INTERNACIONALES: ANA ROSA QUINTANA

Visita de AMLO a Estados Unidos prueba que las críticas sobre las relaciones entre Washington y México eran incorrectas

El pasado 8 de julio, el presidente estadounidense Donald Trump ofició de anfitrión...

21 de Julio de 2020

 

El pasado 8 de julio, el presidente estadounidense Donald Trump ofició de anfitrión ante su par mexicano, a efectos de celebrar la puesta en marcha del nuevo convenio comercial entre los Estados Unidos de América, Canada y México.

México, AMLO, Donald Trump, López ObradorLa visita consignó la primera oportunidad en que ambos líderes se reunieron personalmente, en tanto fue el primer periplo internacional realizado por el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador -a quien normalmente los medios de comunicación se refieren bajo el acrónimo AMLO-, desde que éste tomara posesión en diciembre de 2018.

AMLO comenzó su visita rindiendo honores frente al Monumento a Abraham Lincoln. La delegación mexicana luego visitó el monumento histórico al héroe de México y ex presidente Benito Juárez.

Trump y AMLO se reunieron esa misma tarde, y también por la noche; ambos líderes recibieron a representantes de importancia pertenecientes al sector privado, en una cena que se llevó a cabo en la Casa Blanca.

De acuerdo a los gobiernos de los Estados Unidos y de México, la visita redondeó un sonoro éxito.

Un valioso indicador que ilustra el carácter exitoso del cónclave tuvo que ver con la amplia cobertura que propició un apocalipsis, para luego terminar acompañando el proscenio de resultados favorables. Durante los últimos tres años, un sinnúmero de analistas replicó una narrativa falaz, que rezaba que Donald Trump estaba 'destruyendo tres décadas de duro trabajo con México'.

Ni aún cuando el anterior canciller de relaciones exteriores mexicano expresó que la relación bilateral era 'más cercana que la que se diera frente a gobiernos anteriores de los EE.UU., lo cual podría ser sorpresivo para muchos, pero es un hecho', los críticos retrocedieron en sus críticas iniciales.

Sin embargo, subsistieron algunos pocos intentos contra la imparcialidad, reiterando ciertos medios que la relación diplomática entre ambos países naufragaba. Sin embargo, las predicciones catastrofistas en torno de la relación mexicano-americana en la era Trump finalmente se tomaron un descanso.

Incluso algunos miembros del gobierno estadounidense, previo a la visita de AMLO, insertaron comentarios políticos en el combo, acaso como intento para perjudicar el periplo. Miembros del Caucus Hispánico, pertenecientes al Partido Demócrata, enviaron una misiva a Trump, exigiéndoles que convocara a una reunión para tratar temáticas vinculadas a la pandemia de coronavirs y otros temas emparentados con un discurso de izquierda.

Muy por el contrario, la urgencia frente a la pandemia y la crisis económica exigía la concreción de un encuentro entre ambos líderes de América del Norte. 

Conforme se publicara recientemente en un análisis publicado por el think tank estadounidense Heritage Foundation, la salud económica y la recuperación de los Estados Unidos se ven impulsadas por los esquemas de cooperación con los socios comerciales de EE.UU. y sus vecinos.

México experimenta hoy una grave crisis debido al coronavirs, lo cual condujo a severas disrupciones en las cadenas de suministros en América del Norte. A su vez, este panorama afectó seriamente a sectores críticos de la Defensa en los Estados Unidos, a nodos centrales de la industria, y a fabricantes.

Una eventual cancelación del encuentro, en donde las conversaciones se orientaron a metodologías para impedir la ocurrencia de mayores daños a la economía y a la planificación de la recuperación americana, claramente no hubiese marchado en sintonía con los intereses estadounidenses.

En efecto, el momento actual es crítico en lo que respecta a las relaciones bilaterales entre México y los Estados Unidos. La popularidad de AMLO y el cambio de la retórica desde los EE.UU. pueden ayudar a reducir el tradicional compendio de obstáculos que han congelado la cooperación entre ambas naciones, en asuntos de naturaleza sensible.

Toda vez que ambos países estuvieron en posición para modernizar la relación comercial bilateral, esa prerrogativa debería extenderse a los desafíos de seguridad y a la crisis sanitaria existentes. La pandemia aún circula por América del Norte, y los índices de violencia en México han alcanzado un pico histórico.

De cara al futuro, la trayectoria de la relación entre México y los Estados Unidos es positiva, y beneficiará a ambas naciones. Estos dos países cuentan con un liderazgo que, aunque exterioricen diferencias ideológicas, no solo están procediendo a limar asperezas, sino que se es,eran en hallar modos útiles para impulsar significativamente la relación bilateral.

Mientras que ambos líderes suelen recibir críticas a partir de su aproximación poco convencional frente a las políticas públicas, sus perspectivas contribuyen obsequiando renovado oxígeno frente a esquemas de pensamiento obsoletos.



Artículo original, en inglés

 

Sobre Ana Rosa Quintana

Es Investigadora Asociada sobre Asuntos Hemisféricos y Latinoamérica en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Más puntualmente, se desempeña en el Centro Douglas y Sarah Alison para Políticas de Seguridad Nacional y Exterior -división del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales