INTERNACIONALES: JOHN MARULANDA

Venezuela y Colombia: entre magistrados y generales, corre la miseria

Un buen ejemplo de la situación humana y política de Latinoamérica tiene relación con el drama...

01 de Marzo de 2021


Un buen ejemplo de la situación humana y política de Latinoamérica tiene relación con el drama que se desarrolla en dos países gemelos/siameses, Venezuela y Colombia.

 
Vladimir Padrino y Nicolás MaduroVenezuela se disuelve como nación, a partir del accionar de unas fuerzas armadas que sostienen y apadrinan la pesadilla de una secta política ladrona, con un rey muy gordo sobre un pueblo famélico. Este amenaza fragmentarse como país, gracias a los efectos de un sistema de administración de justicia ilegítimo, que opera al servicio de la banda de las FARC, es decir, del crimen organizado transnacional -disfrazado de marxismo-leninismo.
 

Alamares y togas
 
Generales y magistrados son los máximos responsables de que los ciudadanos venezolanos deambulen muertos de hambre por calles y carreteras de América Latina y de que, en Colombia, crezca la violencia. La fuerza de la sinrazón y la sinrazón sin fuerza están conduciendo a pasiones desbordadas pues, cuando las jerarquías morales dimiten, los apetitos mandan; y hacia allí nos llevan los jueces que desestabilizan a Colombia y los militares que escombran a Venezuela.
 
Hacia el siglo cuarto antes de Cristo, en el campo de batalla, los jefes de los ejércitos salían al frente; a grito y heridos, insultaban con los peores epítetos posible a sus rivales, calentando los ánimos para el combate.  En ese remoto escenario, está el Sr. Vladimir Padrino, que no representa a un profesional Oficial de Estado Mayor, sino a un politiquero barato disfrazado de soldado, resultado de la alienación militar cubana a un Ejército otrora 'forjador de libertades'. Antecedido de una andanada de denuestos verbales de Nicolás Maduro contra Iván Duque, Padrino ultrajó puño al aire al mismo Duque y, pocas horas después, fue seguido por el narcoterrorista farciano alias 'Santrich'. Públicamente, y desde territorio venezolano, éste sentenció a muerte al presidente colombiano. Pareciera tratarse de una estrategia para provocar alguna reacción que genere un incidente mayor. Solo falta el atentado preanunciado por el embajador de Cuba en Bogotá.
 
En Colombia, 'magistrados' alfiles del comunismo, sustentados en los decires de ONGs declaradas enemigas de los militares, intentan resquebrajar a punta de sentencias el ánimo de las fuerzas militares, único dique que ha contenido la histórica violencia del país. La tal JEP (Jurisdicción Especial para la Paz), diseñada por el secretario del partido comunista español para lavarle la cara los criminales de lesa humanidad de las FARC, en un grotesco auto de prestidigitación jurídica, sacó de su cubilete un asombroso relatorio de 6 mil y más víctimas de ejecuciones extrajudiciales, tratando de convertir al Ejército Nacional de Colombia en lo que previamente un desafortunado fiscal intentó infructuosamente, esto es, en una estructura criminal al servicio de un Estado burgués. Lo irónico es que esos militares y policías 'criminales' son quienes protegen sus vidas y quienes deben ejecutar sus autos, cuyo cumplimiento ya muchas comunidades impiden abiertamente. La desobediencia civil, que los mamertos se engañan creyéndola 'resistencia', está germinando en caos.
 

Tejiendo una complicada trama
 
Vladimir Padrino habla del 'Estado de bienestar construido en Revolución', negándose a ver el hambre que campea en el país. El presidente de la JEP habla de miles de 'falsos positivos', buscando empalidecer la culpabilidad de los verdaderos asesinos causantes del desastre, ahora congresistas, y protegidos por los mismos cubanos que idiotizaron a los soldados venezolanos. 
 
Los soldados y 'soldadas' de 'Madrino', de los cuales hay varios centenares buscando alimentación y refugio en Colombia, siguen hambreados bajo un Mando fachoso, mientras los soldados neogranadinos continúan sosteniendo una desajustada democracia en medio del viboral narcotraficante del castrochavismo.
 
Sin ciencia, sin tecnología, con una brecha digital insalvable, cooptada por el Crimen Organizado Transnacional, América Latina involuciona, agravada por la pandemia, hacia un continente pauperizado -y a pesar de sus inmensas riquezas, explotadas por Europa, los Estados Unidos y, ahora, por el partido comunista chino. Triste destino para quienes no hemos sabido elegir nuestros dirigentes y administradores, y para quienes vendimos el buen vivir por un cuento importado de la Europa colonial, además mal contado.

En medio de la desazón y la ira que se avizoran, volveremos, ciudadanos venezolanos y colombianos, los ojos hacia atrás; y veremos a los verdaderos 'máximos irresponsables' de nuestra situación. En Venezuela, generales. En Colombia, magistrados.  
 
Para la tarea de arreglar este entuerto, algunos sesenteros de mi generación siguen buscando al hombre providencial: otro Chávez, otro Pinochet; los menos 'maduros' insisten en ensamblar experimentos políticos fallidos; los jóvenes, mal educados en Historia, racionalidad crítica y lógica, obnubilados por efímeros videos de redes sociales, encantados por frases simplificadoras, buscan en el entretenimiento alivio a las angustias del momento.

Siguiendo el mito del realismo mágico garciamarquiano, nuestros descendientes ya están naciendo con cola de marrano.


 
Sobre John Marulanda

Licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás de Aquino, y Abogado de la Universidad de la Gran Colombia, Marulanda se desempeña como consultor internacional en seguridad y defensa. Es Coronel (R) del Ejército de Colombia.