INTERNACIONALES: CARLOS ALBERTO MONTANER

La rebelión de los 'giles'

Recientemente, vi en Madrid una extraordinaria película argentina, intitulada: La Odisea de los giles.

15 de Enero de 2020

 

Recientemente, vi en Madrid una extraordinaria película argentina, intitulada: La Odisea de los giles, y protagonizada por Ricardo Darín. Se centra en el 'corralito' y relata el modo en que el Estado argentino despojó de su dinero a un buen número de ciudadanos, con el agravante de que los bien informados procedieron a desplumar a los 'giles', esto es, a quienes nada sabían. El film narra la historia de un pequeño número de 'giles' que no se resignaron, y contraatacaron. No les cuento más, por si deciden verla.

Odisea de los Giles, Ricardo DarínDos años antes, hace un par de décadas, los ecuatorianos dolarizaron la economía. Lo acaba de recordar el economista venezolano José Cordeiro. Desterraron la moneda nacional como una solución in extremis a las constantes devaluaciones. Gobernaba, desesperado, Jamil Mahuad. Dos semanas más tarde, abandonó el poder, tras una rebelión de los cabecillas indígenas (apenas el 7% del censo nacional). En realidad, lo derrotó la crisis económica rampante que sufría el país.

Unos meses antes de aquello, recuerdo haber acudido al país para defender la dolarización, convocado entonces por la empresaria Joyce Ginatta. No quedaba otro camino para devolverles la confianza en Ecuador a los inversionistas, a los ahorristas y a toda persona sensata, como predicaba incansablemente esta singular mujer, a quien los ecuatorianos le deben el impulso original de la medida.

Tras pasar el tiempo, en el 2007, comenzó a gobernar Rafael Correa, un populista consumado, amigo de Chávez y de Maduro, que no pudo hacerle más daño a la economía porque estaba sujeto por la camisa de fuerza de la dolarización (Correa, por cierto, quien trató de revertir la dolarización, anda prófugo de la justicia ecuatoriana; perseguido por los tribunales de su país).

Esto le agregó una cuarta característica al dinero en circulación: cuando la maquinita de imprimir billetes no está en poder de gobernantes irresponsables, se limita la cantidad de locuras al alcance de personas que no comprenden que el gasto público debe estar en función de la producción, la productividad y la capacidad de recaudar dinero, sin destruir al sector privado.

Las otras tres características del dinero son las que recogen los manuales de economía: sirve para intercambiar cosas; es un depósito de valor para conservar ahorros y propiedades; y es una ‘unidad de cuenta’ para asignar los precios.

Los mallorquines, en el medievo, cuando tuvieron reyes, los obligaban a jurar 'defender el valor de la moneda'. Eso me parece una señal de respeto con el esfuerzo ajeno. Los corralitos, las devaluaciones, o el aplaudir en el hemiciclo el incumplimiento de las obligaciones, me parece terrible, ya sea cuando los diputados argentinos lo hicieron, o cuando el presidente Donald Trump amenazó con 'renegociar' la deuda contraída por su país (algo que, por fortuna, no llevó a cabo). Eso, sencillamente, no es propio de estadistas serios.

Naturalmente, lo ideal es contar con una moneda propia que se ajuste a la cambiante situación internacional. Suiza la tiene, pese a ser una economía relativamente pequeña, dadas la población y el territorio con que cuenta, pero en casi toda América Latina y en algunas naciones de Europa es preferible contar con una divisa alejada del gobierno de turno.

Es lo que le ocurría a España. He conocido el dólar a 50 pesetas y a 200. Eso quiere decir que los españoles duermen mucho más tranquilos, gracias al euro. Saben que sus propiedades, sus ahorros o sus pensiones no se devaluarán súbitamente. Saben que, mientras exista la Unión Europea y el euro circule en 19 países (más Montenegro y Kosovo), entre ellos Alemania, Francia y Países Bajos, la divisa mantendrá una gran fortaleza.

Andrés Oppenheimer, uno de los grandes analistas de América Latina, veía con simpatía la dolarización de la región. Ya son tres los países dolarizados (Panamá, El Salvador y Ecuador). Tal vez les convenga a Venezuela, Cuba y, en menor grado, a la Argentina, aunque los dos países caribeños tengan que renunciar a sus disparatados modelos económicos.

En Venezuela, que tuvieron el año pasado 1.400.000 % de inflación, algo tendrán que hacer. En Cuba, no consiguen eliminar las dos monedas con las que estafan al país descaradamente. Una, en la que el régimen paga, que no sirve para adquirir casi nada; mientras en la otra cobra, e  intercambia por dólares o euros.

Aviso urgente: o esos países adoptan una moneda fuerte o los 'giles' se sublevarán, tal como sucedió en la película que acabo de ver.


 
Sobre Carlos Alberto Montaner

Es escritor y periodista. Sus trabajos son publicados en los periódicos más reconocidos de América Latina. Su blog, en: elblogdemontaner.com.