SOCIEDAD: POR OVIDIO H. ZANZERO, PARA EL OJO DIGITAL

Política y mayoría

Los partidos políticos, generalmente se estructuran basados en la suma de voluntades individuales y ajenos a los intereses económicos y sociales organizados, no representando hoy, los valores de las actividades colectivas y tradicionales, al amparo de su fundamento de que lo único valedero es el agregado de votos personales como manifestación de la soberanía del pueblo, esos cuerpos puramente políticos aparecen como órganos representativos.

21 de Julio de 2010
Los partidos políticos y las abominables alianzas, en la forma actual de su constitución y funcionamiento se han alejado de la realidad social, se han convertido en cuerpos que sólo interpretan los intereses particulares de los círculos que los dirigen, o mejor dicho de los déspotas o caudillos que los explotan y/o usan en muchos casos por intereses mutuos, done aparecen como recetas mágicas, las prebendas y el clientelismo, propios a la mendacidad de sus integrantes, que pugnan por los caminos que se dirigen al facilismo, evitando a toda costa la cultura del saber y del trabajo. Es por ello, que nos encontramos ahora, ante la evolución de una sociedad, que ha ido mas ligero que los cambios en las formas políticas, y que, en este momento esas formas no se ajustan al contenido. Estamos con las mismas estructuras políticas creadas hace mucho más de un siglo por el individualismo, que de romántico y soñador se transformó en clase dirigente, mientras que la evolución social ha asumido rápidamente otros aspectos, ha trazado otros cauces y tiene nuevos caminos de tendencia. Y como toda forma que declina, se hace caduca aquella armazón y está debilitándose aunque se mantenga todavía en pié, sólo esperando el golpe preciso que la ponga fuera de combate o el tañido salvador que ha de prologar su agonía. Pareciera que la forma política, pretendiera camuflarse ante la realidad de que la vida en su inquietud incesante varía con más celeridad que los moldes creados por el hombre para regularla. Desde este punto de vista, apreciándolo como problema a resolver en sus formas políticas, no se puede menos que expresar que; el problema político es sociológico o allí tiene sus raíces. La humanidad adquirió desde esta dirección la manera mas civilizada de convivir, la democracia, concepto un tanto desvirtuado de tanto invocarse y mal uso, que no promete acierto en la gestión por la afluencia desconcertada de sufragantes ante las urnas, producto de falta de interés o bien de la desinformación maliciosa por parte de los empresarios políticos (punteros) o candidatos fracasados; ella, se realizará cuando fuerzas preparadas intelectual y moralmente, que respondan concretamente a tendencias e intereses colectivos, participen del gobierno y mantengan con justicia el equilibrio social; de lo contrario seguiremos orbitando en el infinito desconcertados. Ante el dogma del gobierno del pueblo por el pueblo, cabe preguntar ¿qué es el pueblo? No es, la muchedumbre; No es, el agregado numérico de personas que viven en una región; No es, una masa gregaria que agitan y usufructúan los demagogos; No son, grupos de vándalos descastados mal nacidos, empujados por las corrientes destructoras del terrorismo subversivo. El pueblo es la sociedad, vale decir un todo complejo que funciona con órganos que la propia vida crea. La democracia que en el pueblo real se produzca, no debe ser la gregaria de uno, más uno, hasta sumar millones, sino la orgánica compleja, jerarquizada y funcionalmente diferenciada, que se fundan en personas y acciones de suma valía para la responsabilidad patriótica que ello significa. De esta forma considerada como verdadera y esencial no es en absoluto incompatible con los partido políticos, siempre que estos, con otra organización que la actual, representen realmente en su seno la diferenciación social de los intereses, generadores de los grupo humanos funcionales. Un pueblo, orgánicamente construido como nación debe anhelar que en el estado actúen los representantes genuinos de los intereses sociales en todas sus capas, evitando así que elementos parasitarios del profesionalismo electoral, que no significan ningún valor, acaparen el gobierno, como ha ocurrido con más frecuencia que lo imaginable, y se interpongan entre este y las fuerzas vivas y productivas del país. Buenos Aires; 4 de diciembre de 2007. Ovidio H. Zanzero
Por Ovidio H. Zanzero, para El Ojo Digital