SOCIEDAD: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Fracaso estrepitoso de la Administración Kirchner frente a la inflación

Que la inflación ha llegado para quedarse, no es novedad. Ahora el Gobierno Nacional volvió a la carga con el intento de fijar nuevos acuerdos de precios -o sistemas de precios máximos-. Los empresarios ya han perdido la paciencia y le han dado la espalda al Presidente. El año finalizará con no menos del 20% de inflación real totalizada anualmente, pero que en los bolsillos de la gente se siente, al menos, como un 50%.

21 de Julio de 2010
Repercutió, en las postrimerías de la presente semana, la noticia del nuevo intento de acordar precios que motorizó la Administración del Presidente de la Nación, Néstor Carlos Kirchner. Es que los medios -ya desde hace un tiempo- venían haciendo referencia a la espiral inflacionaria que destruye las economías hogareños de millones de argentinos. Peor aún, el problema ha comenzado a ser explotado por los discursos de los candidatos de la oposición, y tanto el Presidente y sus allegados debieron tragarse sus palabras : el incremento de precios dominará los discursos de aquí a las elecciones. Ya ha reconocido el Gobierno sus torpezas a la hora de intentar encarar el problema. Todo se inició con los incrementos en los precios de las carnes. Siguieron luego los lácteos, el pollo y el pescado. Llegó ahora a las frutas y verduras. En definitiva, los incrementos impactaron con violencia los bolsillos de la ciudadanía toda. Ya no se habla de los precios más altos que los pudientes deben abonar por los artículos de lujo que consumen. Las presiones y amenazas que denunciaron empresarios y comerciantes de distintos rubros, provenientes de la Secretaría de Comercio -comandada por Guillermo Moreno-, no fueron suficientes para frenar la embestida inflacionaria. Empresarios del rubro de la indumentaria se comunicaron en reiteradas oportunidades con El Ojo Digital para referir los detalles de las amenazas con que Moreno los acosaba telefónicamente y en persona. El argumento más utilizado por el Secretario de Comercio fue, de acuerdo a estas fuentes, la amenaza recurrente de enviar inspecciones de AFIP a los distintos puntos de las cadenas de comercialización. Idéntica situación han observado empresarios del rubro alimenticio y supermercadista. Lo mismo ha ocurrido entre Moreno y los ruralistas, en ocasión de los incrementos en las carnes. En resumidas cuentas, quien no le atiene el teléfono al Gobierno, paga muy caras las consecuencias. En la reunión que mantuvieron ayer representantes de los hipermercados más importantes del país, el Gobierno promocionó que se llegó a un "acuerdo" para bajar en un 5% los precios de ciertos productos de consumo masivo hasta las elecciones. La medida es electoral, sobre esto quedan pocas o ninguna duda. Esto implica que, apenas finalicen las presidenciales, todo el mundo tendrá luz verde para aumentar sin miramientos. Y eso es exactamente lo que sucederá. Por estas horas, nadie quiere siquiera asomarse al escenario dantesco que tendrá lugar en el verano, con los alimentos, combustibles y tarifas de servicios aumentando en forma violenta y escalonada. Costos y precios finales de productos básicos se dispararán, y este es un dato que los principales referentes de la presente Administración conocen a la perfección, aunque nunca reconocerán públicamente. Un modus operandi ya clásico de este gobierno, que mantiene la mala costumbre de esconder los problemas importantes del país debajo de una alfombra que ya no tiene más espacio. De todos modos, algo ha cambiado, y en esta oportunidad, el empresariado ha decidido dar la espalda al gobierno, especialmente a partir de que se les ha pedido abiertamente que dejen de tener utilidades y que sigan soportando estoicamente al corrupto gremialismo argentino y los ridículos costos laborales. Todo ello con el objetivo de permitirle a Kirchner tener un feliz octubre. Ni siquiera está en danza el interés de proteger las alicaídas finanzas de los argentinos. Los aumentos vendrán, pese a quien le pese. Mientras tanto, los operadores del kirchnerismo continúan en su maniobra maquiavélica de dibujar encuestas que promocionan una victoria de Cristina Fernández Wilhelm por amplia ventaja en las presidenciales. Desde el Presidente hasta el último de sus colaboradores, parecen pensar que la ciudadanía es estúpida y no da importancia a temas como inflación e inseguridad. "A nadie le alcanza el sueldo para vivir, y por si eso fuera poco, los secuestros, homicidios y actos delictivos son récord, pero nos votarán igual". Los novedosos afiches callejeros de Cristina rezan : "Sabemos lo que falta y sabemos cómo hacerlo". Si efectivamente es así, podría ir empezando desde ahora. El ejemplo recuerda peligrosamente a la campaña presidencial de Eduardo Angeloz en 1989, cuyo slogan era "¡Se puede!". En una oportunidad, el Partido Justicialista respondió a la frase radical de campaña con un contundente : "¿Se puede? Hágalo ahora". En aquel entonces, la Administración de Raúl Alfonsín -uno de los peores presidentes de la historia argentina- se debatía en medio de una hiperinflación inédita y una crisis social que aún no conocería techo. Hoy, la esposa del Presidente de la Nación pretende promocionarse diferente respecto de su marido, y reclama tener las soluciones para aquello que el actual primer mandatario no ha podido enmendar. ¿Tiene Cristina Fernández Wilhelm la voluntad de terminar con la inseguridad, derrotar a la inflación que se está llevando puesta a la ciudadanía entera? ¿Se animará a terminar de una vez por todas con la política de relaciones estrechas como la que la Argentina tiene hoy con el corrupto dictador Hugo Chávez? Si se cree capaz, Señora Primera Dama, hágalo ahora.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Sociedad