POLITICA : MATIAS E. RUIZ

Argentina: Cambiemos y la aniquilación de las propias expectativas

Previo al decisivo calendario de los comicios presidenciales y parlamentarios de 2015, el ahora Presidente...

02 de Julio de 2018

Si no sabe Usted hacia dónde se dirige, todos los caminos lo conducirán hacia ninguna parte.


Bendito sea, aquel pueblo cuyos líderes pueden mirar hacia el futuro sin dudar y, al mismo tiempo, hacerlo sin jugar a ser Dios.


Henry Kissinger


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La crisis de credibilidad, a la sombra del error no forzado. El Factor Peña y los desaciertos de orden macro. El ADN de Cambiemos

Previo al decisivo calendario de los comicios presidenciales y parlamentarios de 2015, el ahora Presidente de la Nación Mauricio Macri y su equipo invirtieron tiempo y esfuerzo en presentarse ante una ciudadanía francamente extenuada -tras doce años de autoritarismo populista- como sinceros personeros del 'Cambio'.

Al día de la fecha, y con casi el 70% del mandato constitucional de cuatro años ya finiquitado, la credibilidad de la proposición cambiemita acusa un inocultable deterioro. Un porcentual inenarrablemente elevado de promesas de campaña no ha comportado verificación con la realidad -en muchos casos, ni siquiera han sido tratadas preliminarmente o de manera creíble entre los tomadores de decisión apoltronados en Balcarce 50. Preocupaciones que la ciudadanía consignaba como de primera magnitud, como ser la aguda crisis de seguridad, el voluminoso gasto público, la rampante inflación o la esperada reformulación institucional (estando a la cabeza de este apartado la disfuncionalidad y la endémica corrupción del sistema de administración de justicia, comenzando por la propia Corte Suprema), continúan vigentes, no pudiéndose certificar -ni siquiera echándose mano de la perspectiva más optimista- cambio cuantificable alguno.

Marcos PeñaCon aquella concatenación de compromisos eludidos, se superponen el consabido desacople y la rivalidad registrada entre algunos de los nombres más representativos de la Administración Macri. Referentes inicialmente bien plantados en la consideración pública, como es el caso de Marcos Peña -a la sazón, virtual Jefe de Gabinete e hijo dilecto del jefe de Estado- han preferido dedicar espacio, recursos e instrumentos no ya a la construcción de logros dignos de presentación, sino a la recurrente alimentación de una retórica filosófico-política abundante en abstracciones y versada en anticipos extemporáneos que jamás se cumplen, dando lugar a una reiteración de discursos, acaso para ganar tiempo, que pontifican con recalcitrancia sobre 'aquello que hay que hacer'. A la postre, y a poco más de un año de distancia de las elecciones generales de 2019, el Presidente y sus bienintencionados camaradas solo tienen para mostrar un mustio compendio de desbarajustes o ideas estancas para todo el espectro de la res pública. Se registran una carencia de respuestas, y una abundancia de cabos sueltos.

Se arriba, entonces, al cierre del primer semestre de 2018. Bastó con que tuvieran lugar modificaciones no necesariamente cruentas en el contexto externo (modificación de tasas por parte de la Reserva Federal estadounidense, la consiguiente fuga de inversiones y capitales hacia el circuito financiero americano, un ligero incremento en el precio del barril de crudo Brent, y otros etcéteras), para que la matriz de manutención de poder de Cambiemos (respaldada en el sobretensionamiento de una ya ultrajante presión tributaria y fiscal que se ha convertido en confiscatoria y persecutoria; un siniestro servomecanismo que prorrogó y renovó el asistencialismo en planes sociales y subsidios; la potenciación de un esquema de obra pública que ha comportado un estricto fin electoralista; y la amplificación de la contratación estatal para beneficiar a amigos del poder -particularmente, a jóvenes tan inexpertos como ineptos) volara por los aires, comenzando por la frugalidad estructural que ha caracterizado desde el día uno a la menesterosa política oficial, de confesión monetarista. Así, pues, las novedosas condiciones del concierto externo consignan un golpe letal para economías aferradas a la combinatoria de elevado endeudamiento, a una brutal presión impositiva, caracterizadas por deficiencias fiscales y rehenes de la importación neta de derivados de crudo. Es el caso no solo de la República Argentina, sino también de España.

