POLITICA ARGENTINA: SERGIO JULIO NERGUIZIAN

Argentina: caballo de Troya; Miguel Pichetto toma el control del palacio cambiemita

Nació en el conurbano bonaerense hace 68 años; la frente amplia y despejada parecen confirmar...

21 de Junio de 2019

 

Nació en el conurbano bonaerense hace 68 años; la frente amplia y despejada parecen confirmar el prejuicio lombrosiano que descubre, en esa morfología, una inteligencia por encima del promedio. Ha presidido el bloque de senadores nacionales justicialistas en los últimos diecisiete años: un cursus honorum sin precedentes en la historia reciente de la democracia argentina. Se llama Miguel Angel Pichetto, y quizá recuerde que, alguna vez, Juan Domingo Perón sentenció que la oportunidad calza sandalias de algodón.
 
Miguel Pichetto, Política argentina, Sergio NerguizianEmpujado a contraatacar el golpe publicitario de la fórmula Fernández & Fernández, Mauricio Macri decidió postular a un peronista para la vicepresidencia: la iniciativa bien puede haber sido de su autoría, pero es aún más probable que la confirmación del nombre que haya seguido un circuito discreto y sombrío, en el que su opinión debió competir con otras, en un plano de igualdad en el mejor de los supuestos; subordinada a ajenas voluntades en el escenario más plausible.


El viaje a la Meca
 
En abril de este año, Pichetto viajó a los Estados Unidos de América.

'El ahora candidato a vicepresidente se reunió en Wall Street con los fondos BlackRock, VR Capital y el banco inglés Barclays. Allí, sin haberlo coordinado con el oficialismo, defendió la estrategia del gobierno argentino, y se comprometió a defender desde el Congreso el pago de la deuda' (Ambito.com; 13 de junio).
 
'La Argentina cumplirá con sus obligaciones', fue la postura que ratificó Pichetto desde el espacio opositor que, en ese momento, conformaba junto a gobernadores justicialistas y a otros candidatos presidenciales, entre los principales bancos y fondos de inversión de Wall Street, donde fue consultado sobre el contexto económico del país. Además, el senador dejó en claro "lo negativo" que representa la generación de "incertidumbre respecto a la voluntad de cumplimiento", en el marco de una campaña electoral que se avecina. En esa línea, agregó: "Argentina no está muerta; va a cumplir con sus obligaciones, y tiene futuro desarrollando un sector estratégico como la industria del petróleo y gas, especialmente Vaca Muerta y minería —fortaleciendo el campo y otros sectores que generan divisas genuinas para el país. El peronismo del que formo parte siempre cumplió con el pago de las obligaciones externas del país' (Diario Río Negro; 11 de junio).
 
Pichetto -se sabe- es una de tantas reencarnaciones del espíritu de la realpolitik: tiene la percepción suficientemente desarrollada de los límites del pragmatismo, con entrenamiento para estirarlos hasta el segundo previo a la ruptura.

El itinerario ideológico zigzagueante y proteico no reflejaría oportunismo cínico, sino imperativo ético del individuo que sostiene su vocación orgánica con el Partido. Ahora, representa a una corriente del peronismo que ha decido integrar una alianza con el neoliberalismo: sigue sirviendo al Movimiento, al emprender la tarea de peronizar el discurso y el paquete de propuestas de un conglomerado ideológicamente conservador. Recordará que Perón llevó como ladero de Héctor Cámpora, en su retorno, a un veterano miembro del Partido Conservador Popular y, por lo tanto, la estatura del precedente lo exime de la ingrata tarea de brindar explicaciones.


El espejismo de las identidades opuestas

La tragedia macroeconómica argentina es de tal magnitud, que determina severas limitaciones al margen de maniobra y al campo discrecional de cualquier futuro gobierno.

En otras palabras, la profundidad de la crisis relativiza la viabilidad de todas las propuestas que pretendan ignorar el cerco de opciones impuesto por el descalabro económico (y sus derivas implícitas en torno a lo social en general, y a los sectores más vulnerables en particular).

