POLITICA: LAS PRACTICAS EXTORSIVAS DEL SECRETARIO DE COMERCIO

Guillermo Moreno, ícono de la amenaza y la extorsión en el gobierno de Kirchner

Guillermo Moreno es el personaje más denostado por los empresarios -buenos y malos por igual- de la Argentina. Sus controles de precios ya ha dado muestras claras de fracaso a la hora de contener la inflación. Mientras tanto, El Ojo Digital reproduce en detalle algunas de las prácticas extorsivas utilizadas por el siniestro personaje.

21 de Julio de 2010
La Argentina del Presidente Néstor Kirchner ha ingresado -desde hace al menos un año- en una espiral inflacionaria incontenible, y los hombres del primer mandatario no aciertan a encontrarle "la vuelta" al problema. Sucede que Kirchner y sus funcionarios no han intentado atacar la raíz, el corazón del problema inflacionario. La esencia misma de la inflación -que hoy es galopante, pero que se mantiene oculta por parte de los medios masivos- tiene su origen en los vicios de la corporación política. Esa misma que se preocupa más por su propio beneficio que por generar políticas de desarrollo auténticas. La capacidad de la industria argentina ha sido ya rebasada, y las inversiones necesarias para su expansión simplemente no aparecen. Con la inversión extranjera desaparecida del mapa -y reducida a proyectos con fines ulteriormente especulativos, o exclusivos del sector más pudiente, como la construcción-, los industriales locales han dejado de realizar su aporte. El empresariado local ha sido virtualmente devastado con el incremento violentísimo de los costos laborales y el aumento de precios o inflación dolarizada que se adjudica a los bienes de capital y de producción. Los gremios presionan hoy más que nunca y han llegado a implementar tácticas cuasiguerrilleras para llenar sus "cajas". Tal es el modus operandi de Hugo Moyano y su prole -cercanos a Kirchner-, así como también otros mafiosos del tristemente célebre gremialismo argentino. Para los industriales de la Argentina de Kirchner no ha quedado otro camino que el incremento de precios; de otro modo, desaparecerían del mapa como en tiempos del barrido de las pymes por parte de Carlos Menem. Con una diferencia : ahora es mucho peor, dado que los costos de gas y electricidad se han tornado inverosímiles -para aquellos a quienes todavía no se les ha cortado el servicio-. Pero la respuesta del nuevo Padrino, Guillermo Moreno -funcionario impresentable que ha usurpado el título poco creíble de Secretario de Comercio- es virulenta : cree que existe algún tipo de conspiración contra el Gobierno Nacional y el propio Presidente al mejor estilo de la Rúa, a través de la cual se intenta disparar los índices de inflación. Lo cual es toda una ironía, dado que los controles de precios del Secretario contribuyeron a elevar los precios en supermercados, almacenes y tiendas en general hasta niveles increíbles. Pero Guillermo Moreno no cobró notoriedad en el Gobierno de Néstor Kirchner por haber obtenido logros significativos para hacer bajar los precios. Moreno tiene la mala costumbre de extorsionar con violencia a industriales y empresarios de todos los rubros. "Me importa tres carajos el tema de los costos. Ustedes van a retrotraer los precios a agosto pasado porque si no, les mando hacer un integral a todos". Con estas palabras -poco dignas de un funcionario de gobierno- se despachó Moreno meses atrás en ocasión de una reunión con los más altos representantes de la industria textil de la Argentina. Moreno estaba visiblemente preocupado por el aumento -que ya es moneda corriente- en cada cambio de temporada del rubro textil. Marcas genéricas y primeras líneas dispararon sus precios finales en los mostradores, como lo habían hecho siempre. Pero no era algo que el impresentable Moreno iba a tolerar. El Secretario de Comercio sintió que tenía todas las de ganar, pues detrás de él se encuentra el propio Presidente Néstor Kirchner sosteniéndolo. De modo que echó mano de las herramientas más clandestinas que se han aplicado en un gobierno desde el retorno de la democracia en la Argentina : la extorsión. Federico Bonomi es el titular de la firma Kowsef S.A. -que desarrolla los productos de la marca Kosiuko-. Oportunamente había criticado a funcionarios del gobierno pues la presión impositiva oficial sobre las textileras iba a tener como resultado la desaparición del sector y el retorno a las importaciones desde China, como ocurrió en la década de 1990. Al ser convocado por la Secretaría de Comercio para la