POLITICA : MATIAS E. RUIZ

Argentina: Marcos Peña Braun, el Saboteador. 'El Presidente hace lo que yo le digo'

Durante gran parte del mes de junio, la Administración Macri debió hacer frente a una miríada de contrariedades...

11 de Julio de 2018

Durante gran parte del mes de junio, la Administración Macri debió hacer frente a una miríada de contrariedades, todas las cuales supieron potenciarse a partir de la crisis cambiaria. Ese desmoronamiento de gruesas cuotas de confianza en la capacidad de la gestión a la hora de lidiar con tormentas en el orden macroeconómico se tradujo en un frugal reverdecer de las aspiraciones electorales del espectro de oposición ('peronismo republicano', kirchnerismo), coloreadas aquéllas con la amplificación de encuentros políticos tras bambalinas -allí donde los más versados prefieren prestar mayor atención a la agenda de mitines y brumosos conciliábulos organizada por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Don Ricardo Lorenzetti. Para algunos, el jurista dilecto del columnista dominical Joaquín Morales Solá oficia hoy de peculiar anfitrión en un aggiornado simulacro de Jabonería de Vieytes, que se lleva a cabo sin respetar, necesariamente, consistencia de calendario.

A posteriori, y tal como viene sucediendo con pasmosa frecuencia desde que el consorcio cambiemita aterrizara en Balcarce 50, eventos que inicialmente portarían una reducida probabilidad de ocurrencia hacen su aparición, para colarse en las mesas de arena. 'Abuso del error no forzado' es la interpretación que comienza a ser empleada a los efectos de trazar una ponderación comportamental sobre las figuras del gobierno. Los mismos han echado mano de esa etiqueta para evaluar la reciente performance de actores centrales de la talla de Marcos Peña o Elisa Carrió.

Marcos Peña, Mauricio MacriAsí, pues, la introducción del 'error no forzado' semanal ha quedado a cargo, precisamente, del Jefe de Gabinete Peña, sacudiendo el tablero en lo que respecta a la cuestión del Decreto 727. Entre sus tipificaciones y considerandos, este instrumento jurídico-legal -patrocinado por la gestión de la ex Ministro de Defensa kirchnerista Nilda Garré y su entonces jefe, el ex mandatario Néstor Carlos Kirchner- impidió taxativamente a las Fuerzas Armadas de la Nación el involucrarse activa o pasivamente en escenarios de conflicto interno de magnitud. El Presidente Mauricio Macri puso de suyo para proceder a la inmediata remoción de aquellas restricciones, a la luz de las nuevas amenazas con que debe lidiar el orbe occidental, y tomando como base los modelos estadounidense y europeo -cuyas fuerzas de seguridad complementan su esfuerzo con el aporte del espectro militar.

A escasas semanas del redespliegue de elementos de las FF.AA. en el plan operativo Escudo Norte -punta de lanza y, si se quiere, estreno del poder de disuasión castrense en el marco de un rediseño de hipótesis de conflicto que hoy devienen en fundamentales (combate contra el tráfico de drogas, crimen organizado y terrorismo)-, presentáronse alternativas posibles tendientes a recomponer los haberes de los uniformados. En tal sentido, la propuesta elevada por el jefe de Estado Macri se resumió en un blanqueo idéntico al defendido durante 2016, y en un incremento en el haber salarial percibido que será, en mucho, similar al otorgado a las fuerzas de seguridad. Las opciones habían sido presentadas desde el Ministerio de Defensa, consensuadadas debidamente con los Jefes de las Fuerzas y presentadas al jefe de Estado. Macri no solo dio su aprobación sino que, ipso facto, instruyó a Gabinete y Hacienda para que se procediera con su instrumentación. No obstante, la prerrogativa presidencial fue marginada por por terceras líneas pertenecientes a la Jefatura de Gabinete; éstas -planilla Excel mediante- se avinieron a confeccionar su propio texto de Decreto que devino en la fabricación del 'malestar' castrense; allí donde no lo había.

