SOCIEDAD: POR RICARDO WHITE, PARA EL OJO DIGITAL SOCIEDAD

Otra vez una tragedia relacionada con el infame grupo Callejeros: el baterista Eduardo Vázquez le prendió fuego a su mujer. La sociedad entera reclama el retiro de los músicos

El concepto "Callejeros" suele asociarse a desgracias, impunidad y ahora, a renovadas cuotas de tragedia. Se reportó que el baterista del grupo quedó preso tras intentar terminar con la vida de su mujer, Wanda Tadei. La sociedad espera que, de una vez por todas, la infame agrupación abandone los escenarios. La opinión de Mirta Miralles, madre de Cristian Viegas Mendes (fallecido en el incendio del boliche).

21 de Julio de 2010
El infame grupo de rock argentino Callejeros vuelve a escribir con sangre un titular. Esta vez, de la mano de su "batero" Eduardo Vázquez, de quien reportaron los principales medios que roció a su mujer Wanda Tadei con alcohol de quemar para, acto seguido, quemarla viva. El autor del salvaje intento de asesinato quedó detenido y se aguarda por noticias en relación al estado de salud de la pareja del joven homicida, que se informó como "gravísimo". Tadei, quien quedó internada en el Hospital Santojanni a partir de las graves quemaduras sufridas, podría perder la vida. La noticia incluyó ribetes escandalosos, como la publicación de declaraciones que efectuara un tal Diego (amigo del baterista) ante Diario Clarín, quien había dicho que Vázquez no es "una persona violenta". El lector presume que el responsable del ataque seguro no calificaba para la categoría de asesino: si lo fuera, tal vez hubiera preferido dispararle a su pareja con un arma de fuego... Oscuras ironías aparte, la noticia ha dado pie a los argumentos de muchos que suelen atenerse al popular refrán que reza que "El que a hierro mata, a hierro muere". O se recuerda uno todavía más elemental e, irónicamente, callejero: "Quien mal anda, mal acaba". Porque, como telón de fondo, la lupa de la crítica social vuelve a posarse sobre la banda infame que administró de la peor manera los destinos de las vidas de casi doscientos individuos en el boliche República Cromañón. Para el impune Patricio Fontanet, el anoticiarse de que su coequiper resultó ser un piromaníaco de personas, seguro le significó un grosero dolor de cabeza. Este grupo de rock de impresentables venía haciendo grandes esfuerzos -hay que decirlo- para volver al ruedo y esquivar la furia ciudadana que se desparrama en oleadas desde la ciudadanía en groseras porciones, representada principalmente por los familiares de las víctimas del episodio del incendio del local nocturno, pocos años atrás. Establecimiento cuya administración estuvo -en la noche del evento- ciento por ciento en manos de Callejeros, por más que han intentado negarlo y que luego se hayan montado al caballo de la abierta ineptitud del sistema judicial para salir libres y volver a tocar. Como que aquí no ha pasado nada. Hace pocos días, Fontanet y sus secuaces en la explotación comercial de la muerte se presentaron en el estadio Mundialista de Mar del Plata ante un puñado de miles de jóvenes que -sin el menor hálito de racionalidad- dejaron de observar que, con el pago de su entrada, la sociedad los vio como financistas de un grupejo de consolidados homicidas en pretérito. La estrategia comercial de Callejeros en mucho se parece -salvando las distancias de popularidad- a la de la agrupación Redonditos de Ricota, del "Indio" Solari. Estos suelen dejar pasar un tiempo prudencial entre una y otra presentación, a modo de generar mayor expectativa y que ella repercuta positivamente en las ganancias. Después de todo, uno y otro conjunto de fans no se diferencian en mucho, pues ambos tienen el poco sano hábito de llegar embebidos en alcohol a los recitales y destruirlo todo ante la primera oportunidad. Para las autoridades, el caso de Callejeros representa un serio problema porque proscribirlos enviaría un mensaje políticamente incorrecto -aunque nadie los quiera y Patricio Fontanet cante decididamente mal-. Pero sus convocatorias llaman a la violencia; sobre esto no hay dudas. Y, ciertamente, hasta con un abogado inepto y recién egresado de la tristemente célebre Facultad de Derecho de la UBA, cualquier homicida puede aparecer como un cordero ante los tribunales y luego pulular con tranquilidad por las calles... para comenzar a urdir su próximo golpe. Pero la desgracia y la mala fortuna parecen perseguir al infame grupo Callejeros, adonde quiera que vayan. Luego de conocerse los impulsos incendiarios del baterista de la destructiva agrupación, la opinión pública se estará preguntando por estas horas si no será