Tres años de cepo cambiario
Viernes. 28 de octubre de 2011. Con la rueda de mercado ya cerrada, y de cara al fin de semana, el entonces Ministro de Economía Amado Boudou...
28 de Octubre de 2014
Viernes. 28 de octubre de 2011. Con la rueda de mercado ya cerrada, y de cara al fin de semana, el entonces Ministro de Economía Amado Boudou anunciaba que quienes deseen adquirir moneda extranjera debían solicitar a tal fin una autorización ante AFIP. Junto al titular del este órgano -Ricardo Echegaray-, el funcionario explicó que sólo quien contara con la 'capacidad contributiva' necesaria podría hacerse de billetes verdes. A tres años de la controvertida medida, el presente es un análisis de las variables que llevaron al cepo y el impacto que ha tenido en la economía se mantienen como una discusión vigente y un desafío de cara al futuro.
El mercado informal para la divisa había nacido con la precuela del cepo cambiario. Ya en septiembre de 2011, existía un incipiente intercambio paralelo en donde los compradores que buscaban evitar el registro de las transacciones cambiarias estaban dispuestos a pagar un plus sobre la cotización oficial del orden del 5%. La consecuencia inmediata de la instalación de las restricciones a la compra de dólares (que tomaron efecto el lunes 31 de octubre de 2011 día en el que las reservas alcanzaban U$S 47.523 millones) fue la conformación de un mercado informal para la divisa estadounidense. Así nació el hoy famoso 'dólar blue'.
El tipo de cambio, por entonces de 4,24 y la brecha comenzaba a ganar tracción: el primer día de restricciones, saltó al 6% (4,49 pesos por dólar contra un oficial de 4,24). Luego fue a 9%, y, así, hasta llegar al 73% actual (habiendo alcanzado al 100% en mayo de 2013, la mayor diferencia entre el dólar oficial y el dólar libre en la Argentina desde 1974). Estos incrementos fueron de la mano de nuevas y mayores restricciones que se impusieron a lo largo de los siguientes 36 meses.
La canilla de dólares se cerró cada vez más. En el verano de 2012, se impusieron nuevos requisitos a las empresas para la obtención de divisas para girar al exterior. Esto representó un duro golpe para las filiales extranjeras, que debieron buscar alternativas para pagos por servicios o ganancias a sus casas matrices. No es extraño que, desde ese entonces, la Argentina haya sido uno de los países que menor inversión extranjera directa recibió en América Latina, ni que ésta sea principalmente reinversión de utilidades cautivas. Mientras que durante 2013 la IED recibida por los países de América Latina y el Caribe se incrementó en un 6,3% interanual, los flujos de fondos hacia nuestro país se precipitaron en un 25%, en acuerdo con un informe de CEPAL.
Para los individuos, las complicaciones para acceder a la moneda extranjera fueron crecientes. Una a una, las ventanillas para hacerse de dólares se fueron cerrando o, al menos, limitando. En el segundo trimestre de 2012 pasó a ser necesario contar con una cuenta bancaria en dólares (con saldo, lógicamente) para poder realizar extracciones en el exterior. El monto autorizado en relación a los ingresos se redujo y aparecieron las autorizaciones para la compra de moneda para viajes al exterior. Cada uno de estos cambios fue combustible para la brecha entre el mercado oficial y el paralelo. Hacia mayo de 2012, había alcanzado el 20%.
La última vuelta para cerrar definitivamente la canilla a las compras para atesoramiento llegó el 14 de junio de 2012 (aunque esto fue oficializado casi un mes después). Las compras de dólares billete con motivo de ahorro quedaron restringidas en forma definitiva y la brecha se consolidaba por encima del 30%. Esta medida recién fue revisada en enero de este año.
Días después, fue el turno de las compras con tarjetas de crédito. Primero les corrió un recargo del 15%, en concepto de percepción a cuenta de pagos por Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales. La alícuota fue posteriormente incrementada llegando al 35% con la consigna de poner coto a una balanza de pagos por turismo que se hacía cada vez más negativa.
Como se dijo, recién en enero de 2014 se rehabilitó la alternativa de compra de dólares para atesoramiento por parte de los particulares, aunque con visto bueno de AFIP mediante. Los pagos de exportaciones y remesas de utilidades para las empresas continúan en una zona gris. Con denuncias de discrecionalidad, los importadores dejan saber que existen pagos demorados por un monto del orden de los US$ 5.000 millones.
