ECONOMIA & NEGOCIOS: ALEJANDRO BONGIOVANNI

Argentina: Uber llega, aunque no 'llegue'

Cualquier lector puede ingresar a Wikipedia y tipear 'Proceso de destrucción creativa'.

30 de Marzo de 2016
Cualquier lector puede ingresar a Wikipedia y tipear 'Proceso de destrucción creativa'. Allí, puede leerse sobre la dinámica innovadora descrita por Joseph Schumpeter, factor que permite a la humanidad gozar de una mejor calidad de vida gracias a la introducción de nuevos bienes y de nuevos métodos de producción o comercialización. Pero incluso es posible omitir el artículo y simplemente 'pensar' en Wikipedia, un servicio que destruyó la producción y comercialización de voluminosas enciclopedias. Atrás ha quedado el negocio de editar, publicar y vender tomos de Espasa Calpe o Larousse. Estos fueron reemplazados por un bien superior, algo que satisface más a las personas y a menor costo para ellas. De pronto, el contenido enciclopédico del mundo estuvo disponible para muchísimas más personas a un precio monumentalmente menor. ¿Hubo gente que perdió en el proceso? Pues, claro, como siempre. Aquellos que vendían enciclopedia puerta a puerta debieron buscar otros empleos (cosa que es mucho menos difícil en mercados laborales más flexibles. Pero es mejor no tratar este tema aquí).
 
Omar VivianiVamos con otro ejemplo para quien no tenga ganas de aprender sobre Schumpeter ni de pensar en Wikipedia. ¿Adónde se han ido los videoclubes? Hasta hace algunos años, los consumidores los poblaban durante los fines de semana. ¿Qué sucedió con ellos? Pues, pasó Netflix. De súbito, ver una cantidad mayor de películas fue posible a un precio sustancialmente menor y con bajísimos costos de transacción (ya no es necesario apersonarse en el establecimiento dos veces: alquiler y devolución; basta con sólo abrir la computadora). Los locales de los videoclubes pasaron a destinarse a otros fines, los empleados buscaron trabajo en otros sitios, y —esto es muy importante— los empresarios del sector reorientaron su capital hacia nuevos rubros que sí satisfacen al consumidor, generando entre otras cosas, nuevos empleos. Mientras tanto, la gente mejoró su calidad de vida gracias a Netflix.
 
Vamos a Uber ahora. Uber va a llegar hoy, mañana o pasado. Denlo por hecho. Uber va a reemplazar al tradicional servicio de taxis porque actualmente éste resulta poco eficiente, en términos de costo-beneficio.
 
Los beneficios de Uber son incontables; entre ellos: 1) El pasajero puede ver la ruta antes de empezar y saber el precio de antemano. Evita las 'avivadas' de algunos taxistas, que 'pasean' a extranjeros tanto como a argentinos que no conocen la ciudad. 2) Usted podrá seguir por GPS al chofer antes y después del servicio, y contará con todos sus datos, lo cual resulta útil en caso de olvidar algo en el auto o de sufrir un problema. 3) No precisa efectivo, algo muy positivo para los pasajeros y también más seguro para el chofer, muchas veces agredido para robarle la recaudación. 4) Elimina un monopolio y permite la competencia entre choferes, lo que se traduce en mejor atención dado que, ahora, contarán con un verdadero incentivo para obtener una opinión favorable del viajero (por este elemento, en términos generales, uno recibe mejor trato en un almacén que en una municipalidad). 5) Le da un poder de mercado al pasajero, que hoy es sólo un usuario desprovisto de fuerza para premiar al que hace bien su trabajo y esquivar al que lo hace mal. 6) Cualquiera puede trabajar de chofer, lo que permite una salida laboral rápida para mucha gente y elimina las costosísimas patentes de corso que implican las “chapas” de taxi, que sirven para achicar la oferta del servicio (lo que obviamente se traduce en aumento del precio) y que favorecen más a los “empresarios” de taxis que a los choferes. 7) Cuenta con modelos de autos más modernos y en mejor estado. 8) El servicio es facturable, lo cual genera un beneficio para el Estado, dado que podrá recaudar de manera más eficiente.
 
Pero los sindicatos se oponen -obviamente. ¿Dónde se ha visto un monopolio entregar su privilegio sin dar pelea? Rebatir los absurdos argumentos del monopolio es innecesario. Basta recordar que en muchos casos se han opuesto —entre otras cosas— al botón de pánico (para evitar que se los pueda localizar por GPS) o al pago con tarjeta (para evitar pagar impuestos). Los sindicatos quieren pescar en un barril, tener un mercado cautivo. Esa es la función de todo sindicato: controlar el tamaño y composición de la oferta laboral para que el precio pagado por los consumidores sea mayor que el que se pagaría sin la oferta fuese libre. Si los vendedores de enciclopedia o los dueños de videoclubes no pudieron evitar Wikipedia y Netflix es porque no tenían el poder de un grupo de presión fuerte, como los sindicatos de taxis.
 
Pero, estemos tranquilos: ni el más fuerte sindicato puede detener el progreso. A lo sumo, solo pueden ralentizarlo un poco. Uber llegará, más tarde o más temprano. Nadie puede detener a la gente cuando percibe que algo mejor para sus vidas y a menor costo está disponible.
 
¿Uber tiene la vaca atada? De ninguna manera. Ya han surgido competidores (Lyft, por ejemplo) que seguirán abonado al círculo virtuoso de la competencia, en el que más oferta se traduce en menores precios y mejor atención.
 
¿Uber es el futuro? Para nada. También se equivocan los que entiendan que Uber es algo muy futurista -es apenas el presente. Las mujeres embarazadas de hoy llevan bebés que no podrán ganarse la vida manejando automóviles de un lado a otro, dado que en muy poco tiempo éstos serán guiados de manera autónoma por nuestros teléfonos. ¿Parece ciencia ficción? Piensen qué dirían si hace treinta años alguien les hubiera dicho que un aparato que entra en un bolsillo les permitiría rastrear un taxi, intercambiar textos a tiempo real con cualquier persona del mundo, filmar videos o recibir su correspondencia -además de reemplazar a los voluminosos teléfonos fijos de entonces.
 
Ni Uber, ni nada está al margen del 'proceso de destrucción creativa' que se mencionó al inicio. Nuevos bienes y servicios nos esperan en el futuro. Ellos reemplazarán los bienes y servicios actuales, mejorando nuestras vidas (siempre está la opción de no usarlos para el que considere que no hay beneficio). Los trabajos del futuro no se han creado todavía. Por eso es tan importante que el sector educativo —otro monopolio que sigue arraigado a sus privilegios— tome nota del inevitable futuro.
 
Pretender detener Wikipedia, Netflix o Uber (como podría ser Spotify, MercadoLibre, PedidosYa!, OpenEnglish, etcétera) es pretender detener un proceso vasto y virtuoso de gente poniendo capital y trabajo para obtener ganancias a través de mejorar la vida de otra gente. Claro que habrá monopolios, gobiernos, sindicatos, cárteles y empresarios prebendarios que lo intentarán pero, a la larga, serán vencidos por la gente que busca vivir mejor en cada pequeño aspecto de su vida.

 
Sobre Alejandro Bongiovanni

Es Abogado y Director de Políticas Públicas en la Fundación Libertad (Argentina). Publica regularmente en medios nacionales e internacionales.