POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Ocho años después, la arremetida partió desde Lomas de Zamora: "Duhalde vuelve para echar a Kirchner"

Apuntes en relación al colorido acto en donde Eduardo Duhalde anticipó su lanzamiento definitivo a la Presidencia de la Nación, en teoría, de cara a octubre de 2011. El lugar elegido: el teatro Lola Membrives, en Capital Federal.

21 de Julio de 2010
El espacio elegido por el duhaldismo -corazón del hoy mal llamado "peronismo disidente"- fue modesto: el Teatro Lola Membrives, situado al 1200 de la Avenida Corrientes observaba espacio para algo más de mil doscientas personas sentadas. Pero, igualmente, urgía "llenarlo". A la postre, la organización del evento -faena a cargo de don Jorge Pirotta, de las 62 Organizaciones Peronistas y un nutrido grupo de históricos y obsesivos militantes- pudo darse por satisfecha. Se ocuparon la totalidad de los asientos, al tiempo que una multitud pugnaba por hacerse de espacios "estratégicos". Las estrofas del Himno Nacional Argentino se antepusieron al arranque otrora tradicional que, casi por costumbre, solía involucrar a la potente voz de don Hugo del Carril. Esta vez -seguramente por instrucciones del propio Eduardo Duhalde- los colores de la enseña patria primaron. Y la "Marchita" quedó relegada al segundo puesto. Difícil no atisbar una serie indetenible de poderosas sensaciones que se dibujaron claramente en los rostros de los militantes y observadores apersonados en este viejo teatro porteño. Hervía la sangre. Los latidos se aceleraban. Los "muchachos de UATRE" -con algún elemento de UOCRA- se esforzaron por monopolizar el estruendo de los bombos y tomaron el terreno alto para aprovechar la acústica de la mejor manera posible. No les importó mucho que Gerónimo "Momo" Venegas les obsequiara algún que otro gesto adusto: al Secretario General de "Las 62" no le gusta la "runfla". Ello ha dejado de ser un secreto. Detalle no menor: a Duhalde tampoco le simpatizan el bullicio y cierto folclore de los actos peronistas, manufacturados y explotados a la vieja usanza, y con alguna dosis de descuidada sobreactuación. No es que el hombre fuerte de Lomas se haya "desperonizado": sucede que tiene bien claro que es hora de algún cambio. Al filo de la "hora H", un grupo de jóvenes irrumpió por entre los pasillos que separaban las hileras de asientos del edificio. Saltaban y parecían querer "competir" con el sonido de los bombos que provenían del piso superior. Pero su objetivo primario era claro: pretendían tomar por asalto los espacios más cercanos al escenario central, en un abierto desafío al personal de seguridad. Fueron pocos minutos de tensión, mas no se produjeron incidentes. Lo que hubiera sido la comidilla de más de un medio televisivo presente. Con respecto a los nuevos "jóvenes imberbes", alguien sugirió: "No te extrañe que a estos los haya mandado Luisito". El comentario se refería -claro está- a esa eterna pugna por el protagonismo que tiene por actores principales a la tropa del gastronómico Barrionuevo y la originaria de las 62 Organizaciones. Aunque los del "Momo" se hayan quedado ya con la victoria... Durante el acto, pudo reconocerse a más de una figura. Por allí estaban Miguel Angel Toma -ex Diputado Nacional y ex "Señor 5" (uno de los titulares) de la Secretaría de Inteligencia-, convenientemente ubicado sobre el escenario, casi entre bambalinas. Hacia el lado opuesto, pero entre las primeras filas, se hallaba "Topadora" Domínguez, ex intendente porteño en tiempos de Carlos Saúl Menem. Claudia Rucci tampoco iba a perderse la partida, especialmente considerando que su agrupación juega un rol importante en la provincia de Buenos Aires. Hasta "Tula" se hizo presente, luciendo un bombo recién estrenado, y que llevaba las inscripciones de "Las 62". Este hombre también ha optado por abandonar al oficialismo... A fin de cuentas, la "palabra oficial" dirá que el encuentro tenía por objetivo lanzar a la