Por lo tanto, el contenido del discurso oficial y el de la oposición principal pueden diferir en cuanto instrumentos dialécticos de persuasión colectiva. Es decir, que serán diferenciables los recursos empleados en la articulación de la propaganda proselitista pero, en la áspera y desnuda realidad, el menú de alternativas mostrará, en la praxis, más coincidencias que diferenciaciones.

Es improbable, para el futuro inmediato, aguardar alteraciones radicales en las siguientes áreas:

1. Reestructuración de la administración pública en los niveles nacional, provincial y municipal. El cristinismo no lo hará, porque considera que toda racionalización de los recursos humanos implicará necesariamente despidos, mediatos o inmediatos, con o sin capacitación previa y con compensación económica, o sin ella. Es decir que no tomará medida alguna que reduzca su base de apoyo electoral. El macrismo no pudo efectivizarlo porque, en primer lugar, jamás contó con la mayoría que requiere una medida de semejante impacto social. Segundo, y no por eso menos importante: ya ha dado muestras generosas de que cede sin mayor esfuerzo a la tentación populista. No tomará medida alguna que reduzca la posibilidad de, eventualmente, ampliar su base electoral.

2. Reformulación de los mecanismos de viabilidad de administraciones provinciales en las que el 50% de la población integra la planta de empleados públicos. No se evidenciará innovación alguna en este andarivel, conforme los actuales son momentos de afirmación del poder local en cada provincia. Toda cirugía de envergadura representará el riesgo de caos y fragmentación del inestable tejido federal y conversión -sin dilaciones- del Senado en caja de resonancia de una hipotética agitación monteril.

3. Reformulación del sistema de contratación laboral que, con algunas modificaciones irrelevantes, obedece a la matriz de la Ley 20.744 de 1974. La superviviencia del sistema produce, en el pequeño empresariado -principal ofertante y dador de trabajo genuino- una aversión a la inclusión de colaboradores, decisión que toma siempre como último recurso, en tanto la relación costo/beneficio arroje una ecuación óptima y, aún así, lo hará con reservas. El cristinismo se abstendrá de alterar substancialmente el régimen imperante, provisto que el apoyo de los sindicatos -aunque menguado en la actualidad- sigue operando como factor imposible de ignorar. Los gremios saben que toda innovación significará, para que resulte eficiente, una reducción notable de los ingresos provenientes de los trabajadores cotizantes. A su vez, el macrismo no lo intentará, porque terminaría ofreciendo un argumento de oro para el fomento de la agitación social, fantasma que lo atormenta desde el primer día de gobierno, y que ha condicionado buena parte de las acciones y las omisiones de su gestión.

4. Rediseño de los programas de educación, en particular de la escuela media, agobiada aún hoy por la rémora del enciclopedismo que hunde sus raíces primigenias en los paradigmas del siglo XIX. Arancelamiento de la educación universitaria pública, proporcional a la capacidad contributiva del grupo familiar, a fin de instaurar un sistema de becas destinado a jóvenes que, sin ese auxilio, quedarían marginados de la capacitación que, ya hoy, consigna un pasaporte hacia una existencia digna o hacia una postración marginal.
Tal como sentencian calificados sociólogos, el sector educativo es el más resistente a los cambios. Su propensión al mantenimiento del status quo cuenta con la anuencia de la moral familiar, que suele sospechar que toda reforma esconde segundas intenciones, como así también de la Iglesia, que controla en algunos niveles hasta un tercio de la enseñanza en institutos privados de gestión pública con distintos niveles de injerencia estatal. La excusa perfecta para demorar los cambios, útil a ambos desafiantes, consiste en subrayar que las dificultades socioeconómicas son de tal magnitud, que prevalecen por su urgencia sobre cuestiones que podrán esperar su turno, como especialmente la educación.

5. Desarticulación de los privilegios de la secta empresaria usufructuaria de las prebendas generadas por la cartelización de los bienes y servicios contratados con un Estado tonto en algunos casos, cómplice en otros. El cristinismo operó en mancomunidad junto a la patria contratista, a efectos de financiar el aparato de propaganda que tendría por misión central competir con los medios controlados por el capital altamente concentrado. El macrismo cuenta entre sus filas a todos los involucrados en los escándalos derivados de negociaciones ilícitas con el Estado durante la gestión precedente. Unos volverán a intentar el financiamiento de medios complacientes por las vías hoy investigadas, con decreciente entusiasmo por la Justicia prudente y ubicua. Los otros no intentarán investigación alguna, ni procederán con el desmantelamiento consecuente de la trama que involucraría a conspicuos miembros de la corporación empresaria.