definitivamente hora de que los músicos renuncien a lo suyo y comiencen a buscar maneras de clausurar -aunque sea en módicas cuotas- la impagable deuda que mantienen con la sociedad. La música no es lo suyo. Parece que les ha ido mejor con la explotación del pequeño genocidio de República Cromañón. La impunidad, esa práctica tan común en una Argentina rebasada de magistrados corruptos o cobardes y embanderada en un código penal en donde los victimarios se vuelven víctimas y viceversa, renueva su rostro ante cada nueva presentación de Callejeros. Considerándose la bajísima calidad humana de los integrantes de la agrupación, no sería extraño que el día de mañana -cuando la memoria se haya visto evaporada del todo-, vuelvan con fuerza a un escenario para montar una renovada tragedia. ¿Quién no recuerda las imágenes de un Fontanet exultante, burlándose de los familiares de las víctimas que -apostados en las calles lindantes con los tribunales- contemplaban cómo el líder era sobreseído a pesar de su ineludible responsabilidad en la masacre? Y el hartazgo también encuentra su nombre en la actitud de los jóvenes desperdiciados que -invirtiendo un tiempo que podrían aprovechar en buscarse un empleo- se dedican a pintarrajear la Ciudad de Buenos Aires con leyendas del estilo "Basta de culpar a Callejeros". Desde luego, cualquiera tiembla al enterarse de que estos muchachos son los "líderes del mañana". Este es el legado de la Argentina. El problema, de todos modos, está en los alcaldes de pueblo que, necesitados de caja, se suben a cualquier tren con tal de recaudar algún dinero extra para su ayuntamiento. Quedan bien grabados en la memoria de las víctimas los casos del fallecido intendente de Olavarría (quien además era kirchnerista), Helios Eseverri y, más recientemente, el vecinalista y "candidato testimonial" del oficialismo -y emparentado política y comercialmente con el inepto Gobernador Daniel Scioli-, Gustavo Pulti. Uno que tiene demasiado que explicar en función de los negociados oscuros que se preparan para la nueva terminal de cruceros de gran porte en la autodenominada "Ciudad Feliz" y la manera como le ha obsequiado todas y cada una de las concesiones de explotación en materia de transportes al impresentable empresario "K", Néstor Otero. Pulti y el desaparecido Eseverri garantizaron -cada uno en su oportunidad- la puesta en escena de los infames Callejeros, el Grupo de la Muerte. Respuesta Al cierre de esta nota, la señora Mirta Miralles -madre de Cristian Viegas Mendes, fallecido en República Cromañón-, se contactó con El Ojo Digital para dejar algunos comentarios, resumidos en lo siguiente: "Me pregunto qué dirán ahora los tres jueces que absolvieron a esta bestia... Si Vázquez hubiese estado donde debería estar (la cárcel), no estaría anotándose ahora una nueva víctima en su haber. No olvidemos que, en el trágico 30 de diciembre, Vázquez observó cómo se morían los chicos desde la habitación del hotel lindero con Cromañón, preguntándole a su ex pareja -de nombre Laura- qué había pasado con su madre. Pero no sorprende esta actitud. Siempre dije que cada uno de los integrantes de Callejeros eran unos asesinos. Me pregunto si al baterista también lo absolverán por el beneficio de la duda". Asimismo, la señora Miralles remitió a nuestro medio un link para visitar, en donde se recuerda a las víctimas de la tragedia: http://www.justiciaporloschicosdecromanon.blogspot.com/ )copiar y pegar en su navegador). Al vínculo del blog, ella agrega uno del sitio de videos YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=LpWLOW_y23s -copiar y pegar en su Internet Explorer-), sobre el cual amplía: "En este video se puede observar la cantidad de banderas con palos de tamaños no permitidos y, seguramente, no ignífugas. En la reunión que tuve con el Subsecretario de Gobierno, Sr. García, junto con el Sr. Maidana y el impune productor Baldini en una oficina de la Municipalidad en donde, junto a una gran mesa, coloqué una remera con los rostros impresos de las 194 víctimas del boliche, les dije que yo venía por ellos. Pregunté por el tema de las banderas y los señores me respondieron que era imposible que ingresaran al recital. Sin embargo, entraron. Me siento defraudada: creí que comprendían mi dolor pero me equivoqué. Me mintieron y con total impunidad hicieron lo que después de Cromañón está totalmente prohibido. ¿Hasta cuándo deberemos seguir tolerando a señores que, por estar en el poder, se creen que todo está permitido?". Por Ricardo White, para El Ojo Digital Sociedad. E-mail: contacto (arroba) elojodigital.com.
Por Ricardo White, para El Ojo Digital Sociedad