INTERNACIONALES: MARIO PAZMIÑO SILVA

América Latina y la crisis recurrente creada por el crimen organizado transnacional

Las características socioeconómicas y culturales de la región ciertamente facilitan el empoderamiento...

02 de Marzo de 2024

 

Las características socioeconómicas y culturales de la región ciertamente facilitan el empoderamiento de las organizaciones delictivas. Desde las épocas de la colonia y, luego, tras la conformación de las repúblicas, cada uno de los países del cuadrante geográfico carga consigo el lastre de la pobreza y de la desigualdad, dos potenciadores que facilitan que el crimen organizado penetre las estructuras estatales y sociales. Ningún gobierno de la región ha podido controlar este factor, que constituye el oxígeno tan necesitado por el crimen organizado pues, mientras la calidad de vida de los habitantes se encuentre siempre en la periferia de la pauperización, más chances tendrán esos núcleos de ampliar sus bases de reclutamiento.
 
Jalisco Nueva Generación
Tampoco puede, el análisis, abstraerse de la ubicación privilegiada de la citada región para la criminalidad organizada. Esto ha sido determinante a la hora de contar, la América Latina, con los tres principales productores de cocaína a nivel mundial. Adicionalmente, estas actividades marginales atraen la atención de mafias internacionales: la N'Drangheta, la mafia albanesa, las tríadas chinas, la bratva rusa, las dos protomafias brasileñas (Comando Bermelho y el Primer Comando de la Capital), los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, y el cártel colombiano conocido como Clan del Golfo. En cada país, amén de las ya referidas amenazas, conviven centenares de megabandas en las que los grupos transnacionales tercerizan su accionar.

Un caso especial que refleja la magnitud de penetración está dado por la superbanda Tren de Aragua, que se las ha arreglado para permear fronteras y se ha reconfigurado en una amenaza con proyección continental. La cercanía del Africa occidental, considerada el nuevo centro de redistribución de la cocaína para Europa, Asia y Oriente Medio, ha permitido que no solo mafias, sino también grupos terroristas como Hezbolá lucren con esta actividad para consolidar sus protervos fines. 

Latinoamérica alberga dos principales hubs o nodos de acopio, propiedad del crimen organizado: cuatro en la cuenca Atlántica, como es el caso de la República Argentina con Rosario y el Gran Buenos Aires; Brasil, con Sao Paulo, Manaos y el Puerto de Santos; Venezuela, con el Golfo de Maracaibo, Falcón, Carabobo y Margarita. Hacia la región centroamericana, le referencia obligada es Costa Rica, con su principal centro, Puerto Limón. En la cuenca del Pacífico, el caso de Ecuador, con los puertos de Esmeraldas, Manta, Guayaquil, Puerto Bolívar, constituídos ya en santuarios del crimen organizado. Hacia el cono sur, Chile juega su propio partido; este país es considerado por algunas destacadas organizaciones del crimen organizado como un centro de acopio en desarrollo para la diversificación del encaletamiento y rutas.

Así las cosas, el cuadrante latinoamericano es apreciado por malos actores, en razón de los altos niveles de corrupción, andarivel protegido por diferentes gobiernos -en lugar de llevar a cabo una lucha genuina contra organizaciones criminales. En tal sentido, las actividades ilícitas han penetrado con remarcable éxito en naciones caracterizadas por una frágil presencia institucional, donde el contralor estatal brilla por su ausencia. En aras de consolidar sus objetivos, la criminalidad ha utilizado las mismísimas estructurasa de los Estados y sus instituciones -atacando primero el ecosistema gubernamental, el de seguridad, el de justicia, el sistema financiero y, finalmente, el social. Así, se explican los motivos por los cuales los gobiernos no obtienen resultados efectivos ante las amenazas transnacionales de magnitud.

La ausencia de conceptos claros en materia de cooperación internacional, por su parte, remite a otra de las causas que ilustran el fracaso en la lucha contra amenazas narcohíbridas. Así las cosas, las autoridades de cada nación entienden que es posible combatir a este cáncer regional, y salir adelante. Sin embargo, esta aproximación es errada. De no mediar un medioambiente cooperativo, el grueso del esfuerzo será vano, prolongándose la lucha -y sus consecuencias- durante varias décadas más.  


 
Sobre Mario Pazmiño Silva

Mario Pazmiño Silva es Coronel (R) del Ejército del Ecuador. Cuenta con un Master en Seguridad y Desarrollo. Es Presidente del Centro de Análisis e Investigación Internacional, Consultor Internacional en Seguridad y Defensa. Oficia de Analista para diferentes medios de comunicación sobre temas de Terrorismo e Inteligencia, y desarrolla publicaciones para distintos medios de comunicación en América Latina. Su correo electrónico, aquí.