INTERNACIONALES : TAYLOR FISCHER

Sobre la constitución socialista de Rodrigo Duterte en Filipinas

Mientras el escenario político sube su temperatura en los Estados Unidos desde el otoño...

14 de Octubre de 2018

Mientras el escenario político sube su temperatura en los Estados Unidos desde el otoño, del otro lado del Océando Pacífico, está desplegándose una batalla política en las Filipinas, la cual debería captar la atención de la ciudadanía en los Estados Unidos y Occidente.

En 2016, el presidente filipino Rodrigo Duterte comenzó a explayarse sobre federalismo como medio para morigerar la turbulencia social en su país. En enero de este año, Duterte designó a 22 individuos para conformar un comité consultivo (Con-Com), cuya meta era diseñar modificaciones a la constitución, que originalmente fue aprobada en 1987. La propuesta actual dividiría a Filipinas en 16 regiones federadas y dos regiones autónomas especiales, cada una de las cuales tendría su propio gobierno -similares, en este particular, al modelo estadounidense.

Rodrigo DuterteMientras que el resultado del plan de Duterte no comporta mayor importancia para el ciudadano estadounidense de a pie, la propuesta per se ha dado lugar a comparaciones tanto con la Constitución de los Estados Unidos como con el federalismo americano, de un modo en que, en rigor, sí debería preocupar a los observadores de EE.UU.. 

El federalismo, o la soberanía compartida, fue otrora la columna vertebral de la política estadounidense. La Constitución de los Estados Unidos fue un trabajo revolucionario, al ser diseñada en sus inicios. Desde septiembre de 1787 hasta junio de 1788, conforme era diseminada en los distintos estados de la Unión para su ratificación, a los escépticos se les decía que la rendición de cuentas en el orbe del poder federal -tanto a nivel doméstico, a partir de la división en tres Poderes, y en el andarivel externo, con gobiernos estatales -era suficiente a los efectos de resguardar la libertad. 

Muchos de los Padres Fundadores -particularmente James Madison, John Jay y Alexander Hamilton- defendían con firmeza el compacto, y tuvieron éxito. El sustento del federalismo estadounidense fue establecido el 21 de junio de 1788, cuando la Constitución fue ratificada por New Hampshire, el noveno de los trece estados primigenios. Al día de hoy, observamos que el gobierno federal se ha convertido en un leviatán, bien distinto a aquel que fuera defendido por los Fundadores -y, en muchos aspecto, incluso se corporizó en el peor de los temores que explicitaban los Padres de la Patria.

La ciudadanía estadounidense, en su mayoría, permitió que esto sucediera, al educarse cada vez menos en relación a la naturaleza de los cimientos del gobierno de los Estados Unidos. Hemos tolerado que ideologías contraintuitivas se infiltren en los circuitos principales del poder, y que estos contaminen las funciones generalmente entendidas de lo que significa un buen gobierno. En su raíz, la Constitución fue diseñada para proteger a los ciudadanos y a sus libertades. Sin embargo, una revisión de la constitución propuesta por el órgano filipino Con-Com deja traslucir una visión muy diferente: una que versa sobre justicia social, redistribución de la riqueza, y socialismo.

Aquí reside la importancia de las palabras y conceptos, y se comprende por qué importa que la reestructuración propuesta en Filipinas ha sido comparada directamente con el federalismo americano. Esa comparación fue citada en un artículo de Forbes Magazine y en un texto publicado por Bloomberg.

Revisemos, pues, algunos de los aspectos más destacados de la nueva constitución de Filipinas:
 

  • Sección 3 (a): La república federal deberá proteger los derechos laborales, particularmente el derecho a un salario justo para la supervivencia.
  • Sección 18a.: En épocas de emergencia nacional, o bien cuando el interés público o la seguridad nacional así lo exijan, el Estado podrá (...) tomar en sus manos, o bien comandar la operación de cualquier instalación de capitales privados o comercio afectado con el interés público.
  • Sección 16a.: La enajenación de la propiedad comporta una función social, y el conjunto de los agentes económicos habrá de contribuir al bien común. A individuos calificados y grupos privados (...) les asistirá el derecho de tutelar, establecer y operar consorcios económicos, sujetos al deber del Estado de promocionar la justicia distributiva y de intervenir cuando el bien común así lo exija.
  • Sección 17ma: La república federal habrá de proteger y promocionar el derecho a la salud para la ciudadanía, y a generar consciencia sobre temas sanitarios en ella.
  • Sección 7ma: Las Filipinas, coherentes con el interés nacional, adopta y persigue una política tendiente a liberarse de las armas de destrucción masiva en su territorio soberano.