En lo que constituiría una breve aproximación desde la cual explicar los presentes equívocos del gobierno de turno, quizás sea aconsejable explorar la verdadera naturaleza del colectivo político cambiemita. Bajo la aparente conducción del nucleamiento PROpuesta Republicana (PRO), Cambiemos englobó a una síntesis en la que supieron acopiarse el subproducto remanente de una Unión Cívica Radical (UCR) que extravió -y jamás recuperó- su identidad partidaria, desde acontecido el tristemente célebre del Pacto de Olivos (Menem-Alfonsín); una suerte de escalafón de proyección mediática pretendidamente ético-deontológica, con el protagonismo central de Elisa Carrió; un rezago sobreviviente del reciclaje aliancista (Patricia Bullrich); y el dudoso aporte de una microcongregación progresista vinculada al derechohumanismo de Estela Barnes de Carlotto, personificado en el tándem Garavano-Avruj-Avelluto -que consensúa con aquélla toda medida que afecte a sus reparticiones, por comunicación de teléfono móvil.


Diagnóstico: contradicción y absurdo

Una evaluación del funcionamiento operativo del consorcio gubernamental-legislativo conducirá a conclusiones difíciles de soslayar:

- El componente UCR de Cambiemos ha quedado reducido a un mero complemento electoral en el seno del colectivo, confeso prisionero del proceso decisional de la cúpula de la mesa chica del PRO. El elemento radical remanente se debate en conservar puestos de segunda línea en la Administración para resguardar el salvataje individual, mientras que la variante legislativa se exhibe atrapada en una suerte de buenismo político que los compele a rechazar, aunque solo perentoriamente, algunos subcapítulos de la política pública oficial, para terminar aprobándolos a posteriori.
- El eje retórico-deontológico de Elisa Carrió y la entourage que la acompaña en el Congreso remata en un coqueteo con la suma cero, conforme arenga a una terminación de los privilegios, mientras la chaqueña se hace acompañar de, por ejemplo, Fabián Rodríguez Simón y Mariana Zuvic -ambos integrantes del desfalco denominado Parlasur-, con el primero oficiando de operador judicial y ocupando también un sillón en el directorio de YPF -brumosa función por la cual percibe un disparatado haber en moneda dura.
- Germán Garavano, rabioso seguidor de los postulados propagandistas de los derechos humanos emparentados con el carlotismo, oficia de pálido Ministro de Justicia de la gestión. Amén de un puñado de declaraciones grandilocuentes, en nada ha colaborado a efectos de promover una sincera reformulación y depuración del sistema judicial. Recientemente, insiders del propio gobierno incluso lo sindican como responsable de haber firmado una erogación millonaria para Sergio Maldonado -hermano del difunto Santiago quien, finalmente, no fuera ajusticiado por fuerzas federales, tal como se intentó promocionar desde usinas de comunicación opositoras. Durante la gestión Garavano, los magistrados federales de Comodoro Py más comprometidos con episodios de corruptela, portadores de groseras discrepancias en sus declaraciones juradas de bienes, se han afirmado en sus puestos. Lo propio han hecho sus pares -y fiscales- de la asociación ilícita 'Justicia Legítima', a muchos de cuyos miembros el propio Ministro Garavano protege.
- Marcos Peña, favorito del Presidente de la Nación, tuvo una participación desafortunadamente estelar en la puja por eliminar de cuajo la independencia del Banco Central de la República, entorpeciendo desde el pasado diciembre el trabajo de Federico Sturzenegger -correlato que terminó por motorizar una corrida cambiaria cuyo final aún no se atisba. También hace pocos meses, Peña se involucró personalmente en un interdicto con la organización ambientalista Greenpeace Argentina, oportunidad en la que tomó partido para defender a su obscuro pariente Alejandro Jaime Braun Peña -a causa de una tala ilegal de bosques en la Provincia de Salta. Por estas horas, el virtual Jefe de Gabinete ha ofrecido una colección de pendulantes y poco verosímiles explicaciones en relación a un supuesto ejército de influencers y trolls que comanda en el ciberespacio, cuya función es denigrar y acosar a quienes expresan disenso en distintas redes sociales. A pesar de haber protagonizado estos prolegómenos (que amplificaron la caída en la credibilidad de la Administración), Mauricio Macri continúa manteniéndolo en su círculo de más extrema confianza, y postulándolo como vocero económico. Marcos Peña ha mutado en un activo gubernamental experto en anticipar, precisamente, lo opuesto a lo que sucederá con la macroeconomía. De un plumazo, por ejemplo, las intervenciones del hijo dilecto del Presidente han conducido, sin escalas, a la demolición de cualquier expectativa para todo ciudadano de a pie que luchaba por adquirir una vivienda por medio del crédito hipotecario.
- Amén de insistir en la fraseología lindante con el 'cambio', el primer mandatario optó recientemente por nombrar al peronista de filiación duhaldista Dante Sica al frente del Ministerio de Producción; a lo mucho, un simple teórico, con una foja de servicios nula en materia de gestión en su haber. Con Sica, Macri allana el camino para la comentada infiltración del peronismo en la Casa Rosada. Precisamente, el objetivo diseñado por el propio Eduardo Duhalde en reuniones privadas con distintos sectores políticos -en las cuales se ha blanqueado sotto voce la meta de colocar personajes afines para, desde el seno de la Administración, detonar las posibilidades electorales de Cambiemos en 2019. Aún cuando Sica es un personaje ignoto, con participación marginal en las decisiones del poder cambiemita, su designación remite abiertamente a una defraudación de la base electoral de clase media que condujo a Macri a la Casa de Gobierno -explícitamente renuente a tolerar más peronismo.
