POLITICA: PABLO PORTALUPPI

Un enigma llamado Daniel Scioli

No son pocos los que creen que el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Osvaldo Scioli

09 de Enero de 2015
Existen quienes estiman que el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Osvaldo Scioli, podría convertirse en el próximo presidente de la Argentina. El principal argumento de quienes respaldan esta tesis es que el referido terminará recogiendo el apoyo y los votos de gran parte del peronismo -mayoría en el país, según entienden- en desmedro de Sergio Tomás Massa. A ese acopio de sufragios, Scioli sumaría otro tanto del electorado independiente, tratándose de un dirigente que parece gozar de cierta aceptación. Recurriendo a terminología callejera, los adeptos del sciolismo regurgitan: 'A Scioli no le entran las balas'.

El derrotero del Gobernador se presenta tan curioso como ambiguo; en su declaratoria oficialista, supo siempre mantener una coherencia -desde 2003 hasta el día de la fecha. Sin embargo, también supo revistar cómodamente en el menemismo, el cavallismo y el duhaldismo, de acuerdo a los mandatos de cada temporada. Con todo, los medios de comunicación parecen no enrostrarle esos múltiples pasados, aunque sí lo hacen con otros dirigentes. Así lo explica un funcionario de su Administración: 'Daniel es, básicamente, un hombre de diálogo. Es abierto y sin rencores. El es peronista; por ende, siempre va a apoyar a los gobiernos peronistas. Por otra parte, la mayoría de los dirigentes del partido lo apoyan. Y son muchos más de los que se conocen'. La confesión del interlocutor es atendible, pero no alcanza a la hora de buscar explicación para un sinnúmero de enigmas.

Baste decir que es harto difícil mensurar su gestión en la Provincia. Buenos Aires comporta una extensión territorial de importancia y su dinámica es sobradamente compleja; la tarea de gobernar es compartida con centenarse de intendentes y jefes comunales en control de los diferentes distritos bonaerenses. Mar del Plata se presenta como un caso testigo, contabilizando grandes obras con fondos provinciales mientras que, en simultáneo, registró la clausura de una veintena de comedores escolares; dos son las escuelas clausuradas a partir de problemas edilicios graves, y se conoce de organismos municipales que desde hace meses no reciben los fondos para lo indispensable. Un caso es el del ENOSUR (Ente de Obras de Servicios Urbanos), cuyos empleados se quejan de no 'tener ni siquiera aceita para arreglar las camionetas. Repuestos, olvidáte'. O por qué no referirse al EMTUR (Ente Municipal de Turismo), cuyos proveedores continúan acumulando servicios impagos desde enero de 2014. El Consejo Escolar remite a otro asunto igualmente espinoso: sobran proveedores que no cobran desde hace, al menos, dos años. Una fuente municipal consultada por este medio refiere: 'Plata para todo, no hay. Entonces, se prioriza lo que se ve'. Honestidad brutal, podrían acusar algunos.

¿Hasta qué punto es Daniel Scioli responsable de la delicada situación? En el Consejo Escolar, hay quienes afirman que la Provincia giró los fondos respectivos. Otros sostienen que el dinero presupuestado es insuficiente. Idéntica versión a la oída en un hogar a cargo de niños huérfanos y/o discapacitados: 'La Provincia gira la plata en tiempo y forma, pero el problema es que el cupo es de $6 por chico. Y con eso tenemos que darles de comer, vestirlos, comprar sábanas, toallas. ¿Cómo hacemos?'

En cercanías del Gobernador se busca justificar el escenario: 'La Provincia explica el 40% de la recaudación tributaria nacional. Pero recibe solo el 23% de coparticipación'. Tras lo cual sería lícito preguntarse por los motivos que empujan a Scioli a eludir su responsabilidad, esto es, reclamar lo que corresponde. 'Sencillamente, porque la Constitución de 1994 establece que, a los efectos de modificar la Ley de Coparticipación Federal, deben estar de acuerdo todas las provincias del país. ¿Cómo hacemos para que Uribarri (Gobernador de Entre Rios), o Chaco, o provincias radicales nos cedan su 1%?. Imposible. Entonces, Daniel prefirió no perder tiempo en discusiones que no van a llegar a nada, y optó por arreglarse con lo que hay', replica el funcionario consultado.

