INTERNACIONALES: JUAN DAVID GARCIA RAMIREZ

Colombia: Iván Duque, en la República Popular China: farandulización versus seriedad

La interacción entre los Estados en el concierto internacional -o entre los líderes y dignatarios...

02 de Agosto de 2019

 

La interacción entre los Estados en el concierto internacional -o entre los líderes y dignatarios con mayor poder de influencia- suele ser interpretada bajo el prisma de la moral y la ética que corresponden a las relaciones interpersonales y sociales. Activistas, figuras de la vida pública, gente del mundo del espectáculo -como es costumbre, careciendo del menor atisbo de comprensión frente a la dinámica política, y de cara al curso de la historia-, se apresuran a emitir juicios de valor sustentados en sus emociones, o en imágenes propias de su experiencia de vida.

Iván Duque, presidente de Colombia, en China, junto a Xi JinpingCada noche, estrellas de Hollywood o exponentes del pop en los Estados Unidos de América, son invitadas a programas como el show de Ellen DeGeneres en CBS, o The Tonight Show de Jimmy Fallon, en NBC; cadenas con una importante audiencia en los Estados Unidos. Suele suceder que se consulta a los invitados sobre sus últimos lanzamientos musicales, sobre producciones cinematográficas que se han estrenado en las salas de todo el país, o sobre asuntos de su vida privada, aunque también se les sondea sobre sus posiciones políticas, con frecuencia producto de la alucinación constante en la que viven, por las fiestas interminables en sus mansiones de Malibu Beach. Opinan sobre política exterior o seguridad internacional, cuestiones migratorias, como también sobre China, Irán y Corea del Norte, en tanto aprovechan la oportunidad para manifestar, por lo general, apoyo incondicional a los precandidatos a la presidencia (extraño privilegio, reservado a las luminarias que suscriben a la plataforma y propuestas electorales del Partido Demócrata).

En casi toda sociedad abierta, el fenómeno de las estrellas que asumen un papel de activistas y replicadores de las ideas con las cuales simpatizan, está siempre presente. Incluso podría certificarse que sería necesario, al punto de despertar cierta conciencia de lo político en los televidentes y consumidores de redes sociales, hiperconectados a sus ídolos en Facebook, Twitter, YouTube e Instagram, en tiempo real. Sin embargo, este posicionamiento de los famosos, los llamados influencers y los coaches, omnipresentes e incansables, está tornándose nocivo para la formación del debate político en la sociedad. El analista serio, racional y dispuesto para la discusión auténtica, ha sido reemplazado por actores y cantantes que, dada su publicitada condición de millonarios dedicados a entretener, en apariencia portan mayores cuotas de legitimidad. En consecuencia, sus opiniones se reproducen como verdades incuestionables en cada cadena de WhatsApp.

De tal suerte que, según parece, los asuntos cruciales de tratamiento actual -como ser, por ejemplo, los desafíos que enfrenta Gran Bretaña ante su probable salida de la Unión Europea, las tensiones con Corea del Norte o Irán, la guerra comercial con China o la problemática política migratoria de Donald Trump- acusan un extendido fenómeno de caricaturización y deformación; luego de lo cual, la forma se torna más relevante que el fondo.

Por estos días, se condena al presidente estadounidense por reunirse con el dictador norcoreano Kim Jong-un, por ser Estados Unidos una democracia y Corea del Norte, claramente, un régimen totalitario. En igual sentido, el presidente de ColombiaIván Duque Márquez, ha sido azotado por la farándula bogotana, por cuanto ésta evalúa como contradictoria a su actitud en pos de cargar sobre sus hombros un esfuerzo en pos de desmantelar a la narcotiranía que oprime a Venezuela, mientras se traslada hacia la República Popular China para sostener un encuentro con Xi Jinping, uno de los pretendidos soportes del régimen chavista -al menos en apariencia.

Al final del día, las estrellas y muchos comentaristas poco se detienen a leer sobre diplomacia, realismo político y cálculo para asegurar el interés nacional. Menos tiempo le dedican analizar a consciencia el rol de actores racionales, o la relevancia que observan sus perfiles estratégicos en la competencia por el poder. Aquí puede rastrearse la razón por la cual la desinformación y el desconocimiento, así como la satisfacción que muchos exhiben al resguardarse en ambos, se convierten en rectores del ciudadano común. 


 
Sobre Juan David García Ramírez

Columnista regular en el periódico El Colombiano (Medellín) y en El Quindiano (Armenia, Colombia). También se desempeña como analista político para diversos programas radiales y televisivos en América Latina, compartiendo apuntes y notas sobre temas políticos vinculados a Colombia, y asuntos internacionales.