La modalidad de 'dólar ahorro' fue la vía que muchos argentinos utilizaron para proteger sus ahorros individualmente. En lo que va del año, con datos hasta el 27/10/2014, se llevan vendidos bajo este esquema US$ 2.095 millones. El mes de octubre, la cifra alcanzará otro récord.
El mercado informal para la divisa había nacido con la precuela del cepo cambiario. Ya en septiembre de 2011, existía un incipiente intercambio paralelo en donde los compradores que buscaban evitar el registro de las transacciones cambiarias estaban dispuestos a pagar un plus sobre la cotización oficial del orden del 5%. La consecuencia inmediata de la instalación de las restricciones a la compra de dólares (que tomaron efecto el lunes 31 de octubre de 2011 día en el que las reservas alcanzaban U$S 47.523 millones) fue la conformación de un mercado informal para la divisa estadounidense. Así nació el hoy famoso 'dólar blue'.
El tipo de cambio, por entonces de 4,24 y la brecha comenzaba a ganar tracción: el primer día de restricciones, saltó al 6% (4,49 pesos por dólar contra un oficial de 4,24). Luego fue a 9%, y, así, hasta llegar al 73% actual (habiendo alcanzado al 100% en mayo de 2013, la mayor diferencia entre el dólar oficial y el dólar libre en la Argentina desde 1974). Estos incrementos fueron de la mano de nuevas y mayores restricciones que se impusieron a lo largo de los siguientes 36 meses.
La canilla de dólares se cerró cada vez más. En el verano de 2012, se impusieron nuevos requisitos a las empresas para la obtención de divisas para girar al exterior. Esto representó un duro golpe para las filiales extranjeras, que debieron buscar alternativas para pagos por servicios o ganancias a sus casas matrices. No es extraño que, desde ese entonces, la Argentina haya sido uno de los países que menor inversión extranjera directa recibió en América Latina, ni que ésta sea principalmente reinversión de utilidades cautivas. Mientras que durante 2013 la IED recibida por los países de América Latina y el Caribe se incrementó en un 6,3% interanual, los flujos de fondos hacia nuestro país se precipitaron en un 25%, en acuerdo con un informe de CEPAL.
Para los individuos, las complicaciones para acceder a la moneda extranjera fueron crecientes. Una a una, las ventanillas para hacerse de dólares se fueron cerrando o, al menos, limitando. En el segundo trimestre de 2012 pasó a ser necesario contar con una cuenta bancaria en dólares (con saldo, lógicamente) para poder realizar extracciones en el exterior. El monto autorizado en relación a los ingresos se redujo y aparecieron las autorizaciones para la compra de moneda para viajes al exterior. Cada uno de estos cambios fue combustible para la brecha entre el mercado oficial y el paralelo. Hacia mayo de 2012, había alcanzado el 20%.
La última vuelta para cerrar definitivamente la canilla a las compras para atesoramiento llegó el 14 de junio de 2012 (aunque esto fue oficializado casi un mes después). Las compras de dólares billete con motivo de ahorro quedaron restringidas en forma definitiva y la brecha se consolidaba por encima del 30%. Esta medida recién fue revisada en enero de este año.
Días después, fue el turno de las compras con tarjetas de crédito. Primero les corrió un recargo del 15%, en concepto de percepción a cuenta de pagos por Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales. La alícuota fue posteriormente incrementada llegando al 35% con la consigna de poner coto a una balanza de pagos por turismo que se hacía cada vez más negativa.
Como se dijo, recién en enero de 2014 se rehabilitó la alternativa de compra de dólares para atesoramiento por parte de los particulares, aunque con visto bueno de AFIP mediante. Los pagos de exportaciones y remesas de utilidades para las empresas continúan en una zona gris. Con denuncias de discrecionalidad, los importadores dejan saber que existen pagos demorados por un monto del orden de los US$ 5.000 millones.
La modalidad de 'dólar ahorro' fue la vía que muchos argentinos utilizaron para proteger sus ahorros individualmente. En lo que va del año, con datos hasta el 27/10/2014, se llevan vendidos bajo este esquema US$ 2.095 millones. El mes de octubre, la cifra alcanzará otro récord.
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@AMandolesi
Sobre Adriano Mandolesi
Es Licenciado en Economía. Se desempeña en el think tank argentino Fundación Libertad, y el CISE (Centro de Investigaciones Sociales y Económicas de la citada Fundación). También oficia de analista en Roagro S.R.L.