncias contra altos estamentos del poder político y la Casa Rosada, para luego aparecer muerto. Su final remite a un suicidio envuelto en el misterio, aunque quizás esto poco importe: la ciudadanía y la opinión pública ya han dado su veredicto.
* Foto de portada: marchas por Nisman, Plaza de Mayo. Crédito: La Voz del Interior
Desde 2006, Nisman -junto al magistrado Rodolfo Canicoba Corral- siguieron la llamada 'pista iraní' que culminó con el pedido de captura internacional de los sospechosos. Es sabido que, en privado, el fiscal supo quejarse ante sus allegados en relación al escaso respaldo recibido de parte del gobierno para llevar adelante sus investigaciones -las cuales siempre contaron con el visto bueno de la embajada estadounidense en Buenos Aires.
Haciendo un rápido recuento de los capítulos que hacen al caso AMIA, sirve recordar que, en septiembre de 2004, veintidós sospechosos fueron sobreseídos por la justicia local, dejando en evidencia los yerros del juez interviniente, Galeano, y los fiscales Mullen y Barbaccia. A posteriori, Alberto Nisman arriba como fiscal de la causa, contando el sólido respaldo de Néstor Kirchner. Durante el mandato del santacruceño, se intentó no fraternizar con los iraníes, pese a que contactos diplomáticos de Teherán buscaron por varios medios acercarse a la Casa Rosada. A tal efecto, en octubre de 2007 (apenas dos meses antes de la culminación del mandato de Kirchner), el Gobierno Nacional rechazó una oferta de su par en la República Islámica, que en mucho se parece al actual 'memorándum de entendimiento' -el objetivo primario de Teherán era quitarse a Interpol de encima.
El memorándum con Irán cambió por completo la posición Argentina en el mundo de las relaciones internacionales; lo cual derivó en un daño irreparable a las relaciones bilaterales con los Estados Unidos de América. El cambio del eje de la política exterior dedidido desde la Casa Rosada pasó de la interposición de presión multilateral contra la República Islámica, a pactar con ésta una suerte de mutua revisión de la causa argentina -y buscando, como contrapartida, la alternativa de que los acusados de nacionalidad iraní sean indagados en Teherán sin que se produjera su extradición.
En el ínterim, un dato de color: en noviembre de 2006, Aníbal Fernández prometió al entonces embajador americano en la Argentina, Earl Wayne, que la Administración de Néstor Kirchner jamás negociaría con el 'terrorismo iraní'. Cristina Fernández, por aquel entonces primera dama, no aportó mayores comentarios al respecto.
Al aprobarse en el Congreso el memo de entendimiento con Teherán y los ayatolás, Alberto Nisman defendía la tesis de la inconstitucionalidad y que el convenio constituía una clara e indebida intromisión del Gobierno de la República Argentina en la órbita judicial. 'Se violan el sistema republicano, la división de poderes, el debido proceso, la independencia de la Justicia y la igualdad ante la ley de los imputados, entre otros principios. Como consecuencia, se actúa en contra de lo establecido en numerosos tratados internacionales', afirmaría el fiscal.
Pese a sus esfuerzos por descubrir la verdad del atentado (en el cual su vida se extinguió), Nisman no gozaba de la simpatía de grupos de familiares de victimas de la AMIA en especial desde el grupo de Familiares, Sobrevivientes y Amigos de las Víctimas del Atentado a la AMIA y Memoria Activa -éstos se pronunciaron con vehemencia en defensa de Cristina Kirchner y su gobierno, pese al tratado firmado con la República Islámica. Su referente es Sergio Burstein, un reconocido operador kirchnerista en el seno de la colectividad judía (aunque no demasiado apreciado por ésta). Se trata del mismo núcleo que ha presionado con insistencia por el procesamiento de Mauricio Macri en el affaire de las escuchas teléfonicas. El jefe de gobierno porteño y su ex jefe de la Policía Metropolitana, Jorge 'Fino' Palacios, fueron procesados por el propio Alberto Nisman. Para las organizaciones oficialistas portadoras de un intenso lobby en la justicia, Nisman pasó de héroe a villano, ni bien el fiscal involucró en el tema escuchas al kirchnerismo.
El fiscal centró sus denuncias contra altos estamentos del poder político y la Casa Rosada, para luego aparecer muerto. Su final remite a un suicidio envuelto en el misterio, aunque quizás esto poco importe: la ciudadanía y la opinión pública ya han dado su veredicto.
* Foto de portada: marchas por Nisman, Plaza de Mayo. Crédito: La Voz del Interior
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@EricNesich
Sobre Eric Nesich
Es Licenciado en Periodismo y Licenciado en Ciencia Política. Columnista de El Ojo Digital especializado en temas económicos y financieros, y aficionado a la investigación relativa a fraudes y estafas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Argentina. Sus artículos son publicados regularmente en http://www.elojodigital.com/categoria/tags/eric-nesich. Su correo electrónico para consultas es eric.nesich@gmail.com.