Reconocimiento para Bielsa

El canciller y diputado electo por la capital federal, Rafael Bielsa, se mostró hoy como único responsable de la derrota del oficialismo en las elecciones porteñas, al afirmar: "Toda la culpa la tengo yo". Sin embargo, Bielsa, quien dijo que su "inexperiencia" como candidato pudo haber influído en el resultado adverso en las elecciones -en las que el Frente por la Victoria salió tercero-, aseguró sentirse tranquilo porque "cuando hago todo lo que tengo que hacer, tanto no me duele". El mundo del análisis político debería coincidir en reconocer al Canciller la gallardía que demostró durante la contienda. A pesar de haber sido vilipendiado por el Presidente Néstor Kirchner y otros funcionarios un sinnúmero de veces, desde mucho tiempo previo a la elección, Bielsa se mantuvo incólume. De hecho, fue tal vez el único funcionario que estuvo visiblemente fuera del círculo de obsecuencia que impera en los hombres del Presidente : Bielsa no toleró maltratos y amenazó reiteradas veces con bajarse de la candidatura en Capital, dado el escaso apoyo que recibiera desde el mismísimo gobierno. El Gobierno Nacional colaboró con la campaña de Bielsa, vertiendo importantes recursos públicos en la campaña electoral oficialista, y el Canciller debió soportar incómodas reuniones con allegados al Presidente, que le recordaban en forma permanente esta situación. Rafael Bielsa se vio, incluso en la necesidad de recurrir a la conocida herramienta de la mala política, que consiste en atacar permanentemente a los rivales y a descargar falsas acusaciones contra aquellos que finalmente lo superaron en la carrera electoral. El Canciller demostró acabadamente, que jamás se sintió cómodo con los métodos que el propio Presidente y allegados le impusieron. Sin dudas, un triste final político para un hombre que nada tiene que ver con el manejo prebendario y violento que los Kirchner tienen para con los asuntos importantes de la Nación.