INTERNACIONALES: CARLOS ANDRES GOMEZ RODAS

Acerca del urgente golpe de Estado en Colombia

El pasado jueves 7 de noviembre ―un día después de que el presidente de Colombia, Iván Duque Márquez...

25 de Noviembre de 2019

 

Hará perecer de mala muerte a los malvados y arrendará la viña a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
 
Mt. 21, 41

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Cuando resulte necesario limitar la libertad para salvar otros valores, no se debe proceder hipócritamente en nombre de una ‘verdadera libertad’. Se pueden tomar medidas iliberales con la conciencia limpia, porque la libertad no es el valor supremo.

Nicolás Gómez Dávila; 'Sucesivos escolios a un texto implícito'.

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Hay circunstancias que exigen, para la salus populi, una suspensión provisional de los derechos individuales y el ejercicio más amplio del poder público. La dictadura puede, por tanto, ser legítima en ciertos casos.
 
Plinio Corrêa de Oliveira; 'Revolución y Contra-Revolución'.
 

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El pasado jueves 7 de noviembre ―un día después de que el presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, respondiera '¿De qué me hablas, viejo?' a un periodista que le consultó sobre la muerte de ocho menores en un bombardeo del Ejército Nacional, y mientras el ministro de Defensa, Guillermo Botero, tambaleaba por su mal manejo de dicha situación― se cumplieron 102 años del triunfo de la revolución bolchevique en Rusia. Finalmente, el gobierno provisional de Aleksándr Fiódorovich Kerensky había caído cuando las tropas del Ejército Rojo se tomaron, sin derramar casi sangre, el Palacio de Invierno de Petrogrado, sede del Ejecutivo ruso. Se trataba, prácticamente, de la segunda revolución en menos de ocho meses, si se tiene en cuenta la llegada al poder de Kerensky tras la abdicación al trono ruso por parte del zar Nicolás II. El movimiento bolchevique, que se adueñaba del gobierno aquel día, estaba liderado por León Trotsky y Vladímir Ilich Uliánov, más conocido por su nom de guerreLenin. Los revolucionarios habían tomado el control de centrales telefónicas y telegráficas, los ministerios, los bancos estatales y las estaciones ferroviarias.
 
Colombia, Iván Duque y Juan Manuel SantosLa suerte de Rusia estaba ya echada. Esa misma mañana, se había inaugurado el II Congreso de los Soviets, regenteado por los bolcheviques. En el foro, ante el clamor de sus seguidores, Lenin lanzó una inmediata arenga a la instauración de un Estado socialista, a la expropiación de los grandes empresarios, al control obrero de la producción y a la puesta a término de la participación rusa en la Primera Guerra Mundial. Algunos delegados moderados en aquella convención bolchevique se enfrentaron a Lenin, argumentando que a la convención no le competía promulgar leyes que determinaran el futuro de Rusia. Al abandonar la sala en protesta, Trotsky les espetó: 'Ustedes ya han terminado de jugar. Vuelvan a su sitio, en los muladares de la Historia'. Acto seguido, los delegados pasaron a aprobar el nacimiento del Estado de los Soviets, bajo un concejo de comisarios del pueblo, presidido por Lenin.

Lo interesante de este hecho histórico es el rol de Kerensky, quien pasó a la Historia como el paradigma de los gobiernos de transición que preparan la llegada del comunismo más radical, apaciguando a la verdadera oposición y saboteando el trabajo de la contra-revolución, que jamás negocia los principios, acusándola de extremismo desde una posición que el mismo Iván Duque ha llamado 'extremo centro'. Kerensky, tras asumir el gobierno, y mientras atendía el Ministerio de Defensa, vio mermar su poder considerablemente, conforme se encontraba rodeado por la izquierda. Se esmeraba en caer en buena gracia de todas las tendencias políticas, en una muestra magnífica de malabarismos retóricos que, cada vez más, cansaban al pueblo y, con el discurso melifluo de la paz y el cansancio ruso por los tres años de guerra, fue preparando la toma del poder por los bolcheviques que él mismo había preparado y que no habrían podido conquistar sin la valiosa ayuda del capitulador Kerensky. Este último no solo les fue otorgando una participación cada vez más amplia sino que, adicionalmente, y portando una ineptitud que parecía calcada de guion cinematográfico, les sirvió en charola de plata las razones para convencer al pueblo de que debía ser derrocado.

