INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

La guerra secreta de Joe Biden en Ucrania

Ya existen soldados estadounidenses, operando en suelo ucraniano.

19 de Julio de 2022

 

La Casa Blanca continúa insistiendo en que no involucrará directamente a soldados estadounidenses en la guerra en Ucrania, aunque no deja de tomar medidas que, inevitablemente, conducirán hacia un combate abierto de los Estados Unidos contra Rusia.

Cumbre, OTANEntre las recientes maniobras del gobierno estadounidense en pos de incrementar la presión sobre el Kremlin, Biden reveló durante el desarrollo de una cumbre de la OTAN en Madrid, el pasado 29 de junio, que Washington establecería una base permanente en Polonia para el Quinto Cuerpo del Ejército, manteniendo una brigada rotativa de tropas en Rumanía, y ampliando el volumen de otros despliegues en los Estados del Báltico. Asimismo, la cifra de tropas estadounidenses en Europa, que hoy se acerca a los cien mil, se incrementará. Adicionalmente, fue del agrado de Biden la noticia de que Turquía haría un lado su objeción para que Finlandia y Suecia se unieran a la alianza atlántica.

Al trasladarse a la cumbre de la OTAN a bordo del Air Force One, Jake Sullivan, Consejero de Seguridad de la presidencia, apuntó que, 'hacia el final de la cumbre, verá Usted que la alianza será más robusta, más efectiva, más creíble, más capaz, y será una fuerza más decidida a la hora de ocuparse de forma más aguda contra la agravada amenaza rusa'. Presuntamente, Sullivan estaba leyendo un guión preparado con antelación, aunque el objetivo seguramente pareció ser amplificar las tensiones con Moscú, antes que buscar reducirlas mediando alguna suerte de acuerdo diplomático.

El General Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, también aportó lo suyo. En un espeluznante despliegue de sumisión, replicó el funcionario que el novedoso compromiso estadounidense probaba el sólido liderzgo de Joe Biden. Lo que Stoltenberg evitó mencionar es que Biden ya había compartido mentiras en relación a la presencia de personal militar en territorio ucraniano. Ya lo había hecho en el mes de marzo, cuando declaró a tropas pertenecientes a la 82a. división Aerotransportada en Polonia que, próximamente, irían a Ucrania, observando entonces: 'Lo verán Ustedes cuando estén allí, y algunos de Ustedes ya han estado allí, lo verán'. La sentencia fue un reconocimiento de que fuerzas americanas ya se hallaban presentes en suelo ucraniano, aún cuando la Casa Blanca rápidamente se esmeró para ejecutar acciones de control de daños, afirmando que el presidente mantenía una opinión contraria a desplegar soldados estadounidenses directamente en los combates. De igual modo, afirmó Biden que los Estados Unidos estaban 'trabajando para impedir que continúe la masacre de ucranianos'. Nuevamente, el idioma empleado no portaba la finalidad de dejar margen alguno para negociar con Rusia y, así, buscar poner fin a los enfrentamientos.

Ahora, se ha conocido un informe del matutino New York Times, intitulado 'Commando Network Coordinates Flow of Weapons in Ukraine, Officials Say: A secretive operation involving US Special Operations forces hints at the scale of the effort to assist Ukraine’s still outgunned military' (Red de comandos coordina el flujo de armamento hacia Ucrania, declaran funcionarios del gobierno: una operación secreta que involucra a elementos de fuerzas especiales comparte pistas sobre el esfuerzo para asistir a las mal equipadas fuerzas ucranianas'.

El texto de referencia describe un rol ciertamente más activo en Ucrania, que el que la Administración Biden hubiese estado dispuesta admitir en público. Ya en febrero, previo a intervenir en Ucrania, se informó que los EE.UU. habían retirado a sus 15o instructores militares, muchos de los cuales se hallaban entrenando a soldados ucranianos en el empleo de armamento Made in the USA. Sin embargo, algunos activos paramilitares de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y tropas de operaciones especiales continuaron con sus servicios en ese país de manera clandestina, organizando el flujo de información de inteligencia que los EE.UU. compartían con fuerzas locales. Amén de ello, soldados de operaciones especiales pertenecientes a la OTAN se dedicaban a tutelar el transporte de armamento y equipo militar hacia Ucrania, y liderando operativos de entrenamiento. Asimismo, se informó también que comandos británicos del SAS (Special Air Service) cuidaban la seguridad del presidente Volodymyr Zelensky. Especifica el NYT, citando a funcionarios estadounidenses y de otras naciones de Occidente, que los soldados y los oficiales de la CIA no operaban en la línea del frente junto con tropas ucranianas. También de acuerdo al Times, y aún cuando los EE.UU. y Estados-miembro de OTAN no habían reconocido la presencia de paramilitares en roles operativos en el seno de Ucrania, Rusia y otros servicios de inteligencia del mundo en efecto estaban en conocimiento de ese dato.


