INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

¿Se prepara Israel para atacar a Irán? Washington otorga 'Luz Verde' a la 'opción militar'

Alguno podrá recordar al Joe Biden candidato a la presidencia, planteando trabajar...

01 de Noviembre de 2021


Alguno podrá recordar al Joe Biden candidato a la presidencia, planteando trabajar para retomar el curso del Plan Abarcativo de Acción Conjunta (JCPOA), convenio multilateral cuya meta era limitar la capacidad de Irán a la hora de desarrollar armas nucleares. El JCPOA fue firmado por el ex presdente estadounidense Barack Obama en 2015, cuando Biden era vicepresidente, y fue considerado como uno de los pocos logros de política exterior durante los ocho años que permaneció Obama en el cargo. Otros signatarios del acuerdo fueron el Reino Unido, China, Francia, Alemania y Rusia, en tanto que también fue rubricado por Naciones Unidas. El mismo incluyó la concreción de inspecciones no anunciadas de instalaciones nucleares iraníes por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) y, de acuerdo a las provisiones, estaba funcionando adecuadamente como una historia de éxito en materia de no proliferación. A cambio de su cooperación, a Irán se le permitía retomar control sobre sus considerables recursos financieros congelados en bancos de los Estados Unidos, al tiempo que también se le garantizaba un alivio en las sanciones que, incorrectamente, Washington y otros gobiernos habían implementado en su perjuicio.

Israel, Estados Unidos, Lapid, Joe BidenEl JCOPA se estrelló y estalló en llamas en 2018, cuando el entonces presidente Donald Trump ordenó el retiro estadounidense del convenio, afirmando que Irán estaba haciendo trampas y que seguramente se movilizaría hacia el desarrollo de armas atómicas ni bien se completara la primera fase del acuerdo. Trump, cuya ignorancia sobre Irán y otros asuntos internacionales era profunda, se había rodeado por un equipo de política exterior vinculado a grupos predominantemente sionistas -entre ellos, se contaba a la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD) y con el Comité Israelí-estadounidense de Asuntos Públicos (AIPAC). La época de Trump en la Oficina Oval fue invertida mayormente en impulsar a Israel en toda manera posible, incluyendo el reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado hebreo, garantizando a Israel luz verde para crear y ampliar los asentamientos ilegales en la Franja de Gaza, y reconociendo a la zona siria ocupada de los Altos del Golán como pertenecientes a Tel Aviv.

Dados los antecedentes de Trump, particularmente el abandono insensible de los intereses estadounidenses vinculados al JCPOA, casi fue como una bocanada de aire fresco el oír a Biden, en su fracturado idioma inglés, comprometiéndose a hacer lo que estuviera a la mano para volver a sumarse a otras naciones, para que el convenio funcionara. Después de ser elegido Biden, más o menos, tanto él como Tony Blinken, su secretario de Estado, aclararon que los Estados Unidos buscarían 'componer' el acuerdo, haciéndolo más fuerte en algunas áreas críticas que no habían sido incluídas en la letra original del acuerdo.

Por su parte, Irán insistió en que el convenio no necesitaba apartados adicionales, y que debía retornarse a un status quo ante, particularmente cuando Blinken y su equipo dejaron en claro que pensaban en una prohibición del desarrollo iraní de misiles balísticos, así como también en negociaciones tendientes a poner fin a la supuesta 'interferencia' de Irán en la política regional. La interferencia presuntamente se refería al respaldo iraní de los palestinos, así como también a su rol en Siria y Yemén -todos los cuales se ganaron la hostilidad de los 'amigos' de los EE.UU., Israel y Arabia Saudí.

Inevitablemente, Israel perturbó los arreglos, enviando una oleada de funcionarios de carrera, incluyendo a Yair Lapid, canciller de relaciones exteriores, a Benny Gantz, ministro de Defensa, y a Naftali Bennett, primer ministro, para conversar sobre la 'amenaza iraní' junto a Biden y sus funcionarios. Lapid dejó en claro que Israel 'se reserva el derecho de actuar en cualquier momento dado, en cualquier formato... Entendemos que existen instancias en las que las naciones deben utilizar la fuerza para proteger al mundo frente al mal'. Y, sin dudas, Biden -al igual que Trump- también dejó expuestos sus sentimientos al respecto, al rodearse de sionistas. Blinken, Wendy Sherman y Victoria Nuland, se ocuparon de llenar los tres casilleros en el Departamento de Estado; todos ellos son de ascendencia judía y defienden cerradamente a Tel Aviv. Nuland es una neoconservadora de hierro. Y queda pendiente la designación de Barbara Leaf, quien ha sido nominada pra ocupar el cargo de Secretaria Asistente al área de Próximo Oriente en el Departamento de Estado. Ella es fellow en el Instituto Washingtoniano para Política Exterior en Próximo Oriente (WINEP), que es un instrumento de AIPAC y un componente fundamental del lobby israelí. Esto significa que un miembro de ese lobby sirve como funcionaria del Departamento de Estado para supervisar la política estadounidense en Oriente Medio.

