
La náusea
Periodismo militante no es periodismo, es propaganda oficialista. ¿Está mal que el oficialismo publicite sus obras? En un régimen republicano, el gobierno debe informar lo que hace y abrir las fuentes de acceso a la información.
Periodismo militante no es periodismo, es propaganda oficialista. ¿Está mal que el oficialismo publicite sus obras? En un régimen republicano, el gobierno debe informar lo que hace y abrir las fuentes de acceso a la información.
Malas noticias para el relato oficial. En la Semana de Mayo recibió dos contundentes refutaciones. El 24, la ensayista Beatriz Sarlo participó del programa propagandístico 6,7,8 y les sacó los trapitos al sol a siete panelistas defensores y reivindicadores de la operación difamatoria más perversa que, desde la reconquista de la democracia, se haya montado contra opositores y críticos con dinero de todos los argentinos.
Para el pensamiento sedicioso, la unidad, el acuerdo y el consenso operan como el agua bendita contra el demonio. Se espanta. Retrocede. Y saca a relucir, en su desesperación, todas las maldades más inverosímiles con tal de ver destruído a su oponente.
Hugo Moyano y sus secuaces han elaborado un falso discurso obrerista sostenido por un aceitado aparato económico de oscura procedencia. Para ello se victimizan. Y, en una osada jugada política, aprovechan a su favor la construcción del relato progresista. En esta inteligencia ellos son “los trabajadores” que luchan en desigualdad de condiciones contra la amenaza corporativa, el poder concentrado, el Grupo Clarín, etcétera.