reunión de empresarios textiles junto con Moreno, decidió faltar a la cita. Lo que ocurrió después es conocido : medios masivos como Clarín y La Nación recibieron información proveniente desde las oficinas del Gobierno en donde se acusaba a Bonomi y Kowsef S.A. de regentear talleres clandestinos con mano de obra compuesta por inmigrantes ilegales procedentes de Bolivia, Perú y otras naciones limítrofes con la Argentina. Hasta aquí llegó el largo brazo de Guillermo Moreno. El "integral" con que el Secretario había amenazado a las textileras consiste, literalmente, en enviarles a la AFIP para revisar toda su contabilidad, pero en la práctica, los agentes de Impuestos tienen como objetivo clandestino la fabricación de acusaciones de evasión impositiva. Como el público está enterado, la mencionada no fue la última maniobra ilegal de Moreno. El personaje también citó a los directivos de las compañías de medicina prepaga del país e intimó a todos sus referentes con igual cantidad de insultos y amenazas, proclamadas ellas a viva voz. El Ojo Digital accedió no sólo al detalle de las conversaciones de Moreno con los textileros sino también con los representantes del sector de las prestadoras privadas de salud. El modus operandi fue siempre el mismo, y los damnificados no se atreven a denunciar al funcionario, pues saben muy bien lo que les ocurrirá después. Y como es lógico, no confían en la justicia en tiempos de Néstor Kirchner. El sistema de extorsión y amenazas no varió en ambos escenarios. Lo que sí cambió es la actitud de los amenazados. En el caso de los textiles, el apriete tuvo resultados positivos, pero las prepagas no se dejaron intimidar. De tal modo que el aumento promedio, una vez comenzado el mes de enero de 2007, será del 23%, como ya lo han señalado distintos medios. Lo que sí es notorio es el fracaso de la política del apriete en el rubro de la alimentación. Moreno y sus empleados no han podido detener los incrementos en los precios de las carnes en todo el país, ni siquiera con el apoyo irrestricto del patético personaje y Ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien amenazó con meter presos con el uso de violencia a los ruralistas que corten rutas, pero que jamás parpadeó frente al desborde piquetero que castiga a la Capital Federal. Todos los productos cárnicos aumentaron más de un 50% en los mostradores de la Argentina. El pollo se ha disparado un 80% en el término de un año, a pesar de las amenazas de Moreno contra los productores apícolas. Frutas y verduras han aumentado siguiendo idéntica linea de descontrol, y los aumentos son palpables de semana a semana en supermercados e hipermercados. Los precios de referencia para la canasta navideña, liberados por la Secretaría de Comercio y su titular invitan a la carcajada. Raúl Alfonsín -sindicado por los argentinos como el peor presidente que tuvo la nación- también echó mano de esta herramienta en su momento. La consecuencia fue una escalada hiperinflacionaria que terminó en un 190% en el mes de julio de 1989. ¿Guillermo Moreno busca el mismo final para Néstor Kirchner? Hoy se sabe que las tácticas extorsivas del propio Secretario de Comercio influyeron notablemente para que la inflación se disparase. De no haber intervenido, conflictos como el de las carnes o los alimentos no habrían tenido lugar. Y todavía falta lo peor : los incrementos de precios derivados de la temporada veraniega -alquileres, hoteles, paquetes turísticos- y, finalizada esta, los aumentos en los productos de la canasta escolar, que siempre produce los primeros chispazos en marzo. En este escenario, lo único que ha detenido el descalabro y la aparición de una verdadera carnicería ha sido -irónicamente- la forma indiscriminada en que los medios como Clarín y otros diarios de tirada nacional han mentido a la población, ocultando los incrementos de precios reales. El INDEC reza que la inflación para 2006 será, en su totalidad, de no más del 15%, cuando las cifras reales superan con holgura el 50%. Lo divertido -o trágico- del asunto es que las mediciones oficiales siguen teniendo en cuenta las bajas de precios de indumentaria cara, de botes, yates y Whisky importado como factores relevantes para empujar las tasas de inflación hacia abajo. En definitiva, tanto Moreno como Kirchner no operan en pro de lograr un estándar de vida superior para los argentinos. El Presidente claramente trabaja en pro de continuar su carrera política... para su propio beneficio.
El Ojo Digital Economía & Negocios