- Probado ya que las actuaciones de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad se resumen en una indigente simulación mediática que sintoniza con el discurso vacuo del oficialismo, el territorio nacional de la República Argentina continúa bajo impiadoso asedio del crimen organizado (sobre el cual no se podrá negar ya que controla geografías tales como Rosario o la Ciudad de Santa Fe, sin tener que hacer frente a la menor oposición de parte de fuerzas locales y federales) y de la delincuencia común. La Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma han acusado un incremento notorio en homicidios, secuestros y episodios violentos, desmintiendo a la forzada verborragia propagandista de María Eugenia Vidal y de Horacio Rodríguez Larreta -más afectos ambos a ingeniar impuestos y tributos nuevos o a prorrogar la expoliación de sectores medios por intermedio de la potenciación y redundancia de los ya existentes. A efectos de buscar explicaciones sobre el particular, ningún análisis será útil para extraer conclusiones positivas: las razones conducirán, irremediablemente, a terminologías tales como inoperancia, complicidad por omisión, psicopatía dirigencial, o una perturbardora combinación de todas ellas.
- Casi por transitividad, del mismo modo en que la Administración Cambiemos desprecia profundamente la seguridad ciudadana, también ha hecho a un lado cualquier ínfima consideración por la seguridad de la Nación. A pocos meses de oficiar el país como anfitrión en la cumbre del G-20, las Fuerzas Armadas domésticas han visto obstaculizado todo intento de colaboración en el esfuerzo de protección para los líderes mundiales y sus respectivos equipos de trabajo por venir. En paralelo, la Casa Rosada -acaso confesando su certificada ineptitud en este apartado- ha decidido tercerizar la seguridad para el evento en los Estados Unidos de América y en la vecina República Federativa del Brasil. En tal sentido, vigilancia aérea, monitoreo electrónico y otros medulosos aspectos serán responsabilidad de uniformados estadounidenses y brasileños, colaborando entre ambos con portaviones y valiosos activos que hacen a su poder aéreo. Así las cosas, la motivación fundada estrictamente en la megalomanía del Presidente de la Nación ya le cuesta millones de dólares en colaboración a los Estados de las naciones participantes, por cuanto la Argentina -sin sombra de duda- no se encuentra en capacidad para garantizar la seguridad de quienes tomarán parte del oneroso convite. En este terreno, a los desvaríos se agrega la reciente prerrogativa oficial del 'esfuerzo patriótico' exigido a las Fuerzas Armadas: a la totalidad de sus integrantes activos virtualmente se les congelará sus salarios para lo que queda de 2018, procediéndose a una regularización o blanqueo del 3% de lo percibido. En simultáneo, los incrementos promedio para fuerzas federales y de seguridad bordean los 25 o 30 puntos porcentuales, según el caso.
- La buena voluntad inicial de la Administración a la hora de lidiar con la problemática de los holdouts en los albores de la gestión terminó siendo reemplazada por un cruento ejercicio de filibusterismo ante el Fondo Monetario Internacional y sus intermediarios en el gobierno estadounidense. Agitando ante los interlocutores de Donald Trump la amenaza de un improbable retorno del populismo en la Argentina y exagerando el diagnóstico sobre las tensiones regionales (Brasil, Venezuela), Mauricio Macri logró que el organismo multilateral otorgara al país créditos por US$ 50 mil millones, como contrapartida de exigencias nimias. En el quebranto, los hechos evidencian que la Casa Rosada precisaba contar con un respaldo que disimulara los gruesos equívocos de su política económica y mantener a flote sus posibilidades electorales en 2019, ahorrándose el ajuste de la política exigido por la ciudadanía en el proceso. En semejante contexto, el cálculo gubernamental sustentado en la continuación del despilfarro ha logrado imponerse. El Tesoro no ha interrumpido su cesión de fondos para la multiplicación de subsidios, o el agigantamiento del Estado por vía de la designación de más personal en 21 ministerios, mientras gira partidas multimillonarias para gobiernos provinciales inviables y en franca bancarrota, en donde la actividad económica estatal consigna entre un 80% y un 90% (son los casos de Santa Cruz, Tierra del Fuego, Chubut, o Chaco -por citar solo algunos). Naturalmente, este laberíntico mecanismo de promoción de ineficiencia se nutre de, como ya se ha observado, la impetuosa, y en muchos casos ilegal, expoliación de los contribuyentes económicamente activos de todo el país -allí donde la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) opera como un órgano discrecional con poder de policía, juez y jurado, y sobre el cual no se ejerce contralor alguno; mucho menos se la somete a rendición de cuentas. Lejos de cualquier peritaje intoxicado por la subjetividad, será lícito apuntar que el crédito otorgado ahora por el FMI comporta reminiscencias con el comentado 'blindaje' obtenido por Fernando De la Rúa. La razón no viene a cuento de poco plausibles similitudes entre el panorama actual y 2001; antes bien, ha de consignarse que, en su oportunidad, Domingo Felipe Cavallo gestionó aquellos préstamos para seguir financiando el déficit político argentino, calculado -a grosso modo- en US$ 20 mil millones anuales


