SOCIEDAD: RAUL ZORZON

Derechos inhumanos

Parece mentira... pero es cierto. No es una ficción. Un juez -especialista en soltar a delincuentes- liberó ahora a un reincidente peligroso con una condena de 25 años por cuatro violaciones. Y no es el único caso conocido, ¿Qué experimento quieren hacer?

31 de Octubre de 2012

Parece mentira... pero es cierto. No es una ficción. Un juez -especialista en soltar a delincuentes- liberó ahora a un reincidente peligroso con una condena de 25 años por cuatro violaciones. Y no es el único caso conocido, ¿Qué experimento quieren hacer?

Por si ello fuera poco, en estas últimas semanas, una mujer indefensa -a merced de ese monstruo depravado- pierde la vida de la peor forma: violada y estrangulada. Nadie hace nada. Ese magistrado debe llevar el mismo calificativo que el homicida. Porque otra expresión no le cabe.

Son las calles de las ciudades, tierra de nadie. Donde los ciudadanos honestos, temerosos, viven encerrados; y los malvivientes  están libres, haciendo de las suyas. Los que tienen a su cargo el control de semejante salvajismo nada dicen, o todo lo justifican.

Juez Axel López¿Qué sistema es aquel que permite ejecutar acciones criminales, al libre albedrío, para que cualquiera haga lo que se le dé la gana? Seguramente, ese sistema no es la democracia. ¿No existe acaso un límite para actuar? En cualquier sociedad civilizada y democrática, los derechos son tan obligatorios como los deberes.

No es posible que se siga mirando hacia otro lado. ¡No puede ser que permitan que cualquiera asesine a quien se le antoje! ¡Hay que terminar con tantos asaltos y robos a mano armada! ¡No se debe permitir que siga habiendo mujeres atacadas sexualmente por psicópatas! ¿Será posible que esto siga así? Este no es, ni fue, ni debería ser un país de bestias... aunque a este gobierno estas cosas no le interesen.

¿Y dónde está la ley? Esa exigencia que se debe cumplir. Es responsabilidad de funcionarios y dirigentes políticos su obediencia. Ese estatuto tiene una sola interpretación: su justa aplicación y nada más. No hay que buscar recodos para desviar su contenido y de esa forma liberar lo que les conviene. ¿No corresponde aplicarla también a esos poderes que son los responsables de lo que sucede? Hay que modificar esta actual legislación perversa.

¿No es ser canalla, cuando no se atiende esta demanda de protección? ¿No es una canallada ocupar cargos con el único propósito de enriquecerse en forma descarada y sin tener presente la vida de los demás?

¿No dijeron en su juramento que si no cumplen con la Constitución, Dios y la Patria se lo demandarán? Tal vez, cuando estos se vayan vendrán otros ladrones. Pero el pueblo empieza a despertar y en un rugir de cacerolas exigirá actuar de acuerdo a ese tratado. La ciudadanía ahora tendrá que ser su contralor.

Inventaron un relato supremo de doble discurso, lleno de mentiras y amparado en las semblanzas de los medios adictos, (Sí, adictos con el dinero de todos nosotros). Relato que anega en la confusión a los distraídos y a los convenientes. Buscando recubrir todo resquicio que refleje lo que en el escenario diario sucede.

Han llegado al límite. Esa demarcación tiene una frontera que fija lo tolerable, y la paciencia se está acabando. Los descomunales abusos e ilegalidades de esta Administración se estrellaron con una realidad dolorosa que empuja a decir ¡Basta! Esto, el día ocho de Noviembre (8N) será expuesto en todo el espacio público del país.

Indefensas mujeres, en busca de justicia, expresan el grito lastimero de exigir el final de tantas pesadillas, en este desenfreno de violencia que se expande sobre sus vidas. La única respuesta que oyen es: “Violencia de género”. Como si ese argumento solucionara en algo sus requerimientos.

Tatiana KolodziezNuestra sociedad oscila entre el duro rigor o el equivocado garantismo que permite todo sin advertir las derivaciones. Las fuerzas del orden, que dejan mucho que desear, ponen en riesgo sus vidas estando bajo los fallos de burdos jueces progresistas que menoscaban las angustias de los damnificados; hay casos en que ni las denuncias toman. Este es un modelo diabólico que se resiste a terminar.

Está demostrado que los regímenes tiranos y corruptos de épocas pasadas, basados en las mismas aprensiones que hoy padecemos, siguen intactos. Nada es distinto: el miedo a la barbarie -de una forma u otra- es temor en todas sus expresiones. El 54% fue una exageración. Los pueblos también se equivocan y deben hacerse cargo de sus errores.

Pero ese resultado no avala ninguna extravagancia, ni subestima compromisos. Están disgregando a la sociedad de su puntal máximo que es la naturaleza familiar; no hay sociedad, sin ella, para contener a sus hijos. Hoy ya no pueden abrir la puerta donde habitan porque ahí afuera los espera un ladrón.

Si esto es el Socialismo del siglo XXI, deja mucho que desear; y si fue diseñado para estas formas de vida, lo mejor sería que desaparezca lo antes posible. Hay un ABC en la forma de convivir. Nadie es reo hasta que la justicia no lo determine, pero en esta lentitud de la misma no debe soslayarse la culpabilidad ni la eventualidad de las reincidencias, dejándolos en libertad.

Es un espanto ver cómo una expresión noble llamada derechos humanos quede torcida por la voluntad postrera de algunos personajes que aprovechan las desgracias pasadas para imponer sus ideas coleccionadas en un subconsciente siniestro.

Todo se mezcla y avanza en un descontrol peligroso, en donde la vida, que es lo más preciado que uno tiene, pareciera estar entregada a malhechores de oscuros prontuarios dispuestos a todo. La modernidad no avala la violación de la justicia.

No se precisa ser profesional del derecho para entender la aplicación de las normas de sana convivencia, ni ser adivino para darse cuenta dónde terminan las obligaciones de uno y comienzan los del otro. Estas son garantías constitucionales; pero no lo es el ensayo de camastros ilegales soltando a forajidos para ver lo que harán, sabiendo de antemano que van a reincidir.

La Argentina posee uno de los récords más vergonzosos de América Latina. La cantidad de asaltos diarios es escalofriante. La cuantía de asesinatos asusta. Delincuentes que entran por una puerta y al rato salen por otra. De las coimas se ha hecho un modo de vida. La justicia es apretada y manipulada en forma escandalosa. Es ésta quien garantiza la libertad, y no se la debe adecuar a tenebrosos intereses para delinquir con subterfugios groseros. Cuando sucede esto, se pone en peligro a las instituciones de la Patria, junto con la vida misma de cualquier ciudadano.

Una palabra resume todo este descalabro y, de ella, este gobierno ha hecho una bandera: corrupción.

La extenuación irrita ante el colapso, es hora de comenzar a actuar.

Raúl Zorzón (Malabrigo, Provincia de Santa Fe) | El Ojo Digital Sociedad