LA COLUMNA DE JORGE ASIS EN EL OJO DIGITAL: ENTRE EL AISLAMIENTO Y LA SOLEDAD

La Argentina Rata (opus II)

Segunda entrega del análisis de Jorge Asís en su columna de El Ojo Digital, ahora enfocado sobre la realidad regional.

21 de Julio de 2010
Como País Rata, y de Cáncer, y sobre todo por la falta de armonía con los países linderos de su posición geográfica, Argentina se encuentra condenada al aislamiento. Y por lo tanto debe padecer los rigores geoastrológicos de la soledad. Una lástima, en el fondo, que no se pueda recortar, al País Rata, y sacarlo del mapa sudamericano. Para pegarlo después, por ejemplo, alrededor de Escandinavia. Ocurre que Argentina pertenece, en tanto País Rata, al llamado Triángulo de la Acción. Conjuntamente con el Dragón y el Mono. Como ya se refirió en el opus uno de la presente aspectación, la Rata tiene, como principal antagonista, al Caballo. Sin embargo, curiosamente, La Argentina Rata mantiene al Caballo como ascendente. También, en el opus citado, se puntualizó que cuando alguien, por ejemplo una persona o un país, registra, en carácter de ascendente, a su identidad antagónica natural, puede convertirse en una suerte de involuntario hostigador de sí mismo. Es decir, en el principal obstáculo que se encarga de evitar su propio despegue. Que podría denominarse, también, proyección. Una Rata solitaria entre Caballos Aunque subsanable desde los códigos de la astrología china, el aislamiento natural de la Argentina Rata -circunstancialmente presidida hoy por Néstor Kirchner, un Tigre de Metal- puede deberse a su posición geográfica. Y a que se encuentra prácticamente cercada por países limítrofes, dos de ellos competitivos y primordiales, que no forman parte, en absoluto, de su sistema genuino de afinidades. Al contrario, dos de ellos son Países Caballos, de verdad. Por lo tanto son directamente antagónicos. Y para convivir positivamente con semejantes vecinos, la Argentina Rata debería basarse más en las condiciones tácitas de su ascendente. Es decir, debería actuar, y mostrarse, como, en el fondo, no es. El Caballo Brasil, por ejemplo. Un País Caballo de Agua, y Virgo. De setiembre de 1822. De movida entonces, por más que sus inteligencias se esmeren en el trabajo la dialéctico, o profundicen en la relativa unidad de los contrarios, cualquier posible intento de asociación, entre la Argentina Rata y el Caballo Brasil, puede tornarse problemáticamente inviable. Para colmo, el Caballo Brasil tiene como presidente al Gallo Lula. Trátase de un Gallo de Madera, que transita la placidez positivamente energética de su año. Y de su noble elemento, la Madera. Téngase en cuenta que se atraviesa, justamente, el Año del Gallo de Madera. Y que Lula cumple 60 años, un ciclo astrológico chino completo. Y que se encuentra en su punto más alto de plenitud. El Caballo Brasil, entonces, sabe aprovecharlo. Por si no bastara, a la izquierda de la Argentina Rata, detrás de un conglomerado interminable de montañas, y casi asfixiado por la presión del Pacífico, se encuentra el Caballo Chile. De setiembre de 1810, el Caballo Chile es de Metal, doce años más viejo que el Caballo Brasil. Aunque coinciden, eso sí, los Caballos que compiten, en el Virgo. Su presidente, Lagos, es un Tigre de Tierra, del 38. Por lo tanto armoniza perfectamente la identidad animal del Presidente Tigre con su País Caballo. Participan, tanto el Presidente Tigre como el País Caballo, del fuerte Triángulo de la Protección. Conjuntamente con el Perro. Aunque no sea limítrofe, se encuentra, un poco más distante, el Caballo Colombia. También, como el Caballo Chile, el Caballo Colombia es de Metal, aunque de Cáncer, aquí en coincidencia con la Argentina Rata. Su presidente, Uribe, es un Dragón de Agua, del 52. Un Dragón como el que podría necesitar, en medio de una extraña escasez de Dragones que persistan sin tendencia a esfumarse, la Argentina Rata. Y más arriba, para terminar con los potros relevantes, se encuentra el Caballo Méjico. Caballo Méjico también es de Metal, de 1810, como Caballo Chile y Caballo Colombia, y de Cáncer, como Caballo Chile y -aquí si- la Argentina Rata. Y se encuentra presidido, hasta el año próximo por un Caballo de Agua, Vicente Fox. Aquí entonces se registra otro ejemplo de afinidad entre la identidad animal del presidente y del país. Dos Gallos vecinos y una Cabra Mientras tanto, habrá que continuar con la aspectación de la Argentina Rata, y explicar algunos rasgos de sus tres restantes países limítrofes. Tanto el Gallo Bolivia, como el Gallo Uruguay, son sendos Gallos de Madera, que declaran sus independencias en agosto de 1825. Completan entonces, este año, el tercer ciclo astrológico chino, es decir cumplen 180 años de vida. Ambos Gallos vecinos atraviesan un 2005 ampliamente