INTERNACIONALES : SENADOR MIKE LEE (EE.UU.)

A efectos de lograr la paz en Oriente Medio, las naciones deberán reconocer a Jerusalén como capital

En el año de 1841, Orson Hyde, santo de la iglesia de los Ultimos Días...

27 de May de 2018
En el año de 1841, Orson Hyde, santo de la iglesia de los Ultimos Días -y pariente lejano de mi esposa- visitó la Tierra Prometida. Pronunció una plegaria en el Monte de los Olivos, preparando la tierra para el regreso de los habitantes históricos de Jerusalén: el pueblo judío.
 
Más de 175 años más tarde, conforme asistó a la inauguración oficial de la Embajada de los Estados Unidos de América en Jerusalén el 14 de mayo próximo-pasado, pensé en aquella peregrinación de Hyde y en lo que significó para él, para su fe, y para Estados Unidos.
 
JerusalénLa plegaria en forma de dedicatoria de Hyde consignó parte del periplo recurrente del pueblo judío y, en efecto, del mundo. A lo largo del tiempo, el pueblo judío se las arregló para establecer una patria en una tierra que algunas vez habían habitado sus ancestros. El 14 de mayo, hemos celebrado otro logro en ese periplo.
 
Ese fue un día monumental para las relaciones entre los Estados Unidos e Israel. Toda ocasión en la que dos aliados pueden conversar sinceramente uno con el otro, ambos se vuelven mejores. Y, por primera vez en muchos años, Estados Unidos formalmente reconoció la realidad que explicita que Jerusalén es la capital de Israel.

Al hacerlo, EE.UU. lideró el camino, con valentía, para que sus aliados hicieran lo mismo en el futuro cercano.
 
Durante décadas, mientras que el mundo reconoció al Estado judío, evitó reconocer a la capital de los judíos. Israel reconoció a Jerusalén como asiento para su gobierno, pero el mundo se rehusó a hacerlo.
 
Sería un escenario similar en el que nosotros, los residentes del estado americano de Utah, reconociéramos a Salt Lake City como nuestra capital, pero que el resto de los estados y nuestro gobierno nacional hiciesen caso omiso de nuestra decisión y, obstinadamente, continuaran afirmando que nuestra capital es Fillmore.
 
El Congreso de los Estados Unidos dio el primer paso a la hora de rectificar este problema, al aprobar una Ley reconociendo a Jerusalén como la capital de Israel, en 1995. Infortunadamente, desde entonces, todos los presidentes fracasaron a la hora de ejecutar ese mandato, abandonando la Embajada de EE.UU. en Tel Aviv.
 
Sin embargo, el presidente Donald Trump mantuvo su promesa de campaña de mudar la Embajada a Jerusalén y, desde lo personal, lo aplaudo por tomar la decisión.
 
A pesar de las ruidosas declaraciones de insatisfacción, condena y reprobación de parte de cuerpos como Naciones Unidas, y protestas originadas en la Unión Europea, Estados Unidos se ha mantenido firme en nuestro compromiso con Israel y con el sentido común en la política exterior que consigna que las embajadas deben erigirse en las capitales nacionales.
 
Esta iniciativa consolida -de manera firme e inequívoca- nuestro respaldo a Israel. La paz en Oriente Medio no será posible hasta tanto la totalidad de las partes involucradas reconozca el derecho de Israel a existir como un Estado independiente.
 
Siendo que la locación de nuestra Embajada no es ya una cuestión pendiente de resolución, aspiramos ahora a involucrarnos en un diálogo más amplio, en pos de la paz y estabilidad futuras para Israel y para la región.
 
Tanto antes como después de desarrollada la ceremonia, recibí incontables expresiones de gratitud de parte de ciudadanos israelíes, agradeciéndonos por reconocer a la verdadera capital de su país. En efecto, hemos asistido a un acto profundamente significativo para el pueblo israelí, así como también para aquellos que reconocemos la innegable influencia de Jerusalén a través de la Historia -símbolo de esperanza para judíos, cristianos y musulmanes.


Artículo original, en inglés, en éste link


Senador Mike Lee Mike Lee (@SenMikeLee) es Senador en el Congreso de los Estados Unidos de América, por el estado de Utah