INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI

Por qué Erdogan humilló a Joe Biden

Lo que está sucediendo en Turquía ahora mismo me recuerda, en mucho, a las últimas...

12 de Septiembre de 2016

Lo que está sucediendo en Turquía ahora mismo me recuerda, en mucho, a las últimas pocas escenas de la primera edición de la película El Padrino, en la que Michael Corleone se propone resolver la totalidad de los negocios pendientes de la Familia. Corleone es visto en una iglesia, renunciando a 'Satán y a todos sus trabajos', mientras toma parte del bautismo de su sobrino -poco después de estrangular al bebé del padre, Carl.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ciertamente está dedicándose a limpiar su casa. El ha utilizado el fallido golpe de Estado del pasado mes como excusa para eliminar a todos sus rivales políticos en la burocracia gubernamental y militar, y ha empezado por limpiar las universidades públicas. También se han registrado más arrestos en los ya vapulados medios de comunicación, incluyendo editores de carrera. De acuerdo a algunas estimaciones, más de 40 mil ciudadanos turcos han sido arrestados, mientras que más del doble han perdido sus empleos, y hay informes de que las cárceles del país están siendo vaciadas de criminales, para hacer lugar a los recién llegados. Hay conversaciones al respecto de volver a poner en marcha la pena de muerte para aquellos sentenciados por 'traición' en la conspiración para derribar al gobierno.

Erdogan, Biden¿Qué sabemos hasta ahora con seguridad sobre el golpe? En efecto, se trató de un intento por derrocar al gobierno de Erdogan, posiblemente involucrando planes para asesinar al presidente. Incluyó a parte de la fuerza aérea, el ejército y a unidades paramilitares de la policía, pero no contaron con el apoyo de los principales comandos del ejército. En mi opinión, y la de muchos otros entendidos en la materia, Erdogan claramente tenía conocimiento previo de lo que se preparaba, y él ya había dispuesto el arresto de al menos tres mil elementos de los militares. La novedad de los arrestos forzó, según se dijo, a los conspiradores a moverse más aceleradamente, lo cual tomó a Erdogan por sorpresa, pero él ya se las había arreglado para convocar a sus simpatizantes, y el golpe fue desactivado con menos de trescientas muertes.


Los arrestos dieron inicio de inmediato, con 12 mil detenidos dentro de las siguientes 24 horas, sugiriendo fuertemente este dato que una lista de sospechosos había sido preparada de antemano. Erdogan, políticamente hablando, fue el principal beneficiado de los eventos. Obtuvo poderes de emergencia del parlamento y está en posición idónea para que le sean garantizados poderes militares permanentes con autoridad ejecutiva, lo cual debilitará la totalidad de las funciones en la constitución turca -y, a la postre, ello beneficiará tanto al propio Erdogan como a su partido AKP.

Erdogan y sus simpatizantes inmediatamente culparon a un oponente, Fethullah Gulen, que vive en el exilio en Pennsylvania y, presumiblemente, ha sido vinculado a la CIA. Gulen encabeza un movimiento conocido como Hizmet, que significa 'Servicio', lo cual en ocasiones ha sido relacionado con una suerte de culto. Supuestamente, involucra a numerosos oficiales del ejército y de la policía, jueces y maestros. En mi opinión, el espectro de Gulen no debiera ser subestimado, pero la idea de que pudiera haber configurado un golpe es algo pretencioso. Los militares tuvieron no pocas razones para deshacerse de Erdogan sin la asistencia de Gulen, siendo el caso más notable el caso del proceso llevado por el primer ministro que condujo a las sentencias de 330 funcionarios senior en 2012, sin dar lugar a demasiada evidencia.

Los medios de comunicación turcos, siguiendo indicaciones del gobierno, también declararon que Washington estaba involucrado, punto de vista compartido nada menos que por Zbigniew Brzezinski. La Casa Blanca se ha esforzado por negar cualquier conexión con el golpe, y desafía toda razón el sugerir que la Administración Obama -tímida desde su esencia- pudiera respaldar un golpe militar para derribar a un gobierno democráticamente elegido y cuyo país es miembro de la OTAN. Si tal golpe fuese intentado y luego se filtrara, como seguramente hubiese sucedido, ello representaría el final de la OTAN, giro que hubiese sido satisfactorio para muchos de nosotros pero que sería un anatema para el establishment que la Casa Blanca encarna.

El innuendo que provino de Turquía, orquestado tanto por voceros del gobierno como por los medios regenteados por el gobierno, ha convencido a una mayoría de ciudadanos turcos de que Washington se encuentra detrás de Gulen, y que también respaldó la intentona golpista. Las visitas de funcionarios de alto nivel, incluyendo la del Jefe del Estado Mayor Conjunto Joseph Dunford y, más recientemente, del vicepresidente estadounidense Joe Biden, tuvieron la intención poner paños fríos a la situación, y parte de ello es el encuentro privado entre Erdogan y Obama el domingo, pero el presidente turco cree que tiene la carta ganadora, y no se muestra interesado en oir elogios ni de hacer conseciones. Mientras más tiempo este tema permanezca en ebullición, más se fortalece la posición de Erdogan, y él siempre podrá declamar que está siendo atropellado por Washington.