En la práctica, los objetivos presidenciales se vieron intempestivamente obstaculizados por, en primer término, demoras injustificadas en la Comisión de Acuerdos del Senado que entiende sobre ascensos de personal militar. En un segundo apartado, la Jefatura de Gabinete -por iniciativa del propio Marcos Peña y a espaldas de la cartera de Defensa- optó por limitar severamente el arreglo salarial defendido por el Presidente, conforme se describiera líneas arriba. En el ínterin, la pasada semana se disparó una concatenación de cortocircuitos que terminaría por explicitar los alcances de la incomunicación entre Macri y su propio Jefe de Gabinete de ministros.


Una nebulosa operación de prensa -cuyo origen y manufactura se ha atribuído, sin mayor preámbulo, a Peña Braun- difundió noticias jamás verificadas que versaban sobre 'malestar y descontento militar', involucrando 'retiros y airadas protestas'. Maniobra que proponía como fogoneros de la molestia a núcleos de uniformados 'retirados', en lo que constituyó un calco de las operatorias montadas en su oportunidad por la agenda del kirchnerismo (2003-2007), que precisaba imperiosamente de un enemigo identificado con las Fuerzas Armadas. En el complemento, Marcos Peña sumaría sospechosas adhesiones entre comunicadores sociales en todo disímiles (desde Alejandro Fantino hasta Carlos Pagni [Odisea Argentina]; el último suscribió, en una presentación con Juan Miceli, el libreto peñista). Al fantástico relato destituyente, el Jefe de Gabinete le agregaría luego el accionar callejero de la Iglesia Católica. Obviando que la puja Casa Rosada-Vaticano, en rigor, obedece a que Mauricio Macri decidió eliminar a la curia de la intermediación en la recepción de subsidios, que el Gobierno Nacional remite en forma directa a sacerdotes de barrios carenciados. Inevitable corolario: el intervencionismo antimilitar de Peña está alienando la relación de Macri con Washington, en donde los entendidos en Defensa y Seguridad Internacional del gobierno de Donald Trump han comenzado a dudar del compromiso de la Administración.

Tal como sucediera en la previa de la crisis cambiaria, el Jefe de Gabinete de Macri se exhibió como generador de incendios cuya extinción él mismo terminaría por autoasignarse -eso sí: proclamándolo a viva voz ante los medios de comunicación. A la luz de los hechos, se evidencia un inquietante hilo conductor en el comportamiento de Peña Braun, responsable primigenio en la desprolija y desaprensiva eyección de Alfonso Prat Gay y de Carlos Melconian. Pero Peña también tuvo un rol central en la salida del ex presidente del Banco Central de la República, Federico Sturzenegger -subcapítulo en donde el esfuerzo panfletario de la JGM logró imponer una demonización del ex conductor del BCRA en la mente del consumidor promedio de noticias. De lo que surge que Peña Braun, a la postre, no parece servir a los objetivos de 'Cambiemos', sino que procede con la inocultable meta de encumbrar su propia glorificación y deificación. Cultor de la marcha y contramarcha, su eslogan favorito es edulcorar los oídos de interlocutores y asesores cercanos con una arriesgada sentencia: 'El Presidente hace lo que yo le digo'. Irónicamente, su principal fortaleza -esto es, el contar con un abultado presupuesto, sobre el cual no existe rendición de cuentas alguna- se presenta como su talón de Aquiles. Al igual que con Daniel Osvaldo Scioli, no pocos periodistas ven en el Jefe de Gabinete la posibilidad de alzarse con un holgado salvataje financiero, menospreciando no ya la primicia sino incluso la más elemental confirmación de datos.

Así las cosas, el protagonismo de Marcos Peña Braun es relevante, aunque no debido al valor intrínseco del personaje de referencia (pues cotiza a la baja): lo es en virtud de que su probada incompetencia en mucho ha contribuído a diluír la ponderación que la ciudadanía tiene del Presidente. El fatigoso proscenio que el Jefe de Gabinete ha puesto de suyo en hilvanar ha compelido a Mauricio Macri a definir como 'fecha límite' al próximo mes de enero. Instancia en la que él mismo, en soledad, determinará si acaso María Eugenia Vidal -franca personificación de la peor pesadilla populista en el horizonte nacional- habrá de ser ungida como su sucesora. Será la numerología (en una combinatoria de macroeconomía y popularidad) la que sellará la decisión. 


 

Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.