SOCIEDAD: FEDERICO LARROCA

Argentina: Operación 'José López'; lejos de la versión oficial

¿Quién cuenta con la capacidad como para confeccionar una operación que incluya...

06 de Julio de 2016
¿Quién cuenta con la capacidad como para confeccionar una operación que incluya información de inteligencia, seguimientos, manejo de La Bonaerense, presiones sobre la justicia, y que todo ello vaya en perjuicio de los intereses del gobierno saliente y del actual?

Habremos de convenir que la versión oficial de los hechos se muestra bastante pobre. Quienquiera que resida en el conurbano bonaerense, sabe que la posibilidad de que aparezcan dos patrulleros en cinco minutos (en horario de madrugada) pertenece a la ciencia ficción. Ni hablar si la denuncia se debe a 'alguien' ve a una persona revoleando bolsos en un convento; podrían estar denunciando una violación en progreso, y 'los muchachos' -es sabido- se tomarán sus buenos minutos en verificar, chequear y pedir mil veces los datos al denunciante, previo a que algún móvil se mueva. Quien esto escribo ha sido, en una oportunidad, testigo de un secuestro en pleno Avellaneda; sucedió hace pocos meses, un domingo de verano, a las 18:00 horas. El personal del 911 jamás me prestó atención.

También sabemos que numerosos controles policiales efectuados por la Policía de la Provincia de Buenos Aires exhibe el solo objetivo de 'hacer caja'; muchas infracciones se 'arreglan', en tanto que los agentes tienen por costumbre buscar en qué apalancarse para pedir una contribución. Es aquí dónde se plantea la segunda rareza del caso de referencia: no solo llegan dos móviles en tiempo récord sino que, además, con los cuatro oficiales más probos de la historia reciente de la fuerza. Capturan in fraganti a una persona con nueve millones de dólares cash en su poder, en medio de la nada, sin registrarse testigos, ni videos tomados por cámaras de circuito cerrado, ni nada de nada -solo ellos, López y los nueve palos. Quizás sea uno un tanto mal pensado, pero viene a la mente la posibilidad de que los oficiales supieran que no estaban solos. Que el evento era parte de algo bastante más grande, y que el botín capturado era casi radiactivo: si se les ocurría tocarlo, quedarían pegados.

José LópezTercera rareza. ¿Cómo es factible que un individuo con sangre de pato como para robar descaradamente y con impunidad durante años, miembro prominente de una organización aceitada, comete semejante error? De seguro, alguien debe haber jugado con su psiquis un buen rato, como para que la paranoia le ganase la partida, abandone su zona de confort y pise el palito. Ese alguien -sin lugar a dudas- debía tener información sensible para poder ejercer su influencia, ya sea construyendo una ilusión en extremo creíble (la de inminentes allanamientos), o presionando sobre delicados asuntos familiares, con la meta de provocar desesperación y el consiguiente accionar imprudente.

Otro hecho singular es que el aeropuerto de Don Torcuato, por el que informes refieren habría intentado escapar López a bordo de una aeronave de un allegado, no estaba operando por un inconveniente con un avión sanitario -justo en ese preciso momento. Además, tratándose de un avión del Estado. En fin...

En todo caso, este compendio de rareza no sería suficiente, a la hora de explicar lo sucedido. La pieza faltante podría ser el azar: es decir, que los planetas pudieron haberse alineado. En tal escenario, sería todavía más sencillo ganar el Loto, a que los prolegómenos que hacen el evento coincidieran con la más pura de las suertes.

Finalmente, queda la posibilidad de que alguien haya preparado la puesta en escena (o algún grupo), que efectivamente tuviera un interés particular en llevarse por delante al remanente del Frente para la Victoria y sus referentes. No se trataría, en tal caso, de un apriete por poder o por dinero -la cuestión huele a asuntos personales pendientes: demasiado esfuerzo sin que se vea luego un rédito del que nadie sacaría provecho. El grupo a cargo de tamaña operación solo podría ser alguno que tuviera abundante información sobre López, que supiera a la perfección que era el más débil eslabón de la cadena. Alguien que conociera en profundidad sus temores o cuestiones personales, que tuviera los vínculos para ejercer su presión a través de terceros, que supiera dónde almacenaba el dinero, alguien en capacidad de montar vigilancia y de presionar a la Bonaerense y a la justicia local, para que la totalidad de los protagonistas cumpliera con el rol asignado -sin transar.

El evento -amén de las consecuencias que ahora contaminan al FPV y al cristinismo residual- opera a contramano del gradualismo propuesto por buena parte de la Administración Cambiemos sobre estos temas -y que bien podría resumirse en la expresión 'No hagamos muchas olas, que la cosa nos puede salpicar'. La porción 'Nos puede salpicar' remite no solamente a las conexiones cercanas vía la obra pública, sino también sobre la conveniencia política de tener a Cristina Fernández de Kirchner y a sus principales laderos en la oposición y no presos -provisto que ello podría allanar el camino para una reorganización del peronismo.

Así, pues, regresando al comienzo:

¿Quién tiene el poder como para configurar y poner en marcha una operación que incluya información de inteligencia, seguimientos, manejo de la Bonaerense, presiones sobre la justicia, y que vaya en contra de los intereses del gobierno saliente y del actual?

Uno podría tener una idea, acaso descabellada para muchos. ¿Será alguien que, con el cambio de gobierno, volvió, y tiene cuentas personales que se propone saldar?

La idea -he de confesarlo- viene merodeando mis pensamientos, desde la aparición del video de La Rosadita. Pareciera ser que aquél subcapítulo tomase otro cáriz, toda vez que se pudiera incluírselo dentro de un cuadro algo más amplio. En compañía del mencionado video, la difusión de información sensible que deja como resultado un severo cuestionamiento de la integridad no pocos jueces y fiscales federales, junto con la aparición sistemática de documentación y denuncias que salpican a funcionarios públicos, la recaptura de Ibar Pérez Corradi, el súbito arrepentimiento de Leonardo Fariña -todo ello, registrado de manera escalonada, con un timing casi cinematográfico que tolera respiro... da la impresión de ser parte de un mismo todo.

Alguien parece estar alimentando esta caldera -y poco si le interesa si la caldera termina volando por los aires.

 
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