INTERNACIONALES : MANUEL HINDS

Haití, Cuba, América Latina: sociedades divididas

Los desarrollos que han tenido lugar en Haití y Cuba a lo largo de las dos últimas semanas...

17 de Julio de 2021

 

Los desarrollos que han tenido lugar en Haití y Cuba a lo largo de las dos últimas semanas son sintomáticos de las tragedias que azotan a las sociedades divisivas, desintegradas, aunque cada uno de estos países lo padece en una etapa diferente de un mismo proceso —Haití, en la etapa del caos; Cuba, en la etapa de una tiranía sangrienta, impuesta por una minoría que se aprovecha de esa fractura y lo magnifica con discursos de odio para imponer un totalitarismo absoluto, con el fin de explotar al pueblo. Estos dos estadios políticos parecen ser diametralmente opuestos, pero son en realidad dos manifestaciones de poblaciones que no han logrado trascender el divisionismo causado por la falta de interés social.
 
Cuba, Manifestaciones en Cuba contra el comunismo, Fracaso del comunismoEl interés propio es natural en los seres humanos y es esencial para el crecimiento, pero, si es lo único que existe, produce caos. Todas las personas tienen intereses propios divergentes, que, si no se ordenan, resultan en una sociedad inmanejable. Existen sólo dos maneras para que una sociedad introduzca orden en medio de tantos interés propio, resultando contradictorio mucho de éste. Una es la tiranía, que elimina el divisionismo a través de la neutralización de la diversidad de intereses, sustituyéndola por la voluntad de un tirano. Se abraza a la coerción para crear uniformidad en la diversidad.
 
La otra es la democracia liberal, que elimina el divisionismo, pero no la diversidad. En lugar de ello, armoniza las distintas corrientes para producir una voluntad ciudadana que resguarde los derechos de los ciudadanos ante las inevitables confrontaciones entre intereses. Esta protección es mucho más efectiva que la que el pueblo puede alcanzar en el caos de intereses personales.
 
La reducción de la dispersión de los resultados de la diversidad requiere una dosis muy fuerte de autocontrol por parte de los ciudadanos, una disciplina que tiene que estar basada en valores compartidos de respeto a los derechos individuales de los demás. Para consolidar este autocontrol y respetar los derechos de terceros, los ciudadanos han de tener interés social, propalado con educación cívica en el hogar, en las escuelas, en la sociedad en general. Esta educación cívica es la madre de las instituciones que velan por los derechos individuales de los ciudadanos, al tiempo que establecen las reglas para resolver las contradicciones entre los intereses de cada quien. Al final, la historia ha demostrado que la estabilidad generada por la creación de estas instituciones resulta en un mejor escenario para que los ciudadanos también alcancen sus ambiciones.
 
Esta es la organización de las sociedades más desarrolladas del mundo.
 
Infortunadamente, Haití y Cuba representan los extremos de las dos fases del círculo vicioso en el que se ha movido América Latina desde lograda su independencia frente a la corona española. Se inician con el caos, luego pasan a la tiranía, cuando la tiranía cae van de regreso al caos y, de allí, a otra tiranía. Así ha sido por doscientos años. Haití, por desgracia, es el extremo de los extremos, y en este momento, con el terrible asesinato de su presidente. está pasando de una situación de semi-caos para pasar a una de caos total, que, si la población haitiana no cambia, resultará en una tiranía similar a la que tenían, si no una como la de Papá Doc.
 
Cuba lleva ya 62 años en esa etapa, la del orden impuesto a través de modos sangrientos, forzando a todos a cantar las mismas canciones “revolucionarias”, aplastando sus legítimos intereses propios para que no los manden a la cárcel. El resultado ha sido un régimen que haciendo gran propaganda de sus virtudes en salud pública, ha generado una crisis de salud tan grande y una crisis permanente económica de igual magnitud, que han impulsado a sus ciudadanos a salir a protestar. Pero esas protestas no harán mella a un régimen tan asentado en el terror como el cubano. Algún día, sin embargo, el régimen caerá, y las probabilidades son de que su caída lleve al caos, y eso a otra tiranía, diferente pero similar. Tristemente, esta generación ya nació con los Castro, pero sus padres los apoyaron con gran entusiasmo cuando, en gran cacería de brujas, mató en el “paredón” a sus enemigos políticos. Y, tiempo después, pusieron el cuello para que los esclavizaran.
 
El grueso de América Latina no se abraza hoy al caos que domina Haití, pero lo extraordinario es que, en toda la región, quienes buscan implementar una nueva Cuba u otra Nicaragua están ganando elecciones y cambiando constituciones para lograrlo. Ninguno de los países de la región ha logrado encontrar la única salida a este pernicioso círculo: el desarrollo de las instituciones, que ofrecen la estabilidad necesaria para lograr el desarrollo de nuestros países. En la medida en la que los países escogen los caudillos que no respetan sino su propia voluntad, Latinoamérica seguirá siendo una región subdesarrollada. Los ciudadanos continuarán echándole la culpa a los caudillos que les quitan su libertad, sin ver que son ellos mismos quienes los han elegido y les han otorgado poder, para luego desplazar la propia responsabilidad y acusar que los han 'engañado'.

 
Sobre Manuel Hinds

Economista y consultor económico, Hinds se desempeñó como Ministro de Hacienda de El Salvador entre 1994 y 1999. Se le considera el padre de la dolarización, tras haber propuesto la idea en su país. Es autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (publicado por Yale University Press en 2006) y co-autor con Benn Steil de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009). Hinds también es columnista de El Diario de Hoy de El Salvador. En 2010, obtuvo el Premio Hayek del Manhattan Institute.