 
Pichetto sube a escena: la competencia programática es sustituída por el cotejo de prontuarios

La peronización (parcial y arbitraria) del macrismo puede garantizarle a éste una sobrevida, al precio de abandonar la consolidación de su identidad primigenia, siempre precaria e infestada de herejías.

La primera de inexorables consecuencias: se produce una congestión en la ancha avenida del centro, y se procede efectivamente a decretar el fin del proyecto de una República bipartidista.

La sacralización del sentido común -en ambos contendientes- oculta, en rigor, las severas limitaciones a los márgenes de discrecionalidad impuestas por la tragedia macroeconómica.

La deuda externa opera como el artefacto habilitado para alinear fidelidades y determinar adscripciones en el plano de las relaciones internacionales. Ambos contendientes son tributarios de la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de presionar directamente al Fondo Monetario Internacional (FMI), para que éste conceda a la República Argentina la línea de crédito más importante en la historia del organismo, a contrapelo de los informes técnicos de los auditores, que desalentaban airadamente la medida, dados los antecedentes del deudor, y que por supuesto evaluaban su situación presente.

El cristinismo ha anticipado públicamente su convicción de que la deuda externa sólo podrá ser saldada luego de un proceso de renegociación. El macrismo sabe lo mismo, pero se abstiene de transferir esa impresión, por la sencilla razón de que ha sido el tomador de casi US$ 100 mil millones en lo que va de su gestión.

Hacia el interior de la República, la renegociación implicará una auditoría más severa aún que la actual, en una situación que se emparenta con una empresa del ámbito privado que solicita su concurso preventivo de acreedores. Si el Juez concede  la solicitud, implica -para el deudor- la pérdida inmediata y automática de la capacidad de administrar el negocio. El funcionario del Fondo instalado en el Ministerio de Economía funge como el Síndico designado en el proceso, y la Dirección del organismo, como el Juez que se reserva la facultad de autorizar toda medida que eventualmente ponga en riesgo el patrimonio de la firma, convertido ahora en la garantía de los acreedores.

Todo lo expuesto abona la afirmación de que la Nación tendrá reservado un margen mínimo de maniobra para el diseño autónomo de su política económica, cualquiera sea el que resulte ungido a los efectos de ejercer la Primera Magistratura.

Tres premisas: Miguel Pichetto deberá proveer a Macri tres servicios esenciales:

a) Captar el voto del peronismo anti-K, aquel que reivindica la gesta del '45 aggiornada, por el sano sentido de la responsabilidad histórica que la hora actual reclama;
b) Exhibir a Mauricio Macri como un dirigente liberado de los prejuicios y prevenciones que generalmente se asocian al pensamiento liberal en cualquiera de sus derivas;
c) Dividir al Movimiento Justicialista, de modo de reducir substancialmente el rol de eje único alrededor del cual se viene urdiendo la historia política argentina de los últimos setenta años.


Iglesia Católica y Estado: el cristinismo, que no festejó el pontificado bergogliano, desanda con premura el camino ante la seducción de la misericordia papal

El neomacrismo, criatura anómala engendrada por la súbita inclusión pichetista, enviará mensajes al Jefe de la Iglesia Católica, sugiriendo que la voluntad de mejorar los vínculos tendrá carácter prioritario y, en voz muy tenue, le hará saber que cuestiones escabrosas como la legalización del aborto, más allá de algunas declaraciones para consumo masivo, no implican la decisión de innovar en la cuestión.

El Presidente Macri entiende que Pichetto aceptará un rol secundario si acceden al poder; que será, como lo ha declarado el postulado, un colaborador fiel a la sombra del Presidente.

Es probable que lo crea.

Tan probable como que se esté equivocando.


 
Sobre Sergio Julio Nerguizian

De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.