El informe del New York Times parece ser, en líneas generales, correcto; aunque omite ciertos detalles, algunos de los cuales he estado recopilando tras hablar con otros colegas en los servicios de información. Se ha verificado un considerable esfuerzo en tares de entrenamiento en la base del ejército alemán en Grafenwoehr. así como también en la Base Aérea de Ramstein -tutelada por los Estados Unidos-, con el fin de familiarizar a los ucranianos con el nuevo armamento despachado. Otras naciones de OTAN también participaban de las acciones de entrenamiento. Mientras tanto, los núcleos de soldados dedicados a operaciones especiales y el personal de inteligencia que opera principalmente en Ucrania oriental no llevan uniforme, y muchos de ellos están trabajando allí con coberturas estándar, como ser relaciones fuera de lo común con embajadas extranjeras y ONGs. Adicionalmente, existe una Estación de la CIA para uso convencional, un grupo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), y una oficina de Agregaduría Militar en la embajada estadounidense recientemente reinaugurada en Kiev.


Todo lo consignado renglones arriba certifica que Biden y otros líderes occidentales han disimulado más de la cuenta su participación en el conflicto ruso-ucraniano. Más allá de su probable gaffe, Biden no reconocerá que ya hay fuerzas militares estadounidenses en suelo ucraniano, pero aquéllas ya operan allí y desempeñan un rol crítico tanto en logística como en acciones vinculadas a compartir información de inteligencia. El costado negativo del asunto podría golpear al presidente estadounidense si algunos de esos militares son asesinados o, peor aún, capturados -para luego terminar expuestos, confesando su rol extraoficial.

La Coronel (R) de la Fuerza Aérea de los EE.UU., Karen Kwiatkowski, ex analista del Departamento de Defensa de los EE.UU., ha observado que el despliegue de personal con 'negativa plausible' sin uniforme es 'un clásico de las etapas iniciales de cualquier guerra de largo plazo respaldada por los Estados Unidos, y de acciones de manipulación política de largo plazo en un país-objetivo. Este es el futuro que los 'estrategos' neoconservadores en Washington, D.C. imaginan, junto a sus pares europeos, para Ucrania. Antes que arribar a un final negociado del conflicto que pudiera permitir que Ucrania sea una nación neutral y productiva, independiente tanto de los intereses rusos como estadounidenses, el gobierno americano y la CIA ven a Ucrania como una nación descartable pero útil, a efectos de amplificar la competencia de Washington versus la Federación Rusa'.

El ex analista de la CIA Larry Johnson atiende a estas actividades en términos obscuros, en tanto apunta que la CIA no ha obtenido victoria alguna en guerras contrainsurgentes en cuarenta años. Apunta Johnson: 'Ucrania es una geografía subsidiaria o proxy; Occidente está buscando destruir a Rusia, y es así de sencillo. Una cosa sería que Rusia fuera el régimen más diabólico, autoritario y opresivo en el mundo. Pero ni siquiera se acerca a esa categorización. Ni aún cuando Occidente se esmere en presentar a Rusia de esa manera. El hecho central aquí es que Occidente desea apoderarse de los recursos rusos, y que se propone controlar a Rusia. Pero Rusia no es un país que pueda ser puesto bajo control'.

En otras palabras, Washington podría estar buscando consolidar una guerra interminable contra Rusia, limitando globalmente las opciones de Moscú. La Administración Biden ha apostado su reputación -y, probablemente, su futuro político- a criterio de habilitar a Ucrania para que sobreviva como país, sin sucumbir a las exigencias territoriales de la Federación Rusa. Se trata de una política arriesgada y, en los hechos, peligrosa, tanto en términos prácticos como desde cualquier perspectiva política. La insistencia de los ucranianos en su capacidad defensiva es, mayormente, producto de las garantías estadounidenses y europeas de que éstos harán todo lo necesario para respaldar a Zelensky y a su régimen, el cual ya está exigiendo US$ 750 mil millones en 'reconstrucción'. Si comienzan a conocerse bajas militares occidentales, el respaldo político para la guerra en Ucrania comenzará a diluírse en Washington y en otras geografías, en tanto comportarán consecuencias para las próximas elecciones legislativas de noviembre en los Estados Unidos.


Una observación final sobre la pieza del Times tiene que ver con el timing de su aparición. Los medios masivos de comunicación han estado promocionando el agresivo respaldo estadounidense por Ucrania y Zelensky, pero ahora comienzan a despegarse de esa postura, como también lo han hecho el Washington Post y otros canales informativos. Quizás se hayan convencido de que el plan de juego patrocinado por Washington y sus aliados europeos no esté llamado a tener éxito, además de terminar significando elevados costos para sus respectivas economías. Larry Johnson lo remata del siguiente modo: 'Creo que el propósito de este artículo de prensa en particular obedece a la necesidad de allanar el camino para plantear por qué no deberíamos desplegar más personal militar, ni de la CIA, en Ucrania, porque el insistir en ello para acciones de entrenamiento ha comenzado a tornarse riesgoso, en razón del éxito ruso en el campo de batalla'.

Quien esto escribe podría agregar que la decisión es excepcionalmente arriesgada. Un mal paso o una acción de false flag deliberada, originada en cualesquiera de las partes involucradas, fácilmente podría mutar en una guerra nuclear.



Artículo original, en inglés


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.