positivo. Se encuentran en la coincidencia de su año y su elemento. Ambos Gallos vecinos se sienten también atraídos por el Gallo Lula, hacia la esfera cautivante, inexorablemente hegemónica, del Caballo Brasil. Sin embargo, con la Argentina Rata ninguno de los dos Gallos vecinos mantendrá mayores afinidades. Apenas, las marcadas por el espíritu elemental de una convivencia razonable. A lo sumo puede tratarse de una dependencia sobrellevada con amable recato, sin grandes pasiones unificadoras, pero también, lo importante, sin reciprocidad de conflictos. El Gallo Bolivia es de Leo, y su presidente, Mesa, es una conveniente Serpiente de Agua. Se registra entonces, en el Gallo Bolivia, la misma coincidencia que en el Caballo Chile y en el Caballo Méjico. Es decir, la afinidad natural, la armonía deseable entre la identidad animal del Presidente Serpiente y del País Gallo. Un dato significativo para destacar, porque es exactamente el ejemplo opuesto el del Gallo Uruguay. El Gallo Uruguay, en cambio, es de Virgo. Y hoy tiene, en medio de una atmósfera de creciente entusiasmo racionalmente innovador, un Presidente Gato. Es decir, el Gato Tabaré Vazquez, un Gato de Tierra. Y que es absolutamente antagónico con la identidad animal de su país. Habrá que confiar, en el caso del Gallo Uruguay, en la fuerte atracción de los opuestos. Curiosamente, pueden registrarse, en el 2005, sólo dos Gatos que se consagran, justamente en la plenitud del Año del Gallo. Que es precisamente cuando los Gatos deberían encontrarse con mayores vulnerabilidades. El Gato Tabaré, por supuesto. Y después, el Gato Ratzinger. Es quien se consagra como Papa en el Año del Gallo. Milagrosamente arranca Benedicto, porque es un Gato de Fuego, del 27, de la misma marca que Raúl Alfonsín. Para concluir el paseo fugaz por los países limítrofes, sólo nos resta la Cabra Paraguay. La Cabra Paraguay es una Cabra de Metal, y de Tauro, que se encuentra presidida por Duarte Frutos, un Mono de Fuego. La Cabra Paraguay no tiene ni particular simpatía, ni antipatía exactamente nociva hacia la Argentina Rata. Aparte, claro, de simular la persistencia de cierto rencor lícitamente histórico, puede registrarse una amena relación impersonal, aunque no pueda aguardarse nada significativo de parte de los dos. Otra Cabra de Metal, que siempre mantuvo ambiciones sustantivas, es la Cabra Venezuela. La Cabra Venezuela es de Metal, y Cáncer (mera coincidencia con Argentina). Hoy se encuentra demencialmente conducida por un Caballo de Madera, el bolivariano Chávez, quien en realidad está tan inspirado, en sus desbordes, como una Cabra. En búsqueda de un País Mono Para sintetizar, y sin que los desconfiados fáciles lo tomen como consigna básica, la Argentina Rata tendría que buscarse, como firme aliado, un País Mono, o un País Dragón, u otro País Rata. Es decir, identidades que se encuentren inmediatamente hermanadas con las complicidades de pertenencia al mismo triángulo, y a los efectos de planificar previsibles estrategias que enmarquen una positiva proyección. El Mono Estados Unidos, por ejemplo. Un Pais Mono de Fuego. O la Rata España, acaso. Un País Rata de Agua. En definitiva, con tiempo, y como arrecian los "gentiles pedidos", puede anunciarse que cada país gravitante tendrá asegurada su propia aspectación. Próximamente, en JorgeAsisDigital. La Argentina Rata se desliza entonces entre obstáculos y litigios que agudizan tanto su aislamiento como su soledad. Altibajos habituales de la Rata, claroscuros casi rutinarios, ejercicios cotidianos de autoflagelación y acusaciones recíprocas, marcarán el resto del corriente Año del Gallo. El 2006, Año del Perro de Fuego, tampoco será precisamente auspicioso para la Argentina Rata. Caravanas de problemas que se agudizan, preocupaciones y litigios que agobian, clarificación de angustiosas cuestiones estructurales que no se resuelven. El gran desafío consistirá en la mantención de cierta calma, aunque es posible porque el argentino ya se encuentra habituado a convivir con situaciones de estricta anormalidad. El 2007, Año del Chancho de Fuego, tampoco vendrá, para la Argentina Rata, con soluciones que sorprendan. Casi al contrario. Como es un año electoral estará precisamente signado por la magnificencia irresuelta de los problemas. Sin embargo, durante el último cuatrimestre del 2007, podrá registrarse una especie de reacción necesaria. Como un extraño deseo racional, de la Argentina Rata, de despegar de una vez por todas. De sincerarse, tomar exacta conciencia de los límites pero también de las atribuciones. Es la víspera de una etapa rigurosamente propicia donde parecen abrirse los caminos. Porque en el 2008, Año de la Rata de Tierra, asoma, con ciertos resabios, una vigorosa prosperidad.
Jorge Asís Digital