Agrupación Juan Perón, con su eslogan de combate "Gerónimo Venegas Conducción - Eduardo Duhalde Presidente". Se insistirá hasta el cansancio en que la "excusa" era aglutinar a los referentes del verdadero Peronismo de los 135 distritos y objetivar la meta de las dos mil agrupaciones (habiendo algo de mil trescientos delegados acreditados). Y todo es cierto. Pero todos ya sabían de antemano que el "plato fuerte" de la ocasión era arremeter por la vía del impulso público con la candidatura presidencial del Dr. Eduardo Duhalde. Era esto lo que la gente venía a ver. Tomó la palabra Venegas e hizo referencia -palabras más, palabras menos- a la vil estratagema con que el kirchnerismo se apropió del Partido Justicialista en los papeles, montándose desprolijamente en la mística del General y de Evita para hacerse, a posteriori, del poder más voraz que se ha visto en la historia reciente. Extorsionando y "apretando" con "la Caja". Partiendo en dos la columna vertebral del Movimiento, y arrogándose el ser los "verdaderos peronistas". El Secretario General de las 62 Organizaciones no pudo dar el puntapié inicial con una mejor introducción. Cediéndole luego la palabra a un Duhalde aplaudido a rabiar y de pie, era hora de escuchar al orador principal. Eduardo Duhalde comenzaría luego su exposición, reconociendo que había arribado para hablar del Partido, pero que, reflexionando, vio que era mejor idea dar inicio aferrándose fuertemente al asta del patriotismo. Lo hizo, recordando la célebre frase de Juan Domingo Perón: "Para un argentino, no hay nada mejor que otro argentino". "No puede ser que haya gente que diga por allí que los chilenos son más patriotas que nosotros. O que los brasileros son más nacionalistas que los argentinos. Esto es inaceptable", bramó. Por cierto, Duhalde jamás se privaría de referirse a la loable faena de Ignacio Lula da Silva, a quien se refirió en más de una oportunidad como "mi amigo Lula". Primer mensaje para Néstor Carlos Kirchner y su esposa, la Presidente de la Nación, que se jactan de tener al mandatario de la República Federativa de su lado. La realidad indica que Brasilia mantiene los "buenos modos" cuando se menciona a Cristina Fernández, mientras -casi "por debajo de la mesa"- se sincera con Duhalde y despotrica contra los actuales residentes de Balcarce 50. El propio "Caudillo de San Vicente" se autocomparó con el líder brasileño. Da Silva le confió a Duhalde recientemente que lo mejor que pudo pasarle es haber perdido las anteriores presidenciales en el país vecino. El motivo: los cuatro años posteriores le sirvieron para aprender lo que le faltaba. "Si hubiera ganado en aquel entonces, hubiese sido un desastre", le confió Lula al de Lomas de Zamora semanas atrás. El ex vice de Carlos Menem en 1989 pasó revista luego al caso uruguayo. Recordó que, apenas luego de asumir, el ex revolucionario oriental "Pepe" Mujica se comprometió a implementar políticas de Estado que perduren por dos décadas. Acuerdo que selló con las principales fuerzas de su país. Uruguay será, transcurrido ese tiempo, una nación muy distinta. Duhalde repasó el ejemplar escenario que construyó la Concertación chilena, para luego referirse nuevamente al caso más paradigmático, en su visión, y que es el de los famosos Pactos de La Moncloa. Recordó eventos y anécdotas previos a la firma de los acuerdos entre Fraga Iribarne y sus acérrimos enemigos de la izquierda revolucionaria. Ambos polos se odiaban y habían combatido a muerte durante los treinta años de la Guerra Civil Española, cuya violencia se incrementó exponencialmente tras el deceso de Franco. Pero, con todas sus desaveniencias, coincidían en un aspecto que oportunamente pusieron en palabras y luego por escrito: "Somos españoles. Y eso importa más que los muertos y que nuestras visiones". El candidato se pregunta, finalmente, por qué se vuelve tan complicado acordar en la Argentina. Vale la pena insertar un breve análisis al respecto. La