ESTADOS UNIDOS: JIM DE MINT

Jonathan Gruber, reflejo de la izquierda antidemocrática

El arquitecto clave de Obamacare, Jonathan Gruber, se ha propuesto últimamente como un enorme foco de atención...

18 de Diciembre de 2014

El arquitecto clave de Obamacare, Jonathan Gruber, se ha propuesto últimamente como un enorme foco de atención, a raíz de despectivos comentarios vertidos en relación a sus conciudadanos.

En una serie de videos tomados en diversas conferencias y charlas, entre 2010 y 2013, Gruber afirmaba que fue necesario ocultarle al pueblo estadounidense los efectos de Obamacare debido a la 'estupidez del votante americano'. El catedrático del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), señaló que 'la falta de la transparencia' era 'una enorme ventaja política' a la hora de redactar dicha legislación y comparó a sus críticos con 'mis hijos adolescentes'.

Para colmo de males, nos enteramos de que Gruber recibió casi US$6 millones del dinero de los contribuyentes en pago por sus diversos servicios en el diseño y consultoría de Obamacare.

El pasado martes, esta arrasadora desgracia desembocó en una audiencia especialmente dura del Comité de Supervisión y Reforma del Gobierno, que acabó dándole al penitente Gruber una reprimenda de padre y muy señor mío.

¡Ay!

Aunque no me gusta estar en desacuerdo con la formidable Rep. Cynthia Lummis, (Republicana por Wyoming), estimo que a Gruber debería otorgársele una medalla a la honestidad.

No me malinterpreten por eso: las opiniones vertidas por Gruber sobre sus compatriotas son despreciables. Pero él sólo estaba haciéndose eco de un sentir común entre la izquierda estadounidense: Usted es demasiado tonto para encargarse de su propia vida. Simplemente es una rareza que nos lo digan tan directamente.

La actitud de la clase política de Washington en general —y de las élites progresistas en particular— es que los ciudadanos estadounidenses no son lo suficientemente inteligentes como para tomar sus propias decisiones. El pueblo debe ser engatusado, engañado, amenazado; de plano, es necesario mentirle con el objetivo de lograr el bien mayor.

Tomemos, por ejemplo, la evaluación de Gruber sobre el argumento impuesto/tasa que está en el epicentro de la aprobación de la ley Obamacare y posteriormente en la lucha ante la Corte Suprema:

 

Este proyecto de ley fue escrito de una manera tortuosa para asegurarse que la CBO [Oficina de Presupuesto del Congreso] no denominara el mandato como impuesto. Si la CBO hubiera denominado el mandato como impuesto, el proyecto de ley habría muerto. Bueno, se escribió así justamente para que se aprobara.

Esto es absolutamente cierto. Todo el mundo en Washington —en ambos lados de  los pasillos del poder— sabía que ésta era una maniobra clave para lograr que se aprobara Obamacare. Lo escandaloso aquí no es lo que dijo Gruber, sino que se atreviera a admitirlo.

Gruber sigue los pasos de la gran tradición de los progresistas: hacerse pasar por defensores del hombre común y corriente, sólo para darse cuenta de que el hombre común y corriente no comparte necesariamente los mismos objetivos. Por lo tanto, de alguna forma se debe engañar al ciudadano estadounidense común y corriente. Es por su propio bien, caramba…

Es un modo de pensar profundamente antidemocrático pero demasiado común entre las personas en el poder. A comienzos de este año, Associated Press reconoció que el gobierno de Obama es el menos transparente de la historia. Esta Administración ha procesado en las cortes de justicia a informantes de irregularidades, ha atacado a periodistas y tenía al IRS presionando a grupos activistas. Esta administración justifica su comportamiento con la actitud de que 'Papá sabe más que tú'.

Si uno da por sentado que los opositores políticos simplemente “se aferran a sus armas o a la religión” por pura amargura, es mucho más fácil racionalizar el efecto sobre la Primera y Segunda Enmienda. Si uno está convencido de que es imposible que la gente pueda vivir su vida bien por sí misma, termina creyendo en la microgestión de los almuerzos o la reducción del tamaño de las gaseosas.

Hasta podría verse tentado de determinar qué opciones de atención médica podría Ud. tener.

Pensar que uno sabe lo que es mejor para el pueblo estadounidense, de hecho, que sabe más que el mismo pueblo, desemboca en una violación aún mayor de sus mejores intereses: les quita la libertad de decidir por sí mismos.

Infortunadamente, existe mucha más gente en el gobierno que piensa como Jonathan Gruber.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/12/15/gruber-reflects-undemocratic-left/

 

Sobre Jim DeMint

Presidente de la Fundación Heritage (think tank con base en Washington, D.C.), y ex senador estadounidense por el Estado de Carolina del Sur, para el Partido Republicano. Publica en el sitio web estadounidense The Daily Signal.