ECONOMIA INTERNACIONAL: ROBERTO CACHANOSKY

Argentina y el congelamiento de precios: el plan de Roberto Feletti generará desabastecimiento y desocupación

Diocleciano, cuyo nombre completo era Cayo Aurelio Valerio Diocleciano Augusto...

22 de Octubre de 2021

 

Diocleciano, cuyo nombre completo era Cayo Aurelio Valerio Diocleciano Augusto, fue emperador romano -entre los años 284 y 305.

Roberto Feletti, Controles de precios, Renuncia de Alberto FernándezEn medio de una gran crisis económica, producto de la destrucción monetaria de esa época, que completó con la reforma que reemplazó el denario de oro y plata por el denario de cobre, profundizando la crisis inflacionaria. Es decir que degradó la moneda. Para intentar detener ese proceso, Diocleciano emitió un edicto en 301, por el cual establecía la pena de muerte para aquellos que retuvieran mercaderías y no las vendieran en el mercado. Lo que hoy en día se conoce como agio y especulación.
 
Sin embargo, a pesar de la dureza de las penas que establecía para aquellos que no respetaran los precios máximos y retuvieran mercaderías, su edicto fracasó: Diocleciano abdicó cuatro años después, alegando enfermedad.
 
Transcurrieron 1.700 años desde entonces, y los políticos argentinos siguen actuando como Diocleciano, aunque, afortunadamente, por ahora con menos violencia; con excepción de la instancia histórica en la que Juan Domingo Perón, en 1953, declaraba -desde el balcón de la Plaza de Mayo- que el gobierno estaba 'dispuesto a hacer cumplir los precios máximos, aunque tuviera que colgar a todos los comerciantes'.
 
Poco después, se sucedieron los controles de precios y salarios de José Ber Gelbard en 1974, de José Alfredo Martínez de Hoz cuando recurrió a una Tregua de Precios en marzo de 1977, rematando luego con la presidencia de Raúl Alfonsín, con el bautizado Plan Austral, entre otros congelamientos y controles de precios y salarios de esos años. Más aún, el secretario de Comercio de Alfonsín de la época tuvo el dilema de decidir si las empanadas de atún tenían que tener precio máximo para las Pascuas. Tal es el delirio de los controles de precios en la Argentina.
 
Todo parece indicar que el actual secretario de Comercio del Presidente Alberto Fernández, Roberto Feletti, quien ha declarado que 'la gente sea feliz para fin de año y no tenga que dejar en la caja del supermercado algún producto porque no lo puede pagar' y, en tal virtud, impone precios máximos, pero sin percatarse de que el Banco Central de la República lleva emitidos este año, en términos netos, AR$608.600 millones para financiar al Tesoro, de los cuales el 70% se concentró entre julio y el 4 de octubre.
 
Feletti parece desconocer el ABC de la economía por el cual, cuando se establece un precio máximo, se expande la demanda y se contrae la oferta.
 

Al respecto del funcionamiento del mercado
 
Lo lógico es que si un funcionario pone un precio máximo, lo ponga por debajo del cual está operando el mercado. Si el mercado opera a un valor de 100 para determinado producto, no tiene sentido fijar un precio máximo de 100, que es el que se están haciendo transacciones en forma fluída, o 10% superior. La lógica más elemental explicita que sólo tiene sentido establecer un precio máximo por debajo del precio de mercado. Esto es, establecer un precio artificialmente bajo.
 
¿Cuál es el efecto de un precio máximo? Entre otros, el desabastecimiento, el surgimiento de un mercado negro, etcéteras.
 
En economía, el gráfico que se utiliza en introducción a la economía cuando se explica el capítulo de precios, de las pendientes de las curvas de demanda D y la de oferta: O, de bienes y servicios, es el siguiente:

Cuadro, Oferta y DemandaAl precio P1 el mercado opera en equilibrio y se ofrece y demanda la cantidad C1. En consecuencia, en la situación presente, emerge Roberto Feletti y determina el precio máximo en P2. ¿Cuál será, entonces, la oferta bajo este nuevo precio artificial? La cantidad ofrecida bajará; se contraerá hacia el punto C2 y la demanda, estimulada por el valor artificialmente bajo, buscará tender al punto C3 de la curva.
 
La diferencia entre C2 y C3 es el desabastecimiento del mercado. Faltan productos en las góndolas.
 
Cuando se establecen compulsivamente precios por debajo de los del mercado, comienzan a faltar productos de las empresas que operan con mayores costos de producción. El factor a tenerse presente es que también desaparecen los productores marginales. ¿De qué se trata esto? En el mercado, no todas las empresas de un mismo rubro operan con los mismos costos. Algunas exhiben costos superiores a otras, pero las que registran costos más elevados pueden mantenerse, en razón de que sus costos de producción se sitúan por debajo del precio de mercado. Esto significa que su tasa de rentabilidad es inferior a la de sus competidores pero, de todos modos, podrán subsistir en ese mercado dado.
 
Supongamos que el precio de mercado es de 100 y que tenemos tres productores con tres costos diferentes para el mismo producto; por ejemplo: para A, es de 70; para B, de 80; y, para C, de 90. Si el secretario de Comercio fija unilateralmente un precio máximo en 85. ¿Qué sucederá? A y B podrán seguir operando; pero C, productor marginal, quedará afuera del mercado, por cuanto no estará dispuesto a producir a pérdida.
 
¿Qué logrará el secretario de Comercio Roberto Feletti con sus precios máximos? En primer lugar, restringir la oferta, dado que quedarán fuera del mercado algunos oferentes; en segundo lugar, generará desocupación, o bien impulsará el trabajo negro, y afectará la recaudación impositiva.
 
En definitiva, el deseo de Feletti de hacer feliz a la gente para fin de año de manera que no tengan que dejar productos en la caja porque no lo pueden pagar, no será posible. ¿Por qué? En razón de que ese producto no se hallará en cantidades suficientes en las góndolas y, para peor, habrá gente que pasará pésimas fiestas, porque su decisión generará desocupación y una consiguiente caída de ingresos.
 
Adicionalmente, olvida el secretario de Comercio que no son los costos los que determinan los precios, sino que son los precios que está dispuesto a pagar el consumidor por determinado producto el factor que determinará los costos en los que una empresa puede incurrir.
 
Es el consumidor el que, en definitiva, determina cuánto exactamente deben ganar el empleado, la secretaria, el operario, y los protagonistas de la cadena.
 
En síntesis, no solo la historia de los precios máximos de Diocleciano hasta nuestros días prueban la ineficacia de los controles de precios, sino que el secretario de Comercio es prisionero de una ilusión óptica: no son los precios los que suben; es el peso argentino el que se deprecia.
 
Roberto Feletti debiera hablar con los directores del Banco Central de la República Argentina, a efectos de que detengan el tsunami de pesos que está mandando al mercado, pues esto será mucho más efectivo que continuar en la senda de generación de inflación y desabastecimiento, con los consabidamente fracasados controles de precios.


 
Sobre Roberto Cachanosky

Profesor titular de Economía Aplicada en el Master de Economía y Administración de ESEADE, y profesor titular de Teoría Macroeconómica en el Master de Economía y Administración de CEYCE. Columnista de temas económicos en el diario La Nación (Argentina). Publica regularmente en el reconocido sitio web Economía Para Todos.