INTERNACIONALES - POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL: LA CRISIS POR LAS PAPELERAS

Locura ambientalista : lanchas de asambleístas entrerrianos cruzan límite internacional. Uruguay analiza militarizar la custodia en Botnia

La locura de los asambleístas entrerrianos ya no conocen límite : en ocasión de la protesta ante la inauguración del puerto uruguayo que utilizará Botnia para transporte de insumos y subproductos de su planta de Fray Bentos, lanchas comandadas por manifestantes cruzaron la línea ribereña internacional. La violencia de las protestas ya ha llevado a las autoridades del vecino país a analizar seriamente la militarización de la custodia de la pastera finlandesa.

21 de Julio de 2010
Pocos anticipaban que la inauguración del puerto de Botnia en nueva Palmira, Uruguay, precedería a un novedoso acto de extrema locura de parte de ambientalistas entrerrianos. Se esperaba, sin embargo, algún tipo de manifestación del lado argentino, que agruparía a unos cientos de personas, listas para insultar a Tabaré Vásquez, a Finlandia toda y a los traidores a la Patria como el juez Quadrini, el magistrado que solo hizo su trabajo y ordenó despejar un piquete en rutas argentinas pocos días atrás. Pero ya está visto : se puede esperar cualquier cosa de los autodenominados ambientalistas de Gualeguaychú, cuya fama a nivel local se disparó a partir de su pobre adicción al trabajo duro -la típica imagen de ellos es tomando mate en medio de una ruta cortada-. Mientras tanto, la fama que se han granjeado internacionalmente es la que precede al terrorismo ecológico. Aunque, nuevamente, tal interpretación estaría muy alejada de la realidad, pues de ecológico, este reclamo tiene muy poco. Recuérdense los inicios de la protesta, financiada y arengada desde el atril del polémico gobernador provincial Jorge Busti (financiación probada por medios de Entre Ríos mismo). Y no olvidar las apariciones de la impresentable Evangelina Carrozo, quien hoy olvidó a sus compañeros de ruta para avocarse a su inexistente carrera artística y quien sabe a qué otras oscuras cuestiones derivadas del espectáculo. Carrozo y Busti son los pilares de un reclamo montado por un minúsculo y poco representativo grupo de pseudoambientalistas. Esos mismos que han alimentado hasta el cansancio el odio entre provincias y Capital Federal. Aquellos que odian con todo su corazón a aquel que vacaciona en Uruguay -como si una bizarra dictadura ahora pretendiera ordenarles dónde vacacionar-. Los impresentables personajes solo defienden sus propios intereses, y esto ya está bien claro para una porción mayoritaria de la ciudadanía argentina : protestan contra un emprendimiento en un país limítrofe, pero jamás han levantado un dedo para protestar contra las centrales nucleares Atucha I y II y Embalse, la contaminación provocada por el polo petroquímico de Dock Sud o la que tiene lugar en el Riachuelo, o la docena de pasteras/papeleras que están instaladas en nuestro propio país y que utilizan procesos de manufactura de pasta de celulosa comprobadamente contaminante y con tecnología más atrasada que el sistema que pondrá en marcha la planta de Botnia en Fray Bentos. Y nace aquí la ironía : este minúsculo grupo de personas -unos cientos en un país de casi cuarenta millones- tiene en sus manos el control de buena parte de la política de relaciones exteriores de la Argentina. De a poco, han ido escalando la protesta hasta transformarla en un conflicto diplomático de proporciones. La imagen internacional de la Argentina se ha ido al basurero a partir de la despreocupada estupidez pseudoambientalista. Incluso se han colado mensajes de tinte marxista en esas protestas, al leerse titulares "contra el capitalismo" en las pancartas, insertados en banderas carmesí. Esta semana, la irracionalidad de los entrerrianos tornó en desordenada psicopatía : en ocasión de la inauguración del puerto que utilizará Botnia en nueva Palmira, un total de 20 lanchas atiborradas de manifestantes se acercaron al límite internacional ribereño para hacer conocer su desprecio al presidente uruguayo Vásquez, presente en la ceremonia. Los uruguayos ni siquiera lo esperaban : los tripulantes de los escasos barcos de la prefectura del vecino país no daban crédito a sus ojos. Cinco de las lanchas de los pseudoambientalistas se dispusieron a cruzar el límite permitido de navegación. Y lo lograron. Los informes han sido confirmados por periódicos uruguayos, y la gravedad del incidente ya está siendo analizada al más alto nivel, siempre de acuerdo a publicaciones referidas por medios de prensa de la Banda Oriental. Y es que, verdaderamente, el episodio ha sido grave. Es también llamativo el hecho de que la Prefectura Naval Argentina no haya hecho nada para advertir a los manifestantes entrerrianos del desatino que estaban por cometer. De hecho, casi no se vieron embarcaciones de la PNA. ¿Acaso se les dio la orden de mantenerse al margen? Tal orden no hubiera podido provenir el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, pues él no posee la discrecionalidad necesaria. Solo la Nación puede ordenar a las fuerzas que custodian las fronteras, su movilización o desmovilización. ¿Mandó descuidar el límite con el Uruguay el gobierno, a pesar de que la protesta contra la inauguración del puerto uruguayo era el sitio idóneo para que se produjeran incidentes? Por donde se lo mire, los entrerrianos han cometido aquí la más cuestionable de sus locuras. En pocas palabras, han puesto a la Argentina en una situación de abierto conflicto con la República Oriental del Uruguay a partir del cruce al lado prohibido del río. En el país vecino, las autoridades nacionales ya están a punto de decidir la militarización absoluta de la custodia de la plata de Botnia, pues ahora el riesgo de incidentes de mayor gravedad es comprobable. Si Uruguay decidiera reprimir e incluso enviar a prisión a los conductores de las lanchas que violaron el límite permitido de navegación, o si, además, debieran utilizar la violencia contra los manifestantes argentinos que provoquen incidentes en Fray Bentos o nueva Palmira, ¿tendría derecho el gobierno argentino a reclamo alguno? Desde luego que no. Pero, si acaso este escenario fuera a darse, de seguro los ambientalistas de la provincia litoraleña pondrían el grito en el cielo... por un nuevo problema que ellos mismos se hubieran provocado. Mientras en el Uruguay el tema es debatido diariamente, aquí -como siempre- no ha pasado nada. Al parecer, el Presidente está muy ocupado con la campaña presidencial y en cómo aplicar tachaduras sobre las increíbles torpezas que, día a día, hunden más la candidatura de su mujer. Desde luego que sería inútil molestarlo con un tema tan trivial como la posibilidad de un serio conflicto internacional con una nación vecina...
Por Matias Ruiz para El Ojo Digital Internacionales