La Ley de Gresham y la escasez de dólares en la Argentina
Hace ya décadas que en la Argentina no existe un tipo de cambio libre, es decir que el gobierno...
30 de Septiembre de 2014
Hace ya décadas que en la Argentina no existe un tipo de cambio libre, es decir que el gobierno ha, prácticamente, abolido las fluctuaciones en su moneda respecto de otras. Lo que tenemos hoy -y ya desde hace mucho- es un tipo de cambio fijado arbitrariamente con relación a otras divisas.
Es en esta situación que la llamada Ley de Gresham se cumple en el 100% de los casos en los que se practican controles cambiarios. La referencia se ha puesto en honor a Thomas Gresham, uno de los fundadores de la Bolsa de Valores de Londres.
¿Qué nos dice esta ley? Que la moneda mala desplaza a la buena cuando existe un tipo de cambio fijo establecido por la autoridad gubernamental. La moneda 'mala' es aquella que la gente tiende a emplear para sus pagos, y la 'buena', la que trata de conservar.
Es habitual que los gobiernos tiendan a sobrevaluar su circulante debido a razones relacionadas con el prestigio, y también a raíz de lo siguiente: cuando un circulante es sobrevaluado por decreto, la primera acción de la gente es apresurarse a cambiarlo por la moneda devaluada, lo que, lógicamente, causa exceso de circulante sobrevaluado y escasez del devaluado. En resumen, se impide que el tipo de cambio varíe, a fin de normalizar el mercado.
Pero veamos lo que aplica el gobierno en mi país. Importaciones con un dólar a tipo de cambio 1-14 y exportaciones con un dólar 1-8 pesos. Exportaciones baratas e importaciones costosas.
Es claro que, en un mercado libre, el tipo de cambio es fijado por sí mismo, día a día. Pero, de existir intervención gubernamental, se da entonces una correlación entre la Ley de Gresham y todas las monedas fiat (dinero impuesto por el gobierno), que carecen de respaldo en mercancía, y cuya validez está dada por la confianza (la bona fie) de las personas en las instituciones que las emiten.
En otras palabras, si no se respeta el libre mercado, terminarán conviviendo dos monedas: una devaluada y otra sobrevaluada. Ambas artificialmente.
Como consecuencia de estas políticas, se escucha en mi país la famosa frase de la "escasez de dólares", lo cual no es más que un resultado de las descriptas políticas que los propios gobiernos aplican.
Cuando esto sucede, no es más que la "excusa perfecta” para el propio gobierno, ya que deja servida en la mesa dos medidas intervencionistas: la de cortar o regular las importaciones extranjeras y la de demandar créditos a tasas extravagantes, para poder así intentar, infructuosamente, aumentar la cantidad de divisas. El resultado final está a la palma de la mano: el déficit en la balanza comercial. Y la Argentina, país por excelencia e historia dependiente de las exportaciones del campo mayormente, este tipo de controles implica ni más ni menos que la "socialización de la economía".
Ejemplos como el citado son numerosos en el mundo; estos casos se multiplicarán, en la medida en que sigan sin comprenderse los fundamentos y ventajas de la sociedad libre.
Es en esta situación que la llamada Ley de Gresham se cumple en el 100% de los casos en los que se practican controles cambiarios. La referencia se ha puesto en honor a Thomas Gresham, uno de los fundadores de la Bolsa de Valores de Londres.
¿Qué nos dice esta ley? Que la moneda mala desplaza a la buena cuando existe un tipo de cambio fijo establecido por la autoridad gubernamental. La moneda 'mala' es aquella que la gente tiende a emplear para sus pagos, y la 'buena', la que trata de conservar.
Es habitual que los gobiernos tiendan a sobrevaluar su circulante debido a razones relacionadas con el prestigio, y también a raíz de lo siguiente: cuando un circulante es sobrevaluado por decreto, la primera acción de la gente es apresurarse a cambiarlo por la moneda devaluada, lo que, lógicamente, causa exceso de circulante sobrevaluado y escasez del devaluado. En resumen, se impide que el tipo de cambio varíe, a fin de normalizar el mercado.
Pero veamos lo que aplica el gobierno en mi país. Importaciones con un dólar a tipo de cambio 1-14 y exportaciones con un dólar 1-8 pesos. Exportaciones baratas e importaciones costosas.
Es claro que, en un mercado libre, el tipo de cambio es fijado por sí mismo, día a día. Pero, de existir intervención gubernamental, se da entonces una correlación entre la Ley de Gresham y todas las monedas fiat (dinero impuesto por el gobierno), que carecen de respaldo en mercancía, y cuya validez está dada por la confianza (la bona fie) de las personas en las instituciones que las emiten.
En otras palabras, si no se respeta el libre mercado, terminarán conviviendo dos monedas: una devaluada y otra sobrevaluada. Ambas artificialmente.
Como consecuencia de estas políticas, se escucha en mi país la famosa frase de la "escasez de dólares", lo cual no es más que un resultado de las descriptas políticas que los propios gobiernos aplican.
Cuando esto sucede, no es más que la "excusa perfecta” para el propio gobierno, ya que deja servida en la mesa dos medidas intervencionistas: la de cortar o regular las importaciones extranjeras y la de demandar créditos a tasas extravagantes, para poder así intentar, infructuosamente, aumentar la cantidad de divisas. El resultado final está a la palma de la mano: el déficit en la balanza comercial. Y la Argentina, país por excelencia e historia dependiente de las exportaciones del campo mayormente, este tipo de controles implica ni más ni menos que la "socialización de la economía".
Ejemplos como el citado son numerosos en el mundo; estos casos se multiplicarán, en la medida en que sigan sin comprenderse los fundamentos y ventajas de la sociedad libre.
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@SNTurdo
Sobre S. Nicolás Turdo
Estudiante de la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional del Centro (Argentina). Ha publicado en diversos medios incluyendo El Tiempo Latino (EE.UU.). Actualmente, se desempeña como pasante en el Cato Institute.