Líderes árabes -molestos con las negociaciones entre EE.UU. e Irán- desairan a Obama
Una de las más incómodas verdades de la vida recuerda que...
18 de May de 2015
Una de las más incómodas verdades de la vida recuerda que uno puede hacerse una idea cabal sobre su poder y popularidad, tomando nota de cuántos invitados se apersonan en alguna fiesta celebrada por Usted -más importante aún: tomar nota de quiénes no se presentaron.
Y podría decirse lo mismo de las reuniones en la diplomacia internacional.
Así las cosas, imagínese cómo debería sentirse el Equipo Obama ante la noticia de la 'escasa' presencia que tendrá lugar en la cumbre para la Cooperación entre Estados Unidos y las naciones del Golfo -que se llevará a cabo en la Casa Blanca y en Camp David.
'Escasa' podría sonar muy benévolo.
'Escasa' podría sonar muy benévolo.
En efecto, se ha informado que solo dos de los seis líderes de las naciones miembro del concejo del Golfo -que incluye a Arabia Saudita, los Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Bahrein, Omán y Qatar- asistieron al encuentro del presidente Barack Obama para discutir asuntos de seguridad, involucrando una posible cooperación en materia de defensa y comercio de armas.
Solo Qatar y Kuwait enviarán a respectivos sus jefes de Estado.
Ese nivel de RSVP es particularmente curioso, dado que una fiesta organizada por el POTUS (en inglés, President of the United States) está, en general, entre las más buscadas; ya sea se lleve a cabo puertas adentro o en el exterior.
O, al menos, así solía ser.
Algunos de los líderes de las naciones del Golfo han presentado sus excusas respectivas -todas ellas, claramente plausibles, obvio-, como ser preocupaciones de salud o temas espinosos a nivel doméstico, y han hecho planes para enviar a sus subordinados al encuentro.
Al ser el más poderoso de los invitados, la ausencia del nuevo rey saudí Salman, es particularmente llamativa.
Sus representantes declararon que precisa estar en Riad, en ocasión de un período de cinco días de cese al fuego en la guerra que Arabia Saudita conduce en Yemén; el rey Salman ha despachado a su número dos, el príncipe de la Corona Mohammed bin Nayef -quien también es su ministro de Interior-. También participará del evento el hijo del rey, el príncipe asignado a la Corona Mohammed bin Salman (ministro de Defensa del monarca).
Mientras que los saudíes insisten en que la ausencia del rey no es un destrato hacia el presidente estadounidense, y sin importar lo que las numerosas voces oficiales digan, la percepción es la realidad.
Mientras que los saudíes insisten en que la ausencia del rey no es un destrato hacia el presidente estadounidense, y sin importar lo que las numerosas voces oficiales digan, la percepción es la realidad.
El tema se torna cada vez más curioso, cuando se considera el estado de situación en el Medio Oriente y los modos en que los mandatarios del concejo perciben que pueden obtener algún beneficio de presionar al presidente de los Estados Unidos.
Entonces, ¿qué pasa?
Algo está bien claro: los invitados no ven que la reunión con el presidente estadounidense valga la pena. Infortunadamente, esto dice mucho sobre la perspectiva que los líderes del Golfo tienen sobre EE.UU., su socio.
Asimismo, los Estados del Golfo están enviando -sin miramientos- una fuerte señal hacia los estadounidenses, en relación a su nivel de insatisfacción con las políticas de EE.UU. en el Medio Oriente.
Nada expresa mayor insatisfacción que el no presentarse a la fiesta presidencial.
Los líderes árabes están, desde luego, preocupados por lo eventual de un acuerdo nuclear con Irán; y el momento actual se presenta inmejorable -mientras las conversaciones con Teherán tienen lugar en Viena- para mostrar preocupación, y para recordarle a Washington que replique con algo mejor que acordar con Teherán.
Los líderes del Golfo también están excepcionalmente molestos con el desastre que hace a los resultados devueltos en Irak y Siria, y con el Estado Islámico.
Luego de cuatro años extra, Basher al-Assad -presidente sirio- aún continúa en el poder; 200 mil personas han muerto; el Estado Islámico se ha vuelto una amenaza recurrente; Irán está profundamente involucrado en Irak y Siria; y el esfuerzo de los Estados Unidos parece ser -diríamos- menor que 'urgente'. Podríamos agregar Yemén y Libia a la lista de molestias.
Luego de cuatro años extra, Basher al-Assad -presidente sirio- aún continúa en el poder; 200 mil personas han muerto; el Estado Islámico se ha vuelto una amenaza recurrente; Irán está profundamente involucrado en Irak y Siria; y el esfuerzo de los Estados Unidos parece ser -diríamos- menor que 'urgente'. Podríamos agregar Yemén y Libia a la lista de molestias.
Lo que todo esto significa es que la promocionada cumbre será, probablemente, un fiasco. Y esto no es una buena noticia para los intereses estadounidenses, ni para los prospectos de paz y estabilidad en aquella enturbiada región.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/05/16/arab-leaders-upset-over-iran-deal-snub-obama/
Foto de portada: Barack Obama, junto al jeque kuwaití Sabah Al-Ahmad Al-Sabah (izquierda), el ministro designado de Omán, Sayyid Fahad Bin Mahmood Al Said (segundo hacia la izquierda) y el jeque y emir de Qatar Tamim bin Hamad Al-Thani. (Crédito: Kevin Dietsch/CNP/AdMedia/Newscom)
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/05/16/arab-leaders-upset-over-iran-deal-snub-obama/
Foto de portada: Barack Obama, junto al jeque kuwaití Sabah Al-Ahmad Al-Sabah (izquierda), el ministro designado de Omán, Sayyid Fahad Bin Mahmood Al Said (segundo hacia la izquierda) y el jeque y emir de Qatar Tamim bin Hamad Al-Thani. (Crédito: Kevin Dietsch/CNP/AdMedia/Newscom)
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@Brookes_Peter
Sobre Peter Brookes
Es Analista Senior en temáticas relativas a seguridad nacional en la Fundación Heritage, Washington, D.C. En la actualidad, Brookes ejerce su tercer período como miembro designado en el congreso estadounidense de la Comisión de Revisión de Seguridad y de Economía entre Estados Unidos y la República Popular China. Anteriormente, se desempeñó en la Administración del ex presidente George W. Bush como secretario adjunto de Defensa para Asuntos de Asia y del Pacífico, en donde fue responsable por la política de Defensa de EE.UU. de 38 países y cinco alianzas bilaterales en el continente asiático.