propuesta conciliadora y de "acuerdo patriótico" es provocativa pero inevitablemente necesaria para las fuerzas políticas locales. Mas, ¿es factible de realización? Eduardo Duhalde cree firmemente que sí. No lo dirá abiertamente pero aspira a que sus conversaciones con cierto espectro de la Unión Cívica Radical (Jorge Vanossi, Rodolfo Terragno, Horacio Jaunarena) apuntan no solo a la reformulación de la alternativa bipartidista -que sería apenas un "efecto colateral"-. Duhalde considera que, si el resto de las fuerzas observan un compromiso efectivo de parte del peronismo y los elementos más sensatos de la UCR, al resto de los espacios ideológicos no les quedará otra que sumarse, despojándose cada uno de sus egoísmos hasta hoy insalvables. Difícil criticar gratuitamente esta proposición: habrá que permitir que se concrete y analizarla luego en sus consecuencias (esperemos que positivas). Segundos luego de remitirse a los paradigmas políticos conciliatorios de las repúblicas vecinas, Eduardo Duhalde sentenció con firmeza: "La Argentina es el país más importante de América del Sur". Expresión que despertó, súbitamente, más de un aletargado sentimiento nacionalista de parte de la audiencia. Desde luego, una apuesta que se contrapone con el "subdesarrollismo" impulsado abiertamente por los Kirchner desde su llegada en 2003, para quienes la Argentina no debe ser más que una nación paria con amigos de la calaña de Evo Morales, Hugo Chávez Frías, Daniel Ortega y Rafael Correa. Quien quiera interpretar, que interprete. El caudillo de San Vicente no dejó pasar la chance de recordar su breve paso por el sillón de Rivadavia, tiempo en el que se cargó al hombro a la nación en ruinas que fuera el legado de Fernando de la Rúa. Hubo menciones a la alternativa que poco tenía de conspirativa y que en su momento orilló la posibilidad de que el Japón se hiciera del territorio patagónico a cambio de una sustancial reducción de la carga de la deuda externa nacional. En simultáneo, un "consejo de notables" propuesto por Naciones Unidas se haría cargo de las finanzas argentinas, dado que los propios locales no se encontraban en condiciones de hacerlo. Esta suerte de "solución final" existió y los desmemoriados optaron por enterrarla bajo la alfombra. Recordó Duhalde su promesa de aquel tiempo para arreglar a la Argentina en un lapso no mayor a un semestre. "Al final, nos llevó solamente cinco meses", remató. Otro mensaje para el matrimonio santacruceño, que sacó incontables réditos ensuciando a Duhalde y manufacturando y comercializando el concepto de que ellos -Néstor y Cristina- fueron en realidad los salvadores. En el proceso, el esposo de "Chiche" reservó palabras de elogio para la Iglesia, a quien le otorgó el crédito por haber logrado conjuntar a todas las fuerzas del país, luego de la caída de de la Rúa, para consensuar, de esta manera, una salida del pozo. Para el que sepa leer: el candidato está en permanente contacto con los sacerdotes, y su desprecio por los Kirchner es bien conocido. Pero -recordó el esposo de Hilda González, alias "la Gallega", aunque en realidad es "andaluza"- Néstor Kirchner echó a Roberto Lavagna, pensando que sabía de economía más que nadie. Y Duhalde mismo confesó que su desconfianza se fue hilando desde el mismísimo momento en que los sureños desmantelaron los órganos consultivos dedicados a la producción (el ministerio que llevaba ese nombre había sido convenientemente disuelto). Y no era una señal menor. Si Lavagna hubiera permanecido en su cargo, y si las políticas de 2002 se hubieran extendido en el tiempo, hoy las reservas totalizarían no menos de cien mil millones. Realidad incontestable que surge de recurrentes análisis en donde se verifican las sumas dilapidadas por los Kirchner en políticas asistencialistas y "de favores" para con los empresarios amigos, factores sumados a una intolerable corruptela. Seguramente -cuando el matrimonio haya abandonado el poder-, los analistas