INTERNACIONALES: OSCAR DEL BRUTTO

Ecuador: nuestro Robert Mugabe

Veinte años atrás, Robert Mugabe, por entonces presidente de Zimbabue, ganó el premio mayor...

01 de Febrero de 2021

 

Veinte años atrás, Robert Mugabe, por entonces presidente de Zimbabue, ganó el premio mayor de la lotería que organizaba un banco de propiedad del Gobierno de Zimbabue. Mugabe no tuvo ningún empacho en reclamar los US$ 100 mil del premio, depositándolos luego en su cuenta bancaria.
 
Rafael Correa, Corrupción en Ecuador, Cato, Oscar del BruttoMugabe, con su administración, sus políticas y cosas como el premio de la lotería, se burló de los ciudadanos de su país, en su propia cara. Sorprendentemente, Mugabe se cansó de ganar elecciones y, durante gran parte de su gobierno, gozó del respaldo de la mayoría de la población de la nación africana. 
 
Hace diez años, nuestro Robert Mugabe –Rafael Correa– ganó un juicio de responsabilidad civil por daño moral a una institución bancaria. Nuestro Mugabe no tuvo ningún empacho en reclamar la indemnización de US$ 600 mil, para depositarla en su propia cuenta bancaria (He dado clases de Responsabilidad Civil por casi diez años y, sin entrar a criticar los varios errores de derecho en que incurrió la Corte Nacional en su sentencia, puedo decir que jamás me he topado con un caso en la historia de la jurisprudencia ecuatoriana en la que, por una molestia tan pequeña, se haya otorgado una indemnización tan grande). 
 
Nuestro Mugabe manejó horrorosamente la economía. A pesar de gozar de la mayor bonanza petrolera de la historia, dejó un país extremadamente endeudado, con una tasa de desempleo igual o peor a la que recibió, y con una casi inexistente inversión privada. Nuestro Mugabe persiguió a sus opositores y les negó el derecho de libertad de expresión. Utilizó dineros públicos para acosar a sus opositores en sus sabatinas y si alguien opinaba en su contra le seguía un juicio penal o un proceso administrativo en la Superintendencia de Comunicación, a él y al medio de comunicación en que opinaba. Nuestro Mugabe agravó el problema de la corrupción. Sus amigos y los miembros de su Gobierno se transformaron en grandes y prósperos empresarios y, según se ha demostrado judicialmente, él mismo dirigió una organización criminal que exigía sobornos para la contratación de obras públicas. 
 
Nuestro Mugabe, con su administración, sus políticas y con cosas como el juicio por daño moral, se burló de los ciudadanos de su país en su propia cara. Sorprendentemente, nuestro Mugabe mantiene una notable aceptación popular; no sería nada raro que su candidato ganare en las próximas elecciones. 
 
Los europeos y los estadounidenses, que crearon las ciencias, las más bellas obras de arte y los más importantes avances tecnológicos, crearon también la democracia, como un mecanismo para controlar a los gobernantes y limitar sus abusos.

En Ecuador, como en Zimbabue, utilizamos la democracia para premiar a los corruptos, y para elegir a quienes nos han garantizado que van a abusar de su poder y a empobrecernos. Es algo inexplicable.


* El autor cuenta con un Master en Derecho de la Universidad de Pennsylvania; se desempela como profesor de Derecho Corporativo en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo en Guayaquil, Ecuador. Publica periódicamente en el sitio web en español del think tank estadounidense The Cato Institute.