En el Pentágono, uno se topa con un maleable General Mark Milley, siempre feliz de reunirse con sus contrapartes israelíes, y con Lloyd Austin, Secretario de Defensa, promotor de la acción afirmativa quien, de otro modo, se ha vuelto adepto en repetir como loro el eslogan que reza 'Israel tiene el derecho de defenderse'. Y hemos también de mencionar a los autodeclarados sionistas en la primera línea del Partido Demócrata, incluyendo al propio Biden, a Nancy Pelosi, y Steny Hoyer y, por cierto, Chuck Schumer, líder del senado por la mayoría.

De tal suerte que, el plan de reponer a los Estados Unidos en el JCPOA por sobre las objeciones de Tel Aviv fue la idea desde el inicio, y probablemente buscó hacer quedar mal a Trump. Las conversaciones indirectas que incluían tanto a Irán como a los EE.UU. continuaron, desde el plano técnico, en Viena, aún cuando se vieron paralizadas desde fines del mes de junio. Trita Parsi apuntó recientemente que Irán buscaba consolidar un logro decisivo, buscando un compromiso de la Casa Blanca para atenerse al plan, mientras Biden permaneciera en el cargo. Biden y Blinken se rehusaron y, hace poco, Blinken confirmó que es improbable la firma de un nuevo convenio, agregando: 'El tiempo se ha acabado'.

Y hay también otros desarrollos. Funcionarios israelíes han estado advirtiendo, durante los últimos veinte años, que Irán está a sólo un año de contar con sus propias armas nucleares, y que debe ser detenido -afirmación que ya empieza a parecerse a un mantra religioso que se reitera una y otra vez, y que ahora sería cierto. Aviv Kohavi, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, ha declarado en reiteradas oportunidades que las IDF están 'acelerando' los planes para atacar a Irán, y los políticos israelíes -incluyendo a Netanyahu- han amenazado con hacer lo necesario para lidiar con la amenaza que consigna la República Islámica. Los medios de comunicación israelíes están informando que se han destinado US$ 1.500 millones en el presupuesto para adquirir las bombas Made in USA para destruir búnkers subterráneos, que serán necesarias para destruir el reactor nuclear iraní en Bushehr y las instalaciones de investigación atómica en Natanz.

En otro apartado sobre las noticias vinculadas al financiamiento del esfuerzo bélico, también se han conocido datos al respecto de que la Fuerza Aérea Israelí está involucrada hoy en lo que se ha dado en llamar ejercicios 'intensivos' a efectos de simular ataques contra instalaciones nucleares de Irán. Luego de que Israel obtenga las buster-bombs de 5 mil libras, necesitará contar con bombarderos capacitados para lanzarlas, y uno sospecha que el Congreso de los Estados Unidos, de alguna manera, aprobará la 'ayuda militar' que hará posible esa misión. Tony Blinken, asimismo, ha dejado en claro que la Administración sabe qué es lo que Tel Aviv planea, y lo aprueba. Se reunió con Yair Lapid, canciller israelí, el pasado 13 de octubre, y dijo que, si la diplomacia con Irán fracas, Estados Unidos considerará 'otras opciones'. Y, en efecto, completó ese pensamiento con la venerable sentencia: 'Israel tiene derecho a defenderse, y respaldaremos con firmeza esa decisión'.

Lapid confirmó que una de las 'opciones' de Blinken era la acción militar. 'Yo quisiera comenzar reiterando lo que el Secretario de Estado ha dicho. Sí; otras opciones se considerarán si la diplomacia falla. Y, al hablar de otras opciones, creo que aquí todo mundo entiende a qué me refiero'. Uno debería observar que esta conversación en torno del programa nuclear iraní ayuda a concluir que Lapid y Blinken están respaldando la alternativa de un ataque ilegal y no provocado, a criterio de impedir que Irán cuente con armas nucleares que, en apariencia, no estaría buscando tener. Pero que seguramente devolverá consecuencias, si Teherán sólo quisiera defenderse en algún futuro.

En pocas palabras, la política exterior de los Estados Unidos, una vez más, está sometida a los designios de Tel Aviv. La posición de la Casa Blanca consigna, de modo claro y absurdo, que un ataque israelí contra Irán -por una mayoría, considerado como un crimen de guerra- es un acto de defensa propia. Sin embargo, resultar ser que Estados Unidos tiene la intención de respaldar ese crimen, y que inevitablemente tomará parte del mismo, lo cual -sin dudas- redundará en otro desastroso fracaso de política exterior en Oriente Medio, que sólo traerá padecimientos para el pueblo americano. La única verdad es que Irán jamás ha amenazado con atacar a Israel. Dado este detalle, nada hay más defensivo que actuar frente a las acciones que Tel Aviv ya ha tomado contra Irán, saboteando instalaciones nucleares y asesinando científicos, y nada habría más defensivo que responder a ataques militares directos, sobre suelo iraní. Si Israel opta por jugar al tonto, pues será su propia responsabilidad -y la de sus líderes. Los Estados Unidos nada tienen qué hacer en este asunto y deberían retirarse. Pero uno duda que la Casa Blanca y el Congreso -controlados por fuerzas vinculadas al sionismo- cuenten con la sabiduría o el coraje para cercenar esa relación que los ata a Tel Aviv.


Artículo original, en inglés


 

Publicado originalmente en Strategic Culture Foundation (Estados Unidos)
Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.