En 1967, la asociación civil Tradición, Familia y Propiedad publicó el libro Frei, el Kerensky Chileno, escrito por el Dr. Fabio Vidigal Xavier da Silveira. En ese trabajo, el autor denunciaba con magistrales argumentos y atendiendo a evidencias irrefutables que Eduardo Frei Montalva, proveniente de la Democracia Cristiana ―que tantísimo daño ha hecho en América Latina con su catolicismo liberal y entreguista―, representaba el new look revolucionario que calentaría ―gradual e imperceptiblemente― al pueblo chileno, para la ascensión de la extrema izquierda. Decio Monteiro de Lima describe, con estas palabras, la génesis y algunos de los efectos de Frei, el Kerensky chileno:

“[la TFP brasileña mandó] a Fabio (...) para explicar a los chilenos el peligro comunista escondido en la reforma agraria predicada por Allende (léase Frei) (...) pero acabó recibiendo un ultimátum del Ministro del Interior andino, Bernardo Leighton, para dejar el país en 72 horas. Meses después, en julio de 1967, tomó la represalia, publicando ‘Frei, el Kerensky chileno’. (...) Una edición argentina, introducida clandestinamente en el territorio chileno, pues su venta allí había sido prohibida, sacudió el prestigio del Gobierno Frei, frente a la aristocracia rural, que lo sostenía. (...) De cualquier modo, el libro (...) quedó como ‘profético’ y la TFP, con extraordinario sentido de la oportunidad, promovió rápidamente la venta de millares de volúmenes de la obra que alertaba a América Latina para aquel ejemplo de escalada izquierdista. Plinio Corrêa de Oliveira también aprovechó el acontecimiento escribiendo ‘Toda la Verdad Sobre las Elecciones en Chile’” (pp. 55-56).
 
Frei, Kerensky ChilenoSin duda alguna, Duque es una suerte de Kerensky colombiano y, lejos de significar la reparación del daño hecho por Juan Manuel Santos Calderón de modo descarado, ha sido el continuador del proyecto santista, empezando por el gabinete ministerial que instituyó y sobre el cual, a pesar de los mínimos cambios realizados, he advertido en otro artículo cuya vigencia se mantiene a diez meses de su publicación en este mismo medio, luego de que en otro portal sufriera el sospechoso ataque de hackerscrackers cuya venenosa acción demuestra el impacto de lo que allí se denuncia (leer aquí).

Hace pocos meses aún resultaba sensato dudar de la complicidad de Duque con lo que Álvaro Gómez Hurtado llamó el régimen, es decir, 'La totalidad de esos factores de poder que pervertían la política, que la hacían una transacción utilitaria y venal' (Constaín, p. 426). No obstante, a estas alturas, y luego de los lamentables hechos acaecidos desde el Paro Nacional del 21 de noviembre, tomando en cuenta la reactiva actitud de Duque y su llamado a un diálogo nacional que le permitirá continuar cediendo a las abusivas demandas de la izquierda, insatisfecha con las innumerables concesiones de este gobierno y cumplir con efectividad la tarea que, al parecer, le encomendaron oscuros, anónimos y siniestros líderes que, realmente, manejan el poder y quienes le entregaron el guion a Duque, tal vez, desde el mismo 7 de agosto de 2018, día en que asumió la presidencia de Colombia, si no es deshonrar el término.

