POLITICA: POR SEVERO I. TURRO, PARA EL OJO DIGITAL

El efecto electoral del "Valija Gate", casi nulo

La (des)administración de los K se encuentra por estas horas en total estado de histeria. El "tsunami" Antonini Wilson -desde Miami- ha copado las planas de los mass media, exhibiendo en letras tamaño catástrofe, la corrupción cuasipornográfica del gobierno.

21 de Julio de 2010
Frente a tamaño cabaret, políticos de variopinto color y opinólogos todo terreno, especulan acerca del presunto e inmenso daño electoral, que soportaría el oficialismo, como consecuencia del escándalo. Sin embargo, una lectura más profunda de la realidad vernácula, indica que el menoscabo será más escaso de lo que se predice. Veamos. Primero. Lo del valijero venezolano ya no sorprende a nadie. Los medios de comunicación, ya adelantaron hace tiempo, el "peo" ("kilombo", en el argot venezolano) de proporciones que se veía venir. La opinión pública ya hace rato que descontó lo que iba ocurrir en el juzgado de la Florida. Blanco sobre negro: el 70% de la población adulta tiene bien en claro que el (des)gobierno del matrimonio morganático es el más corrupto, soberbio, ignorante e incapaz de la historia nacional. Pero, hay que tener bien presente, que la gente, hoy, está mucho más preocupada por la seguridad y el incremento exorbitante de los precios en las góndolas, que por el trasiego de valijas repletas de dólares, de procedencia por demás dudosa. Segundo. La televisión ha transformado el caso de corrupción en un culebrón venezolano. Al que, aparentemente, no le va a faltar una buena dosis de romance y sexo. Como para salpimentar el tráfico de influencias, coimas, peculados y dineros provenientes del narcotráfico. Tercero. El público que se siente realmente horrorizado por el sainete, pertenece, mayoritariamente, a los sectores medios acomodados para arriba. Que representan alrededor del veinte por ciento del electorado. Y ese público, hace rato que le picó el boleto a los Kirchner. No votaron, ni lo harán jamás, por el latrocinio K. Cuarto. En similar situación se encuentran los sectores medios "culturales". Aquellos hogares que han perdido poder adquisitivo, pero todavía conservan usos, valores y costumbres de antaño. Al igual que los anteriores, moran en las grandes y medianas ciudades del país. Al que se han unido, luego de la guerra gaucha, las porciones rurales del Interior profundo. Suman treinta por ciento de los que votan. Cinco. La Tilinga obtuvo (oficialmente) 45% de los votos el año próximo pasado. Perdió de manera catastrófica en los grandes centros urbanos, con población predominante de clase media, tanto económica, como "cultural". Los sufragios se ganaron en el Norte feudal y en el conurbano bonaerense, donde predomina el voto sujeto al clientelismo, puro y duro. Seis. A los estratos humildes les interesa casi tres reverendos belines la corrupción en las grandes esferas. Lo dan por hecho. Natural. "Siempre ha sido y será así. Gobierne quien gobierne". Resultado: el instinto básico de supervivencia les indica que, las épocas electorales, son extremadamente propicias para receptar generosos "ingresos extras". Por ende, se puede aceptar alguna "ayuda", sin quebrantar principio moral o ético alguno. Si los de "arriba" afanan de manera descarada, cual es la razón para no participar, con alguna migaja, de la corrupción desenfrenada. Pues bien, esta es la clientela en la que se basa el poder K. La inflación y el verdadero aumento de la canasta familiar básica, son el principal enemigo que enfrenta el (des) gobierno nacional, en el contrato implícito que tienen con los sectores desposeídos. Antonini, Uberti, Jaime, De Vido y el resto del elenco de impresentables delincuentes no tienen peso en la decisión electoral de estas franjas poblacionales. Siete. Los K saben esto. Por eso, reparten y repartirán plata a más no poder, para conservar la única clientela que les queda: la que pueden comprar. Para viabilizar la "repartija", se requieren, por lo fundamentales, los servicios de la mafia, conformada por los barones del conurbano y los caudillos feudales del Interior. Que resultarán sumisos y serviciales, en función de la intensidad pluviométrica con que llueva dinero. Ocho. Hasta el tero sabe bien que los comicios presidenciales de 2007, estuvieron atravesados por un fraude escandaloso. Lo dijo sin sonrojarse la Justicia Electoral: si alguien quiere ser presidente, tiene que tener el suficiente "aparato" para custodiar el comicio. La Justicia Electoral no controla la transparencia de las elecciones. Sólo obedece ciegamente al poder de turno. El mensaje se torna lúgubre: si no tienes el día de las elecciones, fiscales en todas las mesas, te volcarán el padrón y te robarán los votos. Pruebas al cántaro: el "presentismo" electoral en las escuelas que la oposición no controló, ascendió... ¡al noventa por ciento! Mientras que la concurrencia a las urnas controladas, apenas llegó... ¡al setenta por ciento! Las uñas de Balestrini y de Alperovich, sin control opositor, pueden obrar milagros... Nueve. El resultado de las elecciones de medio tiempo programadas para 2009, pueden llegar a ser catastróficas para el oficialismo, sí y solo sí, la oposición puede controlar el proceso. Caso contrario, los K ganarán, fraude mediante, con el 30/35 % del total de electores. Dado que la "contra" concurrirá muy dividida y ninguno de esos púgiles, por si solos, superará la barrera del 22/25% de los sufragios. Concluyendo, para no aburrir en demasía. En los grandes y medianos centros urbanos y en los medios rurales, el kirchnerismo perderá por paliza. Verbigracia, en la Capital Federal, sería un verdadero milagro, que los K, obtuvieran un mísero diputado. Este fenómeno ocurrirá por las razones antes aludidas. Esos comicios serán controlados y ese electorado odia al matrimonio morganático. En consecuencia, la clave electoral estará depositada, más que nunca, en el conurbano bonaerense y en el Norte feudal. Geografías donde los escándalos y culebrones mediáticos carecen de peso específico. Allí, la suerte de los comicios, estará basada en la capacidad opositora de control. Si por alguna razón, que por estas horas no se vislumbra, logran masa crítica de supervisión electoral, la derrota K será de órdago. Con crónica de final anunciado: la Tilinga encabezando un vuelo de "urgencia" rumbo a Caracas. Por Severo I. Turro, para El Ojo Digital Política. Email : severoturro -arroba- hotmail.com.
Por Severo I. Turro, para El Ojo Digital Política