SOCIEDAD | FOTOGRAMAS: MATIAS E. RUIZ

CIRSE: la fascinación del fraude electoral

Ya en el pasado reciente, este medio se había ocupado de explorar en profundidad...

27 de Enero de 2020


Ya en el pasado reciente, este medio se había ocupado de explorar en profundidad una colección de turbios prolegómenos detectados en el seno del CIRSE (Asociación Mutual Círculo de Suboficiales del Ejército Argentino). En aquel texto de julio de 2019, y en cercanías de los comicios de febrero -que renovarán autoridades en la institución-, se perfilaba ya la prerrogativa del fraude electoral como metodología imprescindible para perpetuar a la cuestionada conducción actual al frente del espacio.

CIRSE, Ejército, Corrupción, Carlos Alberto Silva, Oficialismo, Fraude electoralEl oficialismo aún vigente, con sus principales referentes ostensiblemente preocupados por la baja aceptación que tendría frente a los votantes, y alertados porque los titulares de delegaciones que en su momento prometieron respaldo pero que ya no lo harán, han pergeñado un endiablado (aunque vetusto) servomecanismo para apropiarse de poco más de 1.500 sufragios. De acuerdo a fuentes en el propio CIRSE, la peripecia reposa en un modelo de devolución de sobres a destino -en razón de que los padrones no se encuentran actualizados, o bien acusan errores, como ser domicilios incorrectos, amén de los fallecidos que, curiosamente, no fueron dados de baja.

 
Desde la temporada en que Carlos Alberto Silva se desempeñaba como autoridad, se supo de la existencia de un extenso archivo de asociados que, en comicios previos, no habrían recibido su voto por las causas ya mencionadas; este dato sería el punto de partida -sumados a otros aspectos que se acopiarán de cara al próximo mes- para confeccionar el deseable fraude.

A posteriori, contando el oficialismo actual con un ya bien identificado contacto en Correo Argentino, las autoridades actuales se harán del mayor porcentaje de los sobres regresados, permitiendo que la Junta Electoral reciba solo algunos de ellos, a efectos puramente distractivos.

En tal sentido, en la perspectiva de Correo Argentino, CIRSE oficia de cliente importante -dado el lógicamente voluminoso caudal de sobres que despacha. Los sobres retornados arribarán, en primera instancia, a un centro de distribución para clientes preferenciales, previo a ser destinados a la sede principal del Círculo. En esta fase, los papeles se irán rastreando de a tandas, o bien para ser retirados en su totalidad, depositándolos perentoriamente en un comercio situado en la periferia de la sede. Así, pues, es imaginable un escenario en donde algún empleado de relativa antigüedad -permítase el lector juguetear con una identidad estándar, a saber, Ricardo Martínez- retire los sobres del operativo. A partir de entonces, solo restaría abrirlos, insertando en cada uno los listados de preferencia, para ser luego despachados con la etiqueta de sobre votado.

Ya el centro de distribución de Correo Argentino -localizado en el cuadrante Parque Centenario, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Antonio Machado 649- recibió anticipadamente un compendio de detalladas advertencias. Las autoridades del nodo están a la sana expectativa, atentos para verificar si algún episodio extraño tiene lugar.

Otro andarivel del relato acaso refiera, en algún futuro, a lo sucedido con la presencia in situ del 'interventor informante', designado por el Juzgado Civil Número 20; el mismo había respondido a una resolución del INAES (Instituto Nacional de Cooperativismo y Economía Social), a criterio de ejercer la debida supervisión del acto comicial.

Inevitable corolario, que ilustra acabadamente sobre el particular: el Doctor Rodrigo Cruces (domiciliado en Avenida Santa Fe 1531 de esta capital) supo presentarse apenas en dos oportunidades durante la totalidad del cronograma electoral. En una primera oportunidad, fue recibido por el ignoto Darío Aníbal Farías quien, desde ese instante, se esmeró en presentarse como interlocutor, restándole autoridad al Presidente de la Junta. Este último recién pudo presentarse ante Cruces en una segunda instancia.

El peculiar empleado, junto con su par Alejandra De la Cruz, integran un colorido 'equipo de ajuste': conforme lo han subrayado entendidos en la materia, ambos supieron regentear prácticamente todo el desarrollo del pasado proceso electoral. Acaso valiéndose de su nutrida y 'bien ganada' experiencia, se las arreglaron para subalternizar a integrantes de Juntas Electorales anteriores. Voces perspicaces insisten en que el afamado dúo intentó replicar sus métodos, aunque sin éxito, frente a la elección que se avecina. Será lícito, a la postre, plantearse la pregunta: ¿podrá la actual Junta completar su faena sin inconvenientes? ¿O quizás surgirán escaramuzas con el fin de boicotearla, con el fin de anular su accionar imparcial?

Mentes suspicaces han insistido en que habrá de prestarse la debida atención a un detalle no menor: el prolífico Farías ha sido ascendido de categoría. ¿Cuánto tiempo transcurrirá hasta que igual destino le sea reservado a la Señora De la Cruz?

En la caída del telón -insisten las fuentes-, los socios del atribulado CIRSE deberán dirigirse a votar con absoluta tranquilidad; pero no sin dejar de prestar especial atención a la información aquí presentada, a efectos de impedir la consolidación de un ecosistema fraudulento cuyos aspectos centrales ya han sido diseñados. Ese valioso contralor está siendo ejercitado a consciencia no solo por los socios de la institución, sino también por suboficiales en actividad, personal de INAES y staff de Correo Argentino.

La próxima entrega sobre lo que algunos ya han bautizado como la 'Saga CIRSE', promete aún más provechosos datos. Información que incorporará un lóbrego listado de amigos de lo ajeno -que se sumarán a los citados en el primer episodio-, y merodeará en la desaprensiva incursión de aquéllos en varios pasajes del Código Procesal Penal de la Nación. El bonus track precisará los pormenores de un modus operandi recurrente entre personajes vinculados al oficialismo actual, a saber, ventas y concesiones ejecutadas a precio vil en varios distritos, sociedades poco disimuladamente relacionadas con amigos de la gestión, servicios de hotelería acordados 'de apuro', y un vaivén de interminables etcéteras.

Para infortunio de actores centrales y de reparto, la narrativa conduce sin vueltas a las operaciones de una gigantesca asociación ilícita, concursando en delitos que van desde la violación de correspondencia, hasta la defraudación y el lavado de activos. Contaminando e intoxicando a funcionarios de reparticiones nacionales, en el proceso.


 
Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.