El mismísimo Gustavo Petro, terrorista impune y líder del espectro dado en llamar Colombia Humana, inspirada en el comunismo más rancio de Karl Marx, Michel Foucault y Antonio Negri ―como confesara en entrevista concedida a Vicky Dávila el pasado viernes 22 de noviembre―, afirmó que su interés no es derrocar a Duque, porque es con él con quien se podrá concretar el diálogo. De acuerdo a Petro, si cayera Duque, llegaría al poder la extrema derecha que tanto teme, a la que ―según sus propias palabras―, considera la verdadera oposición a las ideas progresistas y que identifica, precisamente, con la TFP, tal vez, porque se da cuenta que son las asociaciones hermanas de la TFP en Colombia (Centro Cultural Cruzada, Sociedad Colombiana Tradición y Acción, Fundación Plinio Corrêa de Oliveira) las únicas que pueden advertir sobre los verdaderos planes que se esconden detrás de la falsa oposición entre la centro izquierda del Centro Democrático y la izquierda radical que él representa.

Dando muestras de supina ignorancia en materia de Ciencia Política ―la cual, según él, no existe y, tal vez, por eso, es que sabe tan poco al respecto―, Petro afirmó que Uribe era fascista y que la TFP era franquista, típica reacción de comunista desesperado que pretende caricaturizar a la derecha para avergonzarla, como si él no fuera amigo y colaborador de tiranos que, en vez de usar las dictaduras para reorganizar una nación, la desangran y la conducen a la ruina política, moral, jurídica y económica. 
 
Así las cosas, es evidente que el gobierno Duque no es garantía frente a una eventual toma del poder por parte de la izquierda. Si no lo hace en 2022, después de preparar a la población colombiana y de aglutinar a quienes podrían reaccionar debidamente en la falsa oposición uribista para acelerar el freno de la Revolución, lo hará antes, motivando la insurrección que se nutre del resentimiento social ante reformas laborales y pensionales cuya falsedad no es debido afirmar con tanta contundencia. Al respecto, pueden leerse las iluminadoras advertencias del historiador Juan Gabriel Caro Rivera en su excelente artículo Colombia: el triunfo del extremo centro (leer aquí) y, por otro lado, no puede ignorarse la funesta gestión del ministro de Hacienda y Crédito Público Alberto Carrasquilla Barrera, quien parece trabajar más para los banqueros que para el pueblo colombiano y quien ha hecho sus desastres con el entero beneplácito de Duque, que demuestra con ello su complicidad con este estado lamentable de cosas.

Mauricio Macri, ArgentinaPor tal razón, y apelando al estado de excepción que la tradición aristotélico-tomista del derecho natural denomina epiqueya ―y a la licitud moral e, incluso, obligatoriedad de la rebelión armada en determinadas circunstancias (Teología Moral para Seglares I No. 866. Conclusión 3ᵒ) ―, tiene sentido sostener que la única alternativa que le queda a Colombia frente a un triunfo inminente de la extrema izquierda, que es cuestión de tiempo, siga o no siga Duque en el poder ―particularmente, atendiendo sin optimismos tontos a los últimos hechos de vandalismo y a los atentados terroristas en contra de la población colombiana, el Ejército Nacional y la Policía― es el golpe de Estado por parte de las Fuerzas Militares que, como se ha visto en otros países, terminan siendo las más afectadas en los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI, verbigracia, el kirchnerismo que, una vez en el poder, comenzó a desquitarse de todos los militares que, en cumplimiento de su deber castrense, habían combatido el terrorismo comunista en los años sesenta y setenta, como deja ver con claridad meridiana el documental Será Venganza, prohibido en la Feria del Libro de 2018, en Buenos Aires, Argentina con el aval de la Administración Macri, un Kerensky a la argentina, conforme lo certificara la reciente victoria electoral de Alberto Fernández, el pasado 27 de octubre.

