ECONOMIA Y NEGOCIOS: MAXIMILIANO BAUK

Argentina: la economía de la improvisación

El país enfrenta una situación adversa en materia económica, desde hace ya bastante tiempo.

28 de Agosto de 2014
El país enfrenta una situación adversa en materia económica, desde hace ya bastante tiempo. Con una inflación que se estima alcanzará el 40% anualizada para diciembre, un dólar blue o paralelo que se acerca cada vez más a los 15 pesos aumentando, así, la brecha con el dólar ficticio —o también llamado oficial— y con cada vez más trabajadores en la calle, el Gobierno Nacional parece no saber qué hacer para solucionar los problemas.

Es tan llamativo, por deprimente y vergonzoso, el afán desde el cual el oficialismo busca 'emparchar' toda situación adversa, como si de esa manera se llegara a una solución.

Quizás, en donde primero se hizo notar la situación, fue en el caso de los alimentos; todo dio inicio con la merluza y las milanesas 'para todos'; luego, las consecuencias negativas también se vieron cuando los consumidores ya se veían imposibilitados de renovar su ropa. Se siguió con los jeans, medias y remeras 'para todos'. Una vez más -y con el problema ya en estado avanzado-, llegaron los 'Precios Cuidados', con el gobierno interviniendo en los precios unitarios de una amplia gama de productos. Obviamente, procedimiento insostenible y que siempre termina conduciendo a los inevitables faltantes: los alimentos comienzan a ser racionalizados, y los supermercados que exhiben avisos de 'máximo 2 unidades por grupo familiar' se multiplican; tales carteles se exhiben junto al orgulloso y colorido eslogan de 'Precios Cuidados'.

En el caso de los holdouts, la Administración llevó adelante una fuerte campaña de descalificación en perjuicio de quienes ellos califican como 'fondos buitres' pero, al decir del economista José Luis Espert en una reciente presentación televisiva: sin exceso de gasto público, no hay déficit; sin déficit, no hay deuda; y, sin deuda, no hay fondos buitres. Entonces, en lugar de atacar al último eslabón de la cadena, ¿por qué no atacar al problema desde la raíz y comenzar a disminuir el gasto público? Ello terminaría con la inflación, ya que ésta surge como consecuencia de la emisión monetaria desmedida, conforme no existe dinero que alcance para cubrir tan elevado gasto estatal. A su vez, sin inflación, no serían necesarios planes 'para todos', ni los 'precios cuidados'. Finalmente, de esta manera no tendríamos que enojarnos con el juez estadounidense Thomas Griesa, ni descalificar a nadie a causa de nuestra propia impericia.

Cada vez que surge un problema, el Gobierno Nacional actúa sobre la marcha, aplicando parches de tal forma que, tras el primer inconveniente, surgen otros tres o más, y así sucesivamente. Ello termina en una gigantesca bola de  nieve que termina cayendo sobre los ciudadanos, con todo su peso.

El índice de confianza generado por la actual Administración es casi nula, por lo cual, haga lo que haga, ya no logrará generar inversión genuina, en virtud del recurrente ataque contra la propiedad privada. Lo único que la ciudadanía puede reclamarle al gobierno a estar alturas es que no se siga atacando a las instituciones, con el objeto de que el país no empeore. Para que, eventualmente, el próximo gobierno tenga, a partir de 2015, la oportunidad de cambiar el rumbo. Demostrando respeto en donde antes había autoritarismo y permitiendo, así, renacer la seguridad en donde antes no había más que incertidumbre.
 
Sobre Maximiliano Bauk

Es Analista de Políticas Económicas en el Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad (Argentina). Sus artículos son publicados regularmente en el sitio web en español del Instituto Cato, Washington, D.C., Estados Unidos.