Putin puede haber perdido a una de sus mejores amistades: Angela Merkel
El show estadounidense 'Saturday Night Live' suele oficiar de buen barómetro a la hora de...
El show estadounidense 'Saturday Night Live' suele oficiar de buen barómetro a la hora de medir qué es lo que está sucediendo en el mundo. La pasada semana, su sketch de apertura se refirió al modo cómo los quisquillosos estadounidenses se han echado encima del presidente Obama en lo que respecta a inmigración, la cual arroja al Estado de Derecho rodando por las escaleras del Capitolio.
Pero, más tarde, en la emisión del show 'Weekend Update', una imitación de la Canciller alemana Angela Merkel (personificada por Kate McKinnon), probó ser todavía más entretenida. McKinnon caracterizó la frustración de Merkel con el hombre fuerte de Rusia, Vladimir Putin, en la reciente cumbre del G-20.
Si acaso Putin ha perdido la amistad de Merkel -y parece que, efectivamente, así fue-, entonces Moscú tendría menos razones para celebrar en estas Fiestas. Se hará cada vez más difícil apoyar a Putin en los días que vendrán.
A lo largo de la sostenida agresión perpetrada por la Federación Rusa contra Ucrania, Merkel intentó oficiar como mediadora entre Putin y Occidente. Aún después de que Moscú anexó Crimea, derribó el vuelo MH17 de Malaysian y combatió abiertamente junto a la insurgencia rebelde, Alemania insistió en su búsqueda para 'arreglar las cosas'.
Lo que anima a Merkel no es un deseo desesperante para anotarse su propio Premio Nobel de la Paz. Esto se trata de dinero: Alemania comparte poderosos lazos económicos con Rusia.
El plan de la Canciller coincidió con sentarse en el G-20 y conversar abiertamente con Putin. Pero el presidente ruso, que habla un aleman impecable, invirtió sus cuatro horas con Merkel, llevándola de lado a lado.
Merkel no se fue feliz de ese encuentro.
Al ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, tampoco le fue mejor en sus conversaciones bipartitas en Moscú. En ocasión de la conferencia de prensa de clausura, deslizó su evaluación: 'No hay razón para ser optimistas, bajo las circunstancias actuales'.
Y a Putin, ello no parece importarle. El se muestra listo para arreglárselas en soledad, ignorando las preocupaciones de las potencias extranjeras y concentrándose en granjearse apoyo popular en casa.
La maquinaria mediática rusa está haciendo todo lo que puede para asistirlo, nutriendo a Putin y promoviendo la discordia entre sus enemigos a través de un bombardeo constante de mensajes dirigidos, rumores e interpretaciones antojadizas de la realidad. La televisión y la radio moscovitas, por ejemplo, se muestran ocupadas inflamando el sentimiento contra el desarrollo del gas esquisto (shale gas) en Rumanía y Bulgaria, mientras que simultáneamente celebra un proyecto de gasoducto que beneficia a Rusia.
En el terreno doméstico, Putin entretiene a las masas para fogonearse apoyo. La juventud rusa parece mostrarse particularmente enamorada con su presidente. Un movimiento de moda, autodenominado 'Set', se exhibe dedicado a la ensoñación patriótica y pro-putinista enfocada hacia otros de su generación.
Pero, en vistas del creciente aislamiento de cara a Occidente, el jugar a ser 'cool' podría no ser suficiente para Putin por demasiado tiempo más. Aún cuando él y sus amigotes tengan más dinero que el que podrían llegar a gastar, lo propio no puede decirse del resto de Rusia.
Los bancos rusos exhiben un aproximado de US$192 mil millones en deuda externa, y carecen de activos reales para equilibrarla. El banco central del país anunció recientemente que espera crecimiento económico 'cero' para 2015.
Y ello no se debe mayormente a la caída de los precios del petróleo, ni a las sanciones interpuestas por Occidente a raíz de lo sucedido con Ucrania. La totalidad de las aventuras externas de Putin -desde el respaldo a al-Assad en Siria, pasando por la guerra en Ucrania y por el despliegue de bombarderos para hacerlos danzar alrededor del espacio aéreo estadounidense- están cobrándose la factura.
Y la serie de insultos con que Putin responde a los recibidos por él -el caso de las 'sanciones' contra Occidente- solo logran interponer un freno adicional a la economía rusa.
Y, ¿qué tan mal está desempeñándose la economía bajo Putin? El objetivo inflacionario del banco central para 2014 era del 4%. Pero ese índice ya ha sido duplicado. Y el rublo ruso ha perdido el 42% de su valor, solo el año pasado.
Por si las noticias económicas no fueran suficientemente malas para los rusos, éstos tienen más de qué preocuparse. La respuesta de Putin frente a las medidas de Occidente se basaron en acercarse aún más a Irán y a China. Pero tomar partido con un Estado que oficia de sponsor para el terrorismo y con otro con un triste registro en materia de derechos humanos no es camino -junto con una economía destartalada- para ayudar a que el pueblo ruso se sienta más seguro. Y tampoco lo es acurrucarse con un imperio de tamaño desproporcionado que promete convertir a Moscú en un socio muy pequeño.
La fanfarronería de Putin puede ser atractiva para muchos rusos, pero él les ha repartido las peores cartas. Sus políticas han acelerado la declinación de la economía rusa, y es probable que su agresiva política exterior le haga más enemigos entre la gente que debería ser su respaldo, acercándolos a naciones de las que mejor sería alejarse.
Estas noticias le quitan la alegría a las Fiestas de fin de año.
Aquí, en los Estados Unidos, sería bonito poder decir: 'Ese es un problema de Putin', y olvidarse de Rusia. Pero las potencias en declinación exhiben una desagradable tendencia a provocarle problemas también a viandantes inocentes. Solo baste recordar a Austria y Hungría en 1914.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/12/06/putin-may-just-lost-one-best-friends-angela-merkel/
Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.