ECONOMIA INTERNACIONAL: RYAN BOURNE

Por qué los economistas no se muestran de acuerdo frente a la inflación: ¿problema de oferta o de demanda?

Durante 2021, la inflación de los precios al consumidor en los Estados Unidos de América...

21 de Febrero de 2022

 

Durante 2021, la inflación de los precios al consumidor en los Estados Unidos de América contabilizó un 7%, la tasa más elevada desde 1982. Sin embargo, los economistas parecen estar divididos frente a las razones que motivaron semejante repunte inflacionario.

Reserva Federal, Fed, Inflación en Estados UnidosHaciendo a un lado las sugerencias carentes de fundamento que comparten los políticos en torno del rol de la codicia corporativa o la de concentración del mercado, economistas de la talla de Larry Summers John Cochrane afirman, con seguridad, que el problema radica principalmente en que se está inyectando un excesivo estímulo macroeconómico a la economía. Otros, incluido James K. Galbraith e incluso, hasta hace poco, el titular de la Reserva Federal (FED) Jerome Powell, han sugerido que la responsabilidad le cupo a la grave interrupción del suministro de bienes y servicios vinculada con los confinamientos por el COVID-19. Si los economistas no pueden ponerse de acuerdo sobre el origen de un fenómeno macroeconómico tan profundo, ¿qué fe puede tener el público en sus pronunciamientos?

En términos generales, los economistas se muestran de acuerdo frente a las causas de la inflación. Conforme lo expresara Milton Friedman, 'la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario. Y [la inflación] sólo puede ser producida por un aumento más veloz de la cantidad de dinero en circulación con respecto a la producción'. La gran mayoría de los entendidos en la materia entiende que un nivel de precios en fuerte aumento es el resultado que surge de la abundancia de dinero en persecución de muy poca producción. El problema es que, el hecho de preguntar si acaso son la oferta agregada o la demanda agregada las responsables, equivale a preguntar qué hoja de tijera corta el papel.

Atribuir responsabilidades significa juzgar una línea de base de lo que se esperaría que sucediera para, acto seguido, explicar por qué las cosas se han desviado. Eso requiere una visión sobre a qué debe apuntar la política macroeconómica, y si las instituciones gubernamentales están logrando esos objetivos. El gran debate entre la oferta y la demanda, entonces, es más una guerra indirecta entre los economistas sobre el mandato y la eficacia de la Reserva Federal, que cualquier otra cosa.

Supongamos que Usted pensara que la Fed debería tener un mandato únicamente enfocado en la inflación: apuntar al aumento de los precios al consumidor a una tasa promedio de, digamos, 2%. En 2020, la tasa de inflación fue del 1,3%. Lograr un nivel de precios consistente con su objetivo a finales de 2021 hubiese requerido una tasa de inflación del 2,7% en dicho año. En cambio, fue del 7,1%; lo cual equivale (bajo el presente marco de estudio) a un grave error de política macroeconómica, esto es, a una economía saturada de dinero, al considerarse el potencial económico para producir bienes y servicios.

En rigor, de cara al Plan de Rescate Estadounidense del presidente Joe Biden, el ex-secretario del Tesoro Larry Summers advirtió que la postura macroeconómica combinada, fiscal y monetaria, estaba produciendo un estímulo mucho más allá de lo que uno esperaría para cerrar cualquier déficit en la producción de su potencial de producción. Desde su punto de vista, un fuerte incremento en los niveles de precios era una consecuencia predecible de un estímulo del lado de la demanda, que ya era demasiado grande. Esta opinión se ve reforzada por la evidencia de que la inflación estadounidense y nuestro estímulo han sido mucho más altos en éste país, que en Europa.

Es cierto que algunos factores de la oferta interna –como un crecimiento demográfico lento, ciertas interrupciones en la cadena de suministro, programas gubernamentales de asistencia social que desincentivan la oferta laboral, y los continuos acuerdos del teletrabajo durante la pandemia– podrían haber reducido la capacidad productiva de la economía en más de lo previsto por la Fed, ya sea reduciendo la disponibilidad de insumos o debilitando el crecimiento de la productividad.

Pero, en el mejor de los casos, la Fed no pudo prever que la oferta respondería menos a la nueva demanda que a la habitual, dada la pandemia; en el peor de los casos, los gestores de políticas –a sabiendas– mantuvieron el dinero demasiado suelto. De cualquier manera, en retrospectiva, los errores de la Fed en el lado de la demanda son la verdadera causa frente al crecimiento de la inflación por encima del objetivo pautado.

Entonces, ¿cómo es posible que otros pueden economistas concluir que la inflación del año pasado fue un fenómeno explicable del lado de la oferta?

Una respuesta es que no todos los economistas creen que los bancos centrales deberían apuntar a la inflación. Por una amplia gama de razones –incluido el hecho de que es complejo estimar el “potencial de producción” de la economía– economistas como Scott Sumner, de la Universidad George Mason, han argumentado que el mandato de la Reserva Federal debería ser apuntar a un constante aumento del PIB nominal cada año, como el medio menos perjudicial para generar estabilidad macroeconómica. Bajo este marco, la Fed debería simplemente preocuparse por el nivel general de demanda agregada, pero no por el nivel de precios al consumidor en particular. 

Esta línea de pensamiento lleva a conclusiones muy diferentes sobre el 2021. Supongamos que se considera que el trabajo de la Fed apunta a lograr un nivel del PIB nominal consistente, manteniendo su tasa de crecimiento de los cinco años anteriores a la pandemia (un promedio de 3,9% anual). Entonces, concluiría que, hasta el tercer trimestre de 2021, la Reserva Federal alcanzó casi a la perfección su objetivo de recuperación. La demanda, en otras palabras, estuvo en su punto álgido durante la mayor parte del año pasado.

Si se acepta este planteo, entonces es lógico estipular que el hecho de que el crecimiento del PIB nominal de 2021 haya consistido en una mayor inflación a la esperada y un crecimiento del producto real más débil de lo esperado, debe ser culpa de las condiciones del lado de la oferta. Después de todo, ¡la Fed hizo su trabajo por el lado de la demanda! No cuenta con influencia para aumentar el suministro de semiconductores, aumentar la población o desbloquear la capacidad del puerto para cualquier nivel de demanda dado. Todo lo que puede hacer es garantizar que la demanda continúe aumentando de manera coherente, cada año. 

Desde esta perspectiva, en consecuencia, los problemas del lado de la oferta relacionados con la pandemia son evidentemente los culpables de la inflación que hemos visto. Habría sido incorrecto y perjudicial haber aplicado una política más estricta (aunque ahora que la tendencia del PBI nominal está ligeramente por encima del objetivo, una política más estricta probablemente era apropiada incluso en este marco).

A la postre, la Fed real no cuenta con un simple mandato de inflación, ni exhibe objetivos de niveles de PBI nominal. En cambio, cuenta con un mandato dual que incorpora tanto la inflación como el empleo. Pero, si está buscando una razón por la que los economistas pueden mirar los mismos hechos y llegar a conclusiones aparentemente opuestas, emerge una explicación sencilla: el motivo es que los expertos no se muestran de acuerdo frente a cuál debería ser el mandato de la Reserva Federal.


 

Publicado originalmente en The National Review (Estados Unidos)