Complementariamente, es interesante observar que, cerca de la figura del Gobernador, los protagonistas describen los hechos con las mismas palabras que emplearía su jefe político: nadie comparte mayores definiciones, al tiempo que cuidan cada concepto verbalizado. 'Fijate que a Massa lo agarraron con los Wikileaks hablando pestes de Kirchner, al que trató de psicópata, y a Daniel no le pudieron encontrar nada, simplemente porque nunca dice cosas semejantes de nadie'. Semanas atrás, trascendió hace poco que el Papa Francisco habría sugerido al magistrado federal Ariel Lijo no confundir prudencia con cobardía. Reclamo que, curiosamente, suele caer sobre los hombros de Scioli. Otro ex funcionario, vinculado a temáticas de seguridad, asegura: 'El Gobernador es un buen tipo, pero demasiado tolerante. Y eso, a veces, lo hace ser muy dubitativo. También es muy básico. Para atacar la inseguridad, llena de policías las calles. Es como un Director Técnico de Fútbol que, al ver que su equipo no hace goles, mete cinco delanteros. Eso no asegura nada. Lo que hay que hacer es que el equipo funcione'. El hombre sabe de lo que habla: se trata de un ex policía con décadas de servicio. Los defensores de Daniel Osvaldo Scioli no dudan en afirmar que el jefe, cuando menos, suele referirse a los temas que más preocupan a la gente, como ser inseguridad, inflación, salud, educación. Sus detractores piensan lo mismo; solo rematan que el mandatario cita tales variables, pero que rara vez aporta soluciones para ellas.

Párrafo aparte merece la tortuosa relación del protagonista con los Kirchner. El reciente culebrón que se armó por su visita al Espacio Clarín en Mar del Plata volvió a poner sobre el tapete este inenarrable vínculo. Cerca suyo argumentan: 'Con Néstor en vida, era distinto. Lo recibía, hablaban seguido, le adelantaba fondos. Pero con su muerte todo cambió. Cristina no tolera lo que representa culturalmente Daniel'. Tal vez haya pasado desapercibido que el ex presidente, previo a su deceso, retó a Scioli en público, pidiéndole que dijera quién era el que le 'ataba las manos' (con el problema de la inseguridad). ¿Se refería el difunto esposo de Cristina Fernández a Hugo Matzkin, de manera elíptica? En otro andarivel, fue el propio Néstor Kirchner quién le vació la secretaría de Turismo en 2003, cuando el entonces Vicepresidente osó insinuar que se volvía necesario incrementar gradualmente las tarifas de los servicios púbicos. Desde aquella oportunidad, el actual Gobernador no ofrece definiciones claras sobre tema candente alguno. Ciertos comentaristas de ocasión recuerdan que fue aquel hecho el que signaría su vida política -y que fundamentaría el desprecio que le reserva el llamado kirchnerismo duro. Aunque sea precisamente éste circuito de ásperos críticos el que prefiere olvidar que Néstor Kirchner habíase referido a Carlos Menem como 'el mejor presidente de la historia del país'.

Daniel Osvaldo Scioli es, a todas luces, indescifrable. Es un hombre desligado -para el inconsciente colectivo- de episodios de corruptela, aunque aún reste atender a las potenciales repercusiones del reciente trabajo de este medio que expone la relación de la Señora Karina Rabolini y la Fundación BaPro con firmas comerciales establecidas en suelo estadounidense.

El ex hombre de la motonáutica es tratado con cordialidad por la prensa en general; supo navegar con presteza en el mar de tiburones peronista y, en particular, con los intendentes del conurbano. Difícil sería negarle algún mérito. Es de los pocos dirigentes con posibilidades de mezclarse entre las populosas playas marplatenses, que ha decidido caminar hasta finales del mes en curso. Gusta de jugar al fútbol 5 con Marcelo Tinelli y oficiar de maestro de ceremonias para los Pimpinela o Cacho Castaña.

Sin embargo, el Gobernador bien podría ir pensando las respuestas para las preguntas que el ciudadano de a pie tiene en mente, desde ahora. Si llegara a la Presidencia de la Nación, ¿qué hará con la Ley de Medios? ¿Lo dejará gobernar La Cámpora?¿Tolerará la vigencia de los recientes nuevos Códigos aprobados por el Congreso con mayoría del FPV? Y otras tantas.

Por otro lado, los asesores de su núcleo íntimo podrían convencerlo sobre la inconveniencia del cambio. ¿Para qué cambiar, si hasta aquí no le ha ido mal? En tal caso, el enigma no sería Scioli, sino la propia ciudadanía.

 
Sobre Pablo Portaluppi

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital, reside en la ciudad de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Su correo electrónico: pabloportaluppi01@gmail.com. Todos los artículos del autor, agrupados en éste link.