Fundamentalmente, las principales tareas a realizar en un eventual golpe militar serían las siguientes, en vistas a una profunda transformación, luego de contabilizarse casi diez años de desmoronamiento paulatino de las instituciones, acelerado con la implementación ilegítima de los Acuerdos de La Habana, rechazados por la ciudadanía colombiana durante el plebiscito del 2 de octubre de 2016 pero que, aún así, le fueron impuestos por la fuerza y burlándose de su voluntad:

* Conformar una junta militar, constituída por cinco coroneles de las Fuerzas Militares ―dos por el Ejército Nacional y uno, respectivamente, por la Armada Nacional, la Fuerza Aérea Colombiana y la Policía Nacional― asesorados por miembros de la reserva activa y por el Ejército de los Estados Unidos de América.
* Disolver, temporalmente, el Congreso de la República, hasta la aprobación de una nueva estructura orgánica del poder legislativo aprobada por un plebiscito nacional, reduciendo los salarios de los congresistas y el número de curules.
* Reorganizar totalmente el Poder Judicial, disolver la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), llevar a juicio a los cabecillas de las FARC que no han respondido por sus crímenes y judicializar a los magistrados implicados en casos de corrupción.
* Realizar las operaciones militares pertinentes y oportunas para capturar o, de ser necesario, dar de baja, a los integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que retornaron a la lucha subversiva, provisto que su ubicación es un secreto a voces para la cúpula militar y grupos de autodefensa que, por extrañas razones, no se deciden a operar como es debido. Extraditar a todos los que fueron solicitados por la Administración Trump. La reacción adversa del tirano Nicolás Maduro Moros frente a estas medidas, podría catalizar la tan cacareada intervención militar estadounidense sobre territorio venezolano y sobre otros países que la necesita y que se exponen al incendio coordinado desde Cuba si acaso Trump se mantiene pasivo, o si cede a una errada estrategia de pacifismo que algunos sectores pretenden inocularle.
* Declarar el estado de conmoción interior y el toque de queda hasta que se verifique una pacificación considerable del país, lo cual debería durar, como mínimo, un año.
* Luchar frontal y radicalmente contra el narcotráfico y las actividades ilícitas conexas, logrando la eliminación de los casos de corrupción dentro del Estado que se vinculan a estos crímenes.
* Reorganizar el sistema educativo, extirpando las células comunistas de FECODE y otros órganos de las aulas de clase, e impidiendo la ideologización y el lavado cerebral de los estudiantes que, por lo demás, observan destructivas y perniciosas consecuencias en la convivencia familiar y social.
* Descentralizar las facultades del gobierno, mediante un proceso de regionalización que reduzca la burocracia y el número de diputados regionales.
* Militarizar las universidades, prestando especial atención a las públicas y a las dos pontificias (Bolivariana y Javeriana) ―células de terrorismo eleno y fariano vía la Teología Marxista de la Liberación― y ejerciendo debido control y vigilancia sobre los profesores, estudiantes, grupos de investigación y semilleros que se han constituido en focos de rebelión y de lavado cerebral para jóvenes que hoy nutren las hordas de insurrección violenta. La información ha sido debidamente suministrada, desde 2006, por la Red de Informantes Universitarios (RIU) con nombres de personas concretas, de las estructuras a las que pertenecen y de las funciones que realizan en la lucha cultural universitaria. Núcleos comunistas como la JUCO, partidos o facciones de partidos como Polo Joven deben ser inmediatamente desmantelados, en tanto habrá de advertirse a los padres de familia de sus miembros sobre los peligros de este tipo de células corruptoras de menores e incitadoras a la rebelión y a la sedición, que ponen en riesgo la integridad moral y la vida de sus hijos.
 
