INTERNACIONALES: CARLOS RODRIGUEZ BRAUN

Lo bueno, lo malo y lo feo de Chile

Lo bueno de la economía de Chile es su relativo liberalismo, introducido inicialmente por...

11 de Diciembre de 2019

 

Lo bueno de la economía de Chile es su relativo liberalismo, introducido inicialmente por la dictadura de Pinochet, y mantenido después durante la etapa democrática, en la que los socialistas gobernaron muchos años. 
 
Carabinero golpeado en Chile, Izquierda violenta, Progresismo, SocialismoEl éxito de las políticas liberalizadoras, preservadas, con matices, durante décadas, ha sido patente: no solo impulsaron a Chile a la cabeza de la riqueza en América Latina, sino que la pobreza extrema, como recuerda Eduardo Fernández Luiña, ha sido prácticamente erradicada. Asimismo, la desigualdad registra una tendencia descendente desde los años 1980, hasta la actualidad. 
 
Lo malo de Chile han sido los violentos disturbios que han tenido lugar a lo largo de las últimas semanas, y que se han cobrado la vida de más de veinte personas. La destrucción material y los costos económicos han sido considerables. Voy a dejar de lado las hipótesis conspirativas, no porque me parezcan descabelladas, que no lo son, sino porque limitan el análisis a las autoridades. En las naciones modernas, la sociedad civil ha sido privada de, prácticamente, cualquier mecanismo de autodefensa y, en Santiago, como en cualquier ciudad del mundo, las personas no pueden, por propia cuenta, impedir que un puñado de vándalos queme docenas de estaciones de metro. Para tal fin, el Estado reivindica el monopolio de la violencia. Como ahora resulta obvio, no ha sido capaz de prever esos ataques, ni de impedirlos. 
 
Ahora, bien; en la medida en que el descontento brote de diagnósticos sobre la realidad chilena, allí cabe, en efecto, lamentar la falta de movilización de la sociedad civil en la batalla de las ideas. Lo destaca el profesor Luiña, y también Carlos Newland, que subraya que, a pesar del indiscutible éxito del modelo liberalizador, en Chile persiste la mentalidad anticapitalista. 
 
Y lo feo es el automatismo con el que tantos analistas y observadores han despachado el asunto, estableciendo conclusiones apresuradas, cuando no engañosas. Se ha hablado seriamente de que los desórdenes públicos se explican por la pobreza y la desigualdad, lo que es, como vimos, un disparate. 
 
En rigor, el pensamiento único ha arremetido contra el mayor demonio de la izquierda: las privatizaciones. Esto despoja a la izquierda y a los sindicatos de dinero y de poder, y los deja en manos de la gente. Por tal razón, los pretendidos progresistas odian el sistema de pensión o jubilación privada: porque son propiedad de las trabajadoras libres. Hasta ahí podíamos llegar.


 
Publicado originalmente en La Razón (España)
Sobre Carlos Rodríguez Braun

Es doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la misma universidad. Sus artículos son publicados en el sitio web en español del Instituto Cato (Washington, D.C.).