En otras palabras, el gobierno federal tiene el derecho de regular a firmas privadas, asumir el control de ellas en cualquier momento, y cuenta con el derecho de confiscar las armas de fuego que se estime puedan ser empleadas para la 'destrucción masiva'. Asimismo, la propuesta consigna las áreas de autoridad federal y provincial. Ejemplos de autoridad federal incluyen:
 

  • La política monetaria y la política federal de orden fiscal, la banca, y la moneda.
  • La competencia y los órganos que regulen la competencia.
  • La promoción y el resguardo de los derechos humanos.
  • La educación básica.
  • La regulación y emisión de licencias que afecten a las distintas profesiones.

Algunas de las áreas de autoridad provincial incluyen el desarrollo deportivo, y de parques y espacios de esparcimiento. Lo cual es eminentemente opuesto a la versión de gobierno consignada por la Constitución de los Estados Unidos.

En principio, la propuesta del gobierno filipino hace a un lado el hecho de que la división de poderes, inherente al federalismo americano, no es un simple medio organizativo. La autoridad fue estratégicamente dividida a nivel federal, de tal suerte de crear tensión y evitar que el gobierno cuente con total discrecionalidad, liberándose las obligaciones más básicas al albedrío de las legislaturas estatales. En el modelo filipino, por otro lado, una de las funciones primarias del gobierno provincial (estatal) se sintetiza en el desarrollo deportivo y de espacios de esparcimiento, como parques. Contiene también un listado de 'derechos' individuales que involucran el derecho a:

  • Una alimentación adecuada.
  • Asistencia sanitaria universal y abarcativa.
  • Una educación completa, de calidad.
  • Una vivienda adecuada y decente.
  • Oportunidades laborales y de calidad de vida.

En síntesis, la constitución propuesta por el gobierno de las Filipinas tipifica muchas de las reformas anheladas desde siempre por los socialistas democráticos en los Estados Unidos. Existen otras preocupaciones de importancia, incluyéndose la carencia de un colegio electoral y la exigencia de que los funcionarios elegidos cuenten con un título de grado. En sí mismo, le documento tiene 71 páginas, comparado con las escasas cuatro páginas que gobiernan a los EE.UU..

A la postre, la propuesta del Con-Com nada tiene que ver con el federalismo americano o con la Constitución de los Estados Unidos de América, y cualquier intento para argumentar en contrario explicita las aspiraciones progresistas en torno de la política estadounidense y el rol del gobierno federal de EE.UU. Los pro-federalistas y Duterte ya han lanzado una campaña significativa en materia de relaciones públicas, dirigida a cosechar respaldos para su propuesta, previo a la realización de un referendo en 2019. Estados Unidos deberá prestar particular atención, y proceder a rechazar cualquier comparativa entre nuestro gobierno y el que se propone en esta nación del Asia.

Estados Unidos se halla, pues, en una disyuntiva. Una en la que el ideario de la libertad se encuentra encerrado en una discusión contra aquellos que promocionan la justicia social y un modelo colectivista. El otorgar espacio para la idea de que el federalismo y el socialismo pueden coexistir, aún si ello se propone en un país alejado, es un craso error. La buena noticia es que el 66% de los ciudadanos filipinos se oponen al cambio. Esperemos que mantengan firme su posición, preservando un gobierno que proteja verdaderamente los derechos y las libertades inherentes a todo ser humano.
 


Artículo original, en inglés, en éste link


El autor, Taylor Fischer, es miembro de la Coalición Federalista en los Estados Unidos. Publica en el sitio web estadounidense The Daily Signal