Un eventual gabinete ministerial para Colombia debería estar conformado ―a juicio de quien aquí escribe― por las siguientes personas, dada su cualificación, su rectitud y la competencia probada en el ejercicio de los cargos que han ocupado en su Currículum Vitae, sobre el cual no puede ampliarse mucho en este artículo, pero que puede ser consultado en línea. La muestra principal de la mala intención de las falsa derechas en Colombia radica en que un joven de treinta años tiene claridad sobre quiénes deben ser los ministros para Colombia, mientras que esos grupos apaciguadores de la opinión pública, como el Centro Democrático, al parecer, no lo tienen tan claro y toleran que el Gabinete del Presidente Duque siga nutriendo una impronta santista. Así pues, los ministros que se sugieren son:

Interior: Alejandro Ordóñez Maldonado.
Relaciones Exteriores: Andrés Pastrana Arango.
Hacienda y Crédito Público: Óscar Iván Zuluaga Escobar.
Justicia: Rafael Nieto Loaiza.
Defensa Nacional: Cr. Hernán Mejía Gutiérrez.
Agricultura y Desarrollo Rural: José Félix Lafaurie Rivera.
Salud y Protección Social: Nubia Leonor Posada González.
Trabajo: Alicia Victoria Arango Olmos.
Minas y Energía: Maria Fernanda Suárez Londoño.
Comercio, Industria y Turismo: Juan Carlos Vélez Uribe.
Educación Nacional: Ilva Myriam Hoyos Castañeda.
Ambiente y Desarrollo Sostenible: Julio Enrique González Villa.
Vivienda, Ciudad y Territorio: Jonathan Tybalt Malagón González.
Tecnologías de la Información y la Comunicación: Juan Lozano Ramírez.
Transporte: Mauricio Cárdenas Santamaría.
Cultura: Pablo Eduardo Victoria Wilches.
Deporte: Mauricio Tobón Franco.

En un momento tan dramático para el país, la voz de un ciudadano colombiano preocupado por la situación de su patria no afectará en caso de que, definitivamente, no ayude, pero lo cierto es que no es tiempo para cálculos mezquinos que conduzcan a callar lo que se piensa, o a disimularlo por temor a no caer bien o a disgustar la sensibilidad posmoderna y pactista de muchos jóvenes y no tan jóvenes.

Vistas las condiciones de países vecinos y el deplorable estado del hermano pueblo venezolano, es menester advertir sobre una posible salida a la problemática colombiana de la cual puede depender el destino de toda América Latina, si no más y, por tanto, a la objeción de quien podría lanzar un crítico y enardecido 'Zapatero a tus zapatos', habría que replicar echando mano de un famoso dicho de la tierra antioqueña en la que naciera autor de estas sentidas líneas: 'Más vale un metido a tiempo'. Por otro lado, apelando al ámbito futbolístico que une a todos los pueblos del continente, y tomándose en consideración que, en Colombia, habrá un golpe de la izquierda o de la derechapero lo habrá, con certeza absoluta―, es necesario advertirle a esta segunda que 'El que no los hace, los ve hacer'.
 


Referencias

Constaín, Juan Esteban. Álvaro. Su vida y su siglo. Bogotá: Random House, 2019.
Monteiro de Lima, Decio. Os Senhores da Direita. Río de Janeiro: Antares, 1980.
Nácar Fuster, Eloíno & Colunga Cueto, Alberto. (Trads.) Sagrada Biblia. Versión directa de las Lenguas Originales. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1983.
Royo Marín, Fr. Antonio. Teología Moral para Seglares I. Moral Fundamental y Especial. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1957.


 
Sobre Carlos Andrés Gómez Rodas

Gómez Rodas es Licenciado en Filosofía y Letras y Doctor en Filosofía (Universidad Pontificia Bolivariana; en Medellín, Colombia). Miembro del Centro de Estudios Clásicos y Medievales Gonzalo Soto Posada (CESCLAM). Coautor de los dos tomos del libro '100 Preguntas y Respuestas para Comprender el Conflicto Colombiano'. Es colaborador regular en El Ojo Digital (Argentina) y en el Centro Cultural Cruzada y Razón+Fe (ambos de la República de Colombia).