POLITICA: POR EL DR. OSVALDO JOSE CAPASSO

El principio del fin, segunda parte: camino hacia una segunda derrota

Después del duro revés sufrido en la elección de la Ciudad Autónoma, el desconcierto y el temor se han apoderado del Gobierno Nacional y su puñado de seguidores.

20 de Julio de 2011

Como era previsible, apelaron nuevamente a la descalificación gratuita y al enfrentamiento, ya no sólo contra los candidatos vencedores, sino también contra los votantes.

Rápidamente, enviaron a sus contratados “sicarios de la dialéctica” a desparramar diatribas en contra de quienes consideran “sus enemigos”.

Así, Fito Páez, Aníbal Fernández, Horacio González, Sergio Burstein -entre otros- dejaron expuesta claramente su raíz totalitaria, tan nociva como la que muchos de ellos suelen criticar.

Es lógico. El populismo sobrevive donde existen formas de gobierno- no democráticas o anémicas- de esas características esenciales.

En efecto, en su afán de manejar un clientelismo cada día mayor y absolutamente carente de educación, se van transformando, a su vez, en conductores políticos brutos y brutales, tanto en sus maneras como en su formación.

Después de haber gobernado el país durante casi una década, pocos dudan de la pobreza intelectual de quienes ocuparon el sillón presidencial, como de quienes formaron parte del gabinete nacional.

Néstor Kirchner (Q.E.P.D.) ha sido un magnífico manipulador, a través del temor o de la dádiva, pero con pocas condiciones para convertirse en estadista, ya que no gozaba de una suprema inteligencia.

Cristina Fernández, dueña de una retórica y de un discurso convincente, tampoco tiene dotes de estadista porque -al igual que su difunto consorte- carece de la inteligencia imprescindible para ello.

Ese es el motivo por el cual los miembros del Gabinete, necesariamente, no deben tener ideas propias y, en líneas generales, se trata de personajes oscuros y de condiciones limitadas, ya que jamás podrían brillar más que sus “jefes”.

De allí, hacia abajo, la construcción sigue el mismo derrotero.

La gran masa es manejable, en tanto y en cuanto más embrutecida y necesitada se encuentre.

Entregar planes a millones de personas, en lugar de crear fuentes de trabajo, es la estrategia ensayada para sojuzgar a la clase trabajadora.

El trabajo es “dignificante”, “genera conciencia de clase” y permite que miles y miles de ciudadanos interactúen cotidianamente. Pero ello los convierte en “peligrosos”, porque comienzan a tener dudas, a interrogarse sobre cuestiones que incomodan a quienes manejan discrecionalmente el poder.

Si la población “piensa”, ello representa un riesgo que puede desafiar las estructuras enriquecidas durante años por la corrupción y el desmanejo de fondos públicos.

Es así que no encontraremos ejemplos en la historia mundial de gobiernos populistas, colectivistas y /o totalitarios que hayan forjado el bienestar general de su pueblo, ni convertido en potencia al país que hayan conducido con esa receta.

Aún con todos los errores por corregir, el capitalismo es el único sistema que ha garantizado “libertad e igualdad” en la medida de sus posibilidades.

La ex Unión Soviética, Cuba, Venezuela -entre otros malos ejemplos de países- han sido una muestra clara de pobreza, marginación y baja formación educativa que impide la “libre elección” a sus ciudadanos, quienes son rehenes de un sistema de pensamiento único, clientelista y prebendario.

Entretanto, Cristina Fernández atraviesa, en nuestro país, otra semana complicada, que tendrá su corolario durante la segunda estación de este camino que he dado en llamar “el principio del fin”.

Los analistas políticos pagos por el gobierno ensayan una explicación tan burda como absurda.

Quieren convencernos que aquellos que no han votado por Daniel Filmus, y que probablemente no voten por Agustín Rossi, en la elección presidencial de octubre votarán por Cristina Fernández.

No existe razonamiento lógico que pueda abonar esta disparatada idea. Solamente un iluso puede imaginar un escenario de esas características.

Pero las elucubraciones finalizarán el próximo domingo 24 en la Provincia de Santa Fe. Y ahora no habrá excusas válidas, ya que la Presidente apoya claramente a su candidato del Frente para la Derrota, don Agustín Rossi.

Los votos que éste obtenga serán, en definitiva, los que apoyan la reelección de la actual mandataria. No hay lugar para más chicaneos.

Hay que tener en cuenta que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, representan -sumados- casi el 30% de los electores del país.

Si, además, consideramos que Mendoza y Entre Ríos son también distritos importantes en los cuales el oficialismo no supera el 35% de los votos, es sencillo colegir que en la Provincia de Buenos Aires deberían lograr un caudal de votos que duplique los obtenidos en el 2009. Esto aparece como altamente improbable, más aún habiéndole dado la espalda al peronismo ortodoxo y al sindicalismo histórico.

En resumidas cuentas, y tal como lo he venido sosteniendo desde hace tiempo, el caudal electoral del oficialismo a nivel nacional se encuentra actualmente en una franja que va desde el 27 al 35%.

Con dicho panorama, aún cuando se suspendan las elecciones primarias del 14 de agosto, la sensación que parece haberse instalado en el grueso de la población es que en octubre finaliza el experimento Kirch-Cristinista, ya sea con o sin Cristina Fernández de candidata.

Por más esfuerzos que hagan por esconder la basura debajo de la alfombra, el affaire “Madres Constructoras” y “Abuelas Desmemoriadas” de Plaza de Mayo, la corrupción, la traición, la soberbia, los sometimientos, el desprecio y las mendacidades, etc., son hechos que -más temprano que tarde- agotan a un pueblo, que suele ser demasiado tolerante y pacífico pero que no mastica vidrio.

O, al menos, no lo traga.


Por el Dr. Osvaldo José Capasso -Abogado-, para El Ojo Digital Política
e-Mail: osvaljo01 @ hotmail.com

Por el Dr. Osvaldo José Capasso -Abogado-, para El Ojo Digital Política