SOCIEDAD - CARTAS DE LECTORES: RAUL ZORZON

Es hija de "caranchos"

No es esta expresión una falta de respeto a la investidura presidencial, ni nada que se parezca. Por estos días, un grosero exabrupto fue lanzado como fogonazo por la misma Presidente de la Nación. Dijo ella: 'Los buitres y caranchos muchas veces se lanzan sobre el Estado'.

06 de Diciembre de 2012

No es esta expresión una falta de respeto a la investidura presidencial, ni nada que se parezca. Por estos días, un grosero exabrupto fue lanzado como fogonazo por la misma Presidente de la Nación. Dijo ella: 'Los buitres y caranchos muchas veces se lanzan sobre el Estado'.

Lo expresó en referencia a los múltiples juicios que la clase pasiva acciona contra ANSES, porque no se le pagan lo que le corresponde. Solamente individuos trastornados pueden agredir de esa manera a personas ancianas quienes, en forma heroica, defienden sus derechos.

Fue y es el sistema previsional argentino una perdurable variable de ajustes. Pareciera una sentencia de muerte por haber trabajado en la vida. Hoy, éste gobierno no solo los ignora, sino que reniega de su esfuerzo pasado, vetando el 82% móvil que en su momento aprobara el Congreso de la Nación.

El gobierno ni siquiera obedeció la decisión de la Corte Suprema de Justicia, que refrendó aquella legislación. Desde Balcarce 50 se hizo caso omiso, como si nada hubiese ocurrido. Pero también llama la atención que los magistrados del máximo tribunal no hagan cumplir esa sentencia acordada, entre otras.

Lo que ha olvidado esta mujer en sus extravagancias, es que su madre, la Señora Ofelia Esther Wilhelm también demandó al Estado Nacional por esta causa -en marzo de 2008-, obteniendo resultado favorable en tiempo récord. Y su hija ya se encontraba ejerciendo su mandato constitucional. Ni hablar, por cierto, de la pensión graciable que rápidamente tramitó luego de la muerte de su marido. ¿Cómo se explica esto?

Arremeter de esa manera -y con total soltura- contra seres humanos indefensos que hoy sollozan a partir de las miserias que les paga es una grave humillación. Se trata de otra cachetada y de una trágica falta de respeto hacia ellos. Después de todo, lo único que han hecho a lo largo de sus vidas fue trabajar a destajo para vivir dignamente y ayudar a construir una gran nación para el futuro. Los jubilados contemplan, angustiosamente, cómo esos ahorros son robados por el Gobierno Nacional, mientras éste hace de ello un auténtico festival.

Primero, la Administración arremetió contra las AFJP, en su nacionalización del sistema previsional, para luego confiscar los ahorros de sus adherentes, de manera compulsiva. Los mismos imbéciles que apoyaron la privatización en su momento -haciendo referencia al 'primer mundo'- se convirtieron luego en grandes defensores del sistema de reparto. Ladrones.

Solo faltaba que engrosaran las arcas de ANSES para que comenzara la fiesta. El dinero de los jubilados fue y es otra poderosa caja de subsidios para cualquiera. Nuestros ancianos observaban el dispendio y corrían a la Justicia, para que no les robaran todo.

La lentitud de los estrados judiciales frente a la voracidad del saqueo -cual tortuga persiguiendo a una liebre- permitió que fabulosas partidas fueran asignadas al Fútbol Para Todos, al automovilismo (TC), al subsidio de tarifas de servicios y otras tantas “Estupideces Para Todos”. Mientras tanto, en un pueblo de la Provincia de Misiones (como parte de un rompecabezas de miserias), María Ovando escuchaba las últimas palabras de su pequeña hija y, llorando, la sepultaba a la vera de un arroyo porque no encontró quien la acercara hasta un centro de salud para asistirla. Se trató de uno de los estropicios más horrendos de un Estado tan corrupto como ausente. Dedicado a alimentar los actos de rapiña de una horda nauseabunda de delincuentes.

Finalmente, ¿cómo es posible que esta Señora -jefe de estado- soltara tal agresión contra la clase pasiva nacional? Es la necedad de un vocabulario hostil que a nadie interesa. Y acaso sea porque la Presidente ya no encuentra idea alguna para salir de la cerrazón que siempre nubló su lamentable gestión. El despotismo es la amarra que conduce a inmolarse en la propia trampa. Los gritos, los aprietes y los atropellos quedarán en el recuerdo de un sistema siniestro, cuyo logro más destacado fue partir a un pueblo obediente, para enterrarlo en su desconcierto.

Hacer apología del daño de aves carroñeras, endosándole tal condición a estos pobres excluídos -e incluyendo su madre- es golpear en lo más bajo de las entrañas de personas, hoy peregrinos errantes que sueltan lágrimas rojas de dolor por tanta injusticia.

La identificación dominante de buitres y caranchos es la ferocidad, pues poseen un alto poder de depredación. Siempre vivieron ocultos en zonas remotas, por su gran peligrosidad. A veces, en su plumaje resalta demasiado el color negro. También en lugares distantes de nuestro territorio supieron merodear estos pajarracos que, desde lo alto, acechaban a sus presas para aplicarles sus espolones venenosos y, de esa manera, no dejarles ni siquiera la osamenta.

Hacer un paralelo entre ciudadanos pobres y abatidos, luego de una historia de labor en medio de penurias merece, cuando menos, un acto de desagravio de alguien que debiera dar el ejemplo con su conducta. Es lo menos que se merecen. Trabajaron hasta jubilarse, y a la mayoría no les sobró el pan. Será hora de pagarles lo que se les debe y de dejarlos en paz.

Esta mujer ya no debe volver a levantar la voz. Antes bien, debe mejorar sus argumentos. El consejo es que deje de provocar y que se llame a silencio, por el bien de todos. Muchos ya estamos hartos de oírla.

Existen dos cosas en este mundo, que son difíciles de medir: el Universo y la estupidez humana. La primera es obra del Creador; la segunda pertenece a los seres humanos.

Raúl Zorzón (Malabrigo, Provincia de Santa Fe) | El Ojo Digital Sociedad