Queda claro que algunas personas en la capital estadounidense ven a Turquía como esencial en la 'guerra contra ISIS'. Otros se muestran compelidos al escepticismo, notando que Turquía ha estado jugando para ambas partes en el conflicto sirio, mientras que su rol en la OTAN ha sido, en gran medida, disminuído, en una alianza que ha perdido grandes porciones de su raison d’être. También debería apuntarse que Turquía ha venido intentado consolidar sus propios intereses, comprando petróleo iraní mientras que el país era objeto de sanciones y, más recientemente, de asistir a ISIS antes que oponerse al grupo. Toda vez que esto pueda comprenderse en su dimensión, la recurrente afirmación del gobierno turco de que las milicias kurdas respaldadas por EE.UU. en Siria están vinculadas con el insurgente PKK en el seno del territorio turco y de que son terroristas al igual que ISIS, han hecho sonar alarmas en el Pentágono y también en la propia CIA.

Todo lo cual remite a una pregunta, al respecto de cómo la Casa Blanca se las ha arreglado para involucrarse en estos entredichos con Erdogan. Claramente, al presidente turco poco le importa lo que la Casa Blanca desea -especialmente cuando, hace poco, decidió invadir el norte de Siria. Joe Biden aterrizó en Ankara apenas el ataque estaba comenzando, clara señal de que Erdogan considera irrelevante cualquier coordinación con su aliado norteamericano. Displicentemente, Biden apoyó la ofensiva, y se comprometió a mantener a las milicias kurdas detrás del Eufrates, como deferencia a la sensibilidad turca -pero todo ello fue un simple teatro político. El Kurdistán político, representado por los aliados kurdos de los Estados Unidos, es y siempre será el enemigo número uno para Erdogan, por la sensible razón de que la creación de un novedoso Estado kurdo inevitablemente obtendría una gran porción de la población y el territorio de Turquía.

Los militares turcos lanzaron la Operación Escudo del Eufrates en la región fronteriza el 24 de agosto, inicialmente pasando por encima de la localidad de Jarabulus, que, según se informó, era controlada por ISIS. Las unidades del ejército fueron asistidas por milicianos de la Brigada Sultán Murad (entrenada por la CIA). Estados Unidos había estado negociando una operación a través de la frontera con Ankara desde 2015 pero, sin contar con información sobre el ataque, la embajada y Biden fueron tomados por sorpresa cuando los turcos efectivamente se movilizaron hacia Siria. Washington proporcionó apoyo aéreo, lo cual llegó a su fin cuando el ejército turco se condujo hacia el sur, hacia territorio controlado por las Fuerzas Democráticas del Kurdistán Sirio, y el verdadero objetivo de la incursión quedó expuesto.

Lo que siguió a continuación fue la más reciente pesadilla para Washington. Dos grupos de combatientes rebeldes respaldados y entrenados por EE.UU., el YPG kurdo y elementos de Sultán Murad, terminaron enfrentándose entre sí. Los turcos claramente intentaban configurar una 'zona segura' o 'zona buffer' a lo largo de su frontera con Siria, la cual hubiese sido 'libre de ISIS y kurdos' -tarea que fue descripta como una 'limpieza' del área. Cómo esperan mantener tal zona y repoblarla sin los kurdos es algo que no está claro, y el peligro de que consultores  estadounidenses sean asesinados en el proceso es una posibilidad que ha preocupado al Pentágono. La Casa Blanca ahora está advirtiendo sobre la incursión turca y calificando de 'inaceptable' la limpieza de kurdos ('tema de profunda preocupación', se dijo). Pero está envolviendo sus quejas y reclamos en una crítica de mayor amplitud, al respecto de que las luchas internas no son de utilidad en la guerra contra ISIS, lo cual significa que, en esencia, ésta última es inocua.

Desde luego que no existe solución para la problemática siria, sino la única, y que es obvia: trabajar con jugadores genuinamente comprometidos que en rigor tienen intereses en el juego para poner fin a ISIS y estabilizar el escenario político. Ello implicaría cooperar con al-Assad, Rusia y los iraníes. La incursión turca en Siria demuestra que un ejército dotado de buen respaldo puede trapear el piso con un débil ISIS, pero la situación política implica que la eliminación del grupo terrorista se ha vuelto secundario al cotejársela con otros objetivos, no declarados. Conforme el presidente Erdogan ha dejado en claro que, sin dudralo, hará lo que 'venda mejor' ante la opinión pública turca, su declaratoria de que los kurdos son su principal enemigo no debería sorprender a nadie. Con todo, Washington se muestra recurrentemente lento por aquello que debería sonar obvio para cualquier observador competente.

Y la Casa Blanca no es el único actor que se ve aquejado por múltiples dudas. Es probable que Hillary Clinton se convierta en la próxima presidente, y está decidida a confrontar a ISIS, Rusia, Irán y a al-Assad en simultáneo. De tal suerte que el pronóstico para dar forma a algún tipo de coalición viable para poner fin al baño de sangre, no luce bien.


Traducido con permiso del autor y de The American Conservative magazine (Estados Unidos) | Artículo original en inglés, en http://www.theamericanconservative.com/articles/why-erdogan-snubbed-biden/

 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.