INTERNACIONALES: JOHN MARULANDA

América Latina y la caída de Kabul

En el presente período post Kabul, los cerebros de los analistas y los ojos del mundo...

25 de Agosto de 2021

 

En el presente período post Kabul, los cerebros de los analistas y los ojos del mundo están atentos al Mar del Sur de China y al estrecho de Taiwán, variables que recalibrarán la fortaleza y la actitud estadounidenses como primera potencia militar del mundo. América latina, en este 'interesante' mapa geoestratégico, ha entrado discretamente a jugar su papel de reparto.
 
Fuerzas estadounidenses en Afganistán, John Marulanda, Opio, América LatinaLa 'caída de Kabul' pronostica, para nuestra región, una ofensiva política, diplomática, económica, mediática y eventualmente militar de los Estados Unidos de América. Este país deberá lavar la cara frente a los ataques mediáticos de Rusia y China que se burlan de su 'supuesto poder global' y que enfatizan la no confiabilidad en el apoyo de Washington, mensaje en extremo sensible para Brasil y Colombia, a menos de un año de sus elecciones y con las capacidades cibernéticas de Moscú y Pekín, previamente demostradas a estos gobiernos de centroderecha.
 
Colombia, el mejor amigo de los EE.UU. en la región, ha acudido a su llamado de apoyo humanitario, y albergará a unos cuatro mil refugiados afganos, que se trasladarán al país del norte en un impredecible futuro. La gran diferencia con unos diez mil migrantes haitianos, cubanos, venezolanos, asiáticos y africanos varados en Urabá, frontera con Panamá, es que a estos musulmanes los financiará la potencia. Y el primer hotel en ser utilizado para su albergue será el de la Caja de sueldos de los militares retirados.
 
Se habla de una posible infiltración de miembros de organizaciones radicales islamistas entre los migrantes afganos y el potencial riesgo que representarían contra la seguridad pública de los países que los hospedarán. Pero, hasta el momento, al-Qaeda, ISIS y Hezbolá no están interesados en abrir un nuevo frente de batalla, especialmente en este baluarte cristiano, sino en usufructuar las ganancias del crimen organizado transnacional de la cocaína y la minería ilegal (el coltán y el oro producen tanto o más dinero que la cocaína) cuyos fondos ilícitos lavan hábilmente.
 
Los afganos, en general, conocen el asunto del contrabando de opio (llegó a ser casi la mitad de su PBI en años anteriores) y no extrañarán el negocio de la cocaína. Sin embargo, en razón de su idioma, cultura y condición, será relativamente fácil su control.
 
El verdadero riesgo de tener afganos 'temporalmente' pagos por los Estados Unidos, es que se instauren guetos, zonas de no intromisión, como en Paris, Madrid, Fráncfort o Londres. Islas en donde impera la sharia, no necesariamente en su versión Talibán, y en donde el Estado, sus leyes y su policía, no aplican. La mejor apuesta caribeña, no obstante, es que estos afganos terminarán bailando cumbia o salsa, comiendo arepa, aficionados al guayoyo, y pariendo crías colombo-afganas.
 
De caer el poder político de Colombia en manos de la izquierda amiga de Chávez, lo hemos dicho, el desprestigio militar estadounidense tras los eventos de Afganistán y el asentamiento de China, Rusia e Irán principalmente en Venezuela, obligaría al Pentágono a tomar cartas serias en el asunto; si es que no las están tomando ya.
 
Finalmente, el asunto podría terminar en una guerra entre señores de la guerra del ELN, las FARC, Hezbolá, los cárteles mexicanos, bandas delincuenciales venezolanas tipo Tren de Aragua, mafias europeas y asiáticas, militares nacionales y extranjeros -y otras organizaciones ilegales. Algo que ya se está viendo en Arauca-Apure.

En este teatro del desastre, las ideologías serán artificios desacreditados y subsidiarios al interés económico inmediato y a la consecuente lucha por control territorial. Con fondos ilícitos, los sexagenarios cabecillas marxistas-leninistas insistirán en financiar su revolución, a pesar de que la experiencia colombiana les ha demostrado que el narcotráfico deprava su base de combatientes.
 
La presencia de asilados afganos en Colombia y otros países de la región, no se ve, en principio, como un riesgo de seguridad. Pero, en este peligroso juego 'feopolítico', muchas cosas pueden suceder.


 
Sobre John Marulanda

Licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás de Aquino, y Abogado de la Universidad de la Gran Colombia, Marulanda se desempeña como consultor internacional en seguridad y defensa. Es Coronel (R) del Ejército de Colombia.