Prospectiva y ponderaciones: conflicto social

A la luz de lo expuesto, observadores, analistas y traders de información en formato open source se han dado a la faena de examinar potenciales escenarios disruptivos de corte clásico, como ser el monitoreo de movimientos en barrios precarios o villas de emergencia situados en la periferia de centros urbanos. En simultáneo, idénticas cuotas de particular atención se han invertido en el sondeo a renombrados sindicalistas; todo ello, a criterio de identificar capacidades propias y ajenas a la hora de aglutinar manifestantes. Pero este esfuerzo de apreciación, al carecer de proactividad, ha quedado caduco. En rigor, guarismos, cifras y numerología variopinta conducen inapelablemente a un único destino, como principal depositario del impacto social: los sectores medios y altos.


En tal sentido, tras la concatenación de desperfectos operativos que emergieran de personeros del circuito íntimo de asesores y consultores del Presidente, las presiones económicas que motorizan desestabilización deben rastrearse en la dirección de firmas privadas que otrora supieron presentarse como 'socias' del oficialismo. A estas les fue impedido el llevar a cabo los negocios prometidos.

Nuevamente, y centrando de nuevo el foco del trabajo sobre la conmoción detectada en sectores medios, los siguientes son los coeficientes que destacan como coadyuvantes:

- Caída del poder adquisitivo real, a partir de la súbita apreciación del dólar estadounidense;
- Fuertes incrementos de precios (fenómeno que atiende a factores especulativos, por registrarse en un medioambiente económico declaradamente recesivo);
- Reciente amenaza -comunicada por Marcos Peña- de elevar impuestos o crear nuevos tributos sobre viajes y gastos realizados en el exterior;
- Irritantes niveles de presión fiscal, ya asociada con términos y exteriorizaciones compartidas por espectros bien definidos en estos sectores, y que remiten a 'confiscación', 'ilegalidad', 'abuso', 'robo';
- Intolerancia ante la contratación de cada vez más personal en el Estado Nacional (motorizada aquélla a partir de la difusión, en redes sociales, de contenidos del Boletín Oficial), y ante la comunicación de noticias que informan sobre la ampliación de beneficios sociales (subsidios, bonos, etc.) para integrantes de organizaciones de piqueteros, punteros, etcétera. Esta variable se encuentra directamente emparentada con el punto anterior (presión fiscal y tributaria), habida cuenta de que la percepción que gana cada vez más adeptos estima que el Gobierno Nacional confisca con impuestos para recompensar o premiar la ineficiencia, el piquete, o la haraganería;
- Preocupaciones en torno de la manutención del propio empleo y, por ende, sobre la capacidad futura de mantener al propio núcleo familiar, a raíz de los factores cifrados líneas arriba. En sintonía con este punto, ansiedad ante la fortuita caída del préstamo hipotecario en trámite (fundamentalmente, en la adquisición de primera vivienda, esto es, departamentos de dos ambientes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires). 
- Empeoramiento -efectivo o percibido- de la situación de seguridad personal y ciudadana. Gana terreno la explicitación de que este aspecto ha empeorado en los más importantes centros urbanos del país; fundamentalmente, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