recobrarán la memoria y se atreverán a reconocer que el crecimiento K fue producto de una serie de "rebotes". Finalmente, la cereza del postre se hizo presente ni bien Eduardo Duhalde comenzó a dedicarle párrafos de su alocución a los desastres cometidos por el actual gobierno. Recordó el orador estrella que el esposo de la Presidente exhibía un color blanco en su rostro ante cada ocasión de crisis. Duhalde no se guardó epítetos reproducibles para reflejar la realidad, a saber, que Néstor Kirchner es un cobarde. Alguien que gusta "patear al que está en el piso". Como quien disfruta "haciendo leña del árbol caído". La multitud enloquecía, y el orador "dejaba hacer". Un cúmulo de furia contenida halló un resquicio para el oportuno desquite. Vendría luego una de las frases que quedará inscripta en los oídos de los asistentes, seguramente por mucho tiempo: "Cuando les pregunten en sus pueblos, ¿Para qué vuelve Duhalde? ¡Díganles que Duhalde vuelve para echar a Kirchner con votos!". La respuesta del público tornóse ensordecedora. No hubo quien no se liberara en gritos y vivas ante el registro de esta letal sentencia. El desafío había sido lanzado, y ya todos se preguntaban hasta dónde estaría subiendo el índice de presión sanguínea del consorte de Cristina, si hubiera estado escuchando esas palabras in situ... Cerca del epílogo, la apuesta se redoblaba en los conceptos de un Eduardo Duhalde visiblemente eufórico y que refulgía a partir de las sonrisas cómplices que dedicaba a la audiencia: "Yo sé lo que piensan los gobernadores de Kirchner... ¡Ninguno lo puede ni ver..!". Mientras afuera caía la noche, y el evento se clausuraba con el press play de la Marcha Peronista -ahora por segunda vez, pero con algunos decibeles más-, sobrevolaba la idea de que solo una porción de los asistentes podría interpretar correctamente mucho de lo que Duhalde expresó a lo largo de su imperdible exposición. Desde luego, la piece de resistánce la proveyó la abierta declaración de guerra de cara a las Presidenciales de 2011. Sin embargo, el de Lomas se permitió obsequiar ingente material "entre líneas" a los hombres de prensa y analistas políticos que luego deberán desgranar cada palabra, cada gesto. La primera conclusión que se permite el observador objetivo es que Duhalde y sus acólitos no tienen dudas de salir triunfantes de la futura contienda. Por otro lado, el candidato confesó -aunque no tan abiertamente- que dialoga con todos los sectores del país, sin importar el color de quien esté del otro lado de la mesa. Y, fundamentalmente, que todos sus interlocutores coinciden en que la paciencia con los Kirchner se ha terminado. Para los próximos días, vale recordar otra importante promesa de parte del candidato: "No se llevarán las reservas de prepo, como pretenden hacerlo". Referencia obligada a la intención oficialista de hacerse de los fondos del Banco Central. En el interín, hubo espacio para una cruda recomendación, con el marido de Cristina Fernández como principal destinatario: "Tendrá que poner las barbas en remojo". ¿Estarán los tribunales en la senda del ex hombre fuerte de Santa Cruz? Ocho años hubo que esperar para asistir a un acto político verdaderamente "opositor", pero con propuestas concretas. Se puede prever que una multitud de militantes peronistas abandonarán ahora su hibernación para sumarse a la cruzada antikirchnerista. Resultó ser -a la postre- que Eduardo Duhalde se propone cumplir con su promesa: el que trajo al Loco, se lo llevará. Pensar que el acto tuvo lugar mientras la política de todo el país se desayunaba con el rumor -cada vez más insistente- que refiere que el propio Néstor Carlos Kirchner pedirá el adelantamiento de las Presidenciales para marzo de 2011. Exactamente para dentro de un año calendario. Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política. E-mail: contacto (arroba) elojodigital.com. Twitter: @matiaseruiz
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política