- Percepciones que explicitan una sensación generalizada de debilidad institucional. La sentencia que suma adeptos: 'Este es un gobierno débil'. Aún cuando el ciudadano de a pie aprecia el empleo de un modo de comunicación oficial más conciliador -al comparárselo con la que caracterizaba a la gestión anterior-, esta valoración ha comenzado a mostrar una curva descendente, en virtud del incipiente ataque público perpetrado por voceros del gobierno contra los críticos. Andarivel en donde gana empuje el accionar de los denominados 'trolls' en redes sociales. Otra consecuencia no alejada de este parámetro es que la herramienta de resurrección recurrente del kirchnerismo populista como amenaza, ha perdido peso frente a la exigencia ciudadana, que exige resultados concretos.
- La promoción que el propio Presidente Macri ha hecho del 'aborto legal', aún cuando ha cosechado apoyos de parte de un porcentual del votante de Cambiemos, ha contribuído a alienar a otro, de extracción más conservadora pero que también ha apoyado al gobierno por vía del voto. Este parcial percibe que el jefe de Estado ha preferido 'quedar bien' con sectores radicalizados del progresismo, echando mano de la cuestión como elemento distractivo o como 'globo de ensayo'. No interfiere con esta perspectiva la influencia de la Iglesia Católica, cuya imagen se ha visto devaluada en tiempos recientes, tal como ha sucedido con la de Su Santidad Francisco. Precisamente, un considerable espectro de votantes de la coalición de gobierno exige que el Estado Nacional elimine los aportes a la curia.

En el complemento, será menester inferir que el análisis coyuntural -con el norte puesto en el enigma electoral- no devuelve como resultado un proscenio en el cual la ciudadanía suscriba a la necesidad de castigar a Cambiemos, inclinándose por otras alternativas en las Elecciones Generales de 2019. La fragmentación opositora, fogoneada por el interdicto intestino entre peronistas 'republicanos' y kirchneristas en el Congreso de la Nación, suscita un horizonte inédito en las últimas décadas, provisto que otrora existían conglomerados que ofrecían la posibilidad de bifurcación. No es el caso actual.

Sin embargo, sí sería aconsejable atender a escenografías en los que votantes potenciales amalgamen formatos novedosos con los cuales aleccionar, por vía de reprimendas, no solo al consorcio cambiemita sino también a lo que comienza a identificarse como 'vacío político'. Tales formatos involucran la poco probable invitación al no pago de impuestos, tributos y contribuciones por determinados períodos de tiempo, en un primer término. Pero, en vistas de que tal proposición conduciría a un serio compromiso de las finanzas individuales o grupales en el mediano plazo (explicitable en la forma de intereses punitorios), se alza como factible la orientación de esfuerzos en torno de la impugnación del voto. Instrumentación que podría ser acompañada de manifestaciones o 'cacerolazos', y que traccionaría más adhesiones que senderos lindantes con la agresión o el ensañamiento -episodios ante los cuales los sectores medios se han mostrado tradicionalmente reacios.

La panorámica, no obstante, se verá acompañada -casi con certeza- de acontecimientos vinculados al mal llamado 'escrache' o señalamiento de dirigentes, magistrados y funcionarios en espacios públicos (conforme ya ha venido sucediendo). Muestra irrebatible de que un fracaso de Cambiemos en materia de gestión se trasladará, invariablemente, hacia el conjunto de la ralea política de la República


 
Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.