ESTADOS UNIDOS: PHILIP GIRALDI

Aquel espionaje de los viejos tiempos

Luego de su audiencia de confirmación en 2013, el Director de la CIA, John Brennan...

18 de Diciembre de 2015

Luego de su audiencia de confirmación en 2013, el Director de la CIA, John Brennan, y otros administradores de carrera explicaron que la Agencia buscaría aumentar su capacidad para emplear agentes humanos. Se trataba de un reconocimiento de que, a grandes rasgos, la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos de América había olvidado cómo involucrarse en lo que alguna vez fue la capacidad crítica que había definido a su servicio clandestino durante casi setenta años. Ahora, el Pentágono -que siempre prefirió el espionaje por medios técnicos en desmedro de sus esfuerzos de HUMINT [N. del T.: inteligencia humana; HUMan INTelligence], dado que los espías humanos son siempre impredecibles y considerablemente predispuestos para incidentes embarazosos- está, esencialmente, declarando la misma cosa. Todo mundo está intentando resucitar al viejo espionaje, en parte porque las máquinas han fallado a la hora de recolectar la clase adecuada de inteligencia cuando ésta es necesaria.

El Secretario de Defensa, Ash Carter, testificó ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes el 1ero. de diciembre que la renovada creación de soldados de operaciones especiales encargados de, entre otras cosas, 'acelerar dramáticamente la recolección de inteligencia' sería desplegada en Irak. La unidad, con toda probabilidad, estaría basada en -o en cercanías de- Irbil, una región kurda y, por lo tanto, locación segura para las fuerzas estadounidenses. La unidad de referencia probablemente trabaje codo a codo con milicianos kurdos, aunque también podría operar en forma unilateral y sin coordinar esfuerzos con los servicios de inteligencia militares iraquíes, considerados poco confiables y hasta posiblemente subversivos, a raíz de la informada penetración que padecerían por parte de la Guardia Revolucionaria Iraní.

Satélites espiandoEste desarrollo implica que los soldados estadounidenses se mostrarán activamente involucrados en operaciones de combate tanto en Irak y Siria, sin el consentimiento de gobierno nacional alguno. La cuestión remite a temáticas de significativa índole legal y quizás incluso amenace la seguridad de otras tropas americanas que ofician de consultores para el ejército de Irak, particularmente si tiene lugar un incidente en el que civiles pierdan la vida.

Las tropas de EE.UU. aún no se han dispuesto, y ni siquiera están claras las cifras de soldados involucrados, aún cuando informantes en el seno del Pentágono presumen que serán unos pocos cientos y que incluso podrían reemplazar a algunos de los aproximadamente 3.300 elementos de Estados Unidos que actualmente operan en territorio iraquí.

Una distinción importante que hace a la convocatoria del Pentágono es que los nuevos soldados no quedarán limitados al rol de asesores y que, en lugar de ello, arremeterán en forma directa contra el enemigo. Se espera que conduzcan redadas, liberen rehenes y capturen a líderes de ISIS, amén de recolectar inteligencia. Se presume que las reglas de combate sobre las cuales operarán les permitirá asesinar a líderes del Estado Islámico si la captura no es factible -tal como se informa sucedió con Osama bin Laden.

Se conocen informes al respecto de que una porción de los 300 consejeros enviados a Irak en 2014 -que fueron seguidos de un grupo adicional de cincuenta soldados de operaciones especiales en diciembre con órdenes de “aconsejar, entrenar y asistir”- ya habían estado excediéndose en su mandato, al participar directamente en combates entre milicianos locales y elementos de ISIS. Esto ha sido negado por el Pentágono, aún cuando oficiales kurdos han confirmado su presencia con instantáneas tomadas por teléfonos móviles.

Otras unidades de fuerzas especiales se han visto involucradas en redadas separadas contra objetivos dentro de Siria, oportunidad en que el episodio más notable remitió a una operación en el mes de octubre que liberó a setenta prisioneros iraquíes, y a un raíd previo de la Fuerza Delta en mayo que asesinó al financista de ISIS Abu Sayyaf. Operaciones de este tipo probablemente servirán de modelo para acciones en el futuro.

Subsiste, por cierto, la cuestión de si acaso este nuevo despliegue involucrará algo más que la recolección de información de inteligencia en el campo de batalla, pero la clara implicación de los comentarios de Carter es que los soldados del JSOC (Comando de Operaciones Conjuntas), que fueran entrenados en reclutamiento, entrenamiento y regenteo de espías locales, harán esto mismo como parte del esfuerzo para localizar y neutralizar a cabecillas de ISIS. Jeff Stein, un notablemente bien informado oficial de inteligencia militar que escribe para Newsweek, cree que 'los espías estadounidenses volverán a la acción en una acción de importancia contra el Estado Islámico (...)'.

El espionaje ejecutado por espías humanos -la segunda profesión más vieja del mundo, si no la primera- siempre supo ser dejada de lado por muchos en la guerra de la comunidad de inteligencia federal versus los grupos terroristas, debido a su supuesto costo. En rigor, los costos del empleo de HUMINT son sensiblemente menores a los devueltos por la recolección técnica, que demanda un amplio despliegue inicial para desarrollo y construcción de equipos, combinado ello con una cara infraestructura para operar. En efecto, las reducciones en la cultura del espionaje en la CIA vino al caso, porque el regenteo de aviones no tripulados (drones) y de satélites de vigilancia absorbían gran parte del presupuesto. Era parte de un cambio de prioridades que incluso trajo aparejado un incremento en el poder de los paramilitares de la Agencia, que recientemente reemplazan a oficiales-administradores senior de operaciones en la división del servicio clandestino que supervisa a los espías.

El espionaje tradicional también fue contemplado desde una mirada peyorativa por funcionarios electos y designados quienes, al carecer de la menor apreciación para fuentes de inteligencia y metodologías, exigían acciones inmediatas en el mundillo que funciona como olla a presión, en el escenario de la toma de decisiones en Washington. El reclutamiento de un espía para penetrar a ISIS o a al-Qaeda demanda demasiado tiempo, paciencia y una remarcable y genuina comprensión del potencial objetivo. Podría tomar muchos meses e incluso años plantar un agente y construir acceso a un grupo terrorista, mientras que un satélite con una cámara y un micrófono puede ser activado de manera instantánea.

Pero en el ínterim, ha resultado extraviado el hecho de que el espía recolecta información que una cámara no puede compilar, mientras que aquél bien podría permanecer en su sitio -y ser efectivo- por un largo período de tiempo. Los agentes humanos, a diferencia de las máquinas, pueden incluso propocionar información sobre planes e intenciones, pudiendo frustrar ataques previamente planificados. Y pueden hacerlo en tiempo real a través de sofisticados dispositivos miniaturizados que enlazan con satélites de comunicaciones.

Siga Usted la pista del dinero: una vez que el espionaje humano deje de ser la prioridad en el presupuesto, aquél se vuelve cada vez más ignorado como arma predilecta.

También se sabe de razones prácticas para dejar de lado al servicio clandestino tradicional. El enemigo terrorista se ha mostado predispuesto al empleo de agentes dobles, lo cual significa que los case officers de la CIA han comenzado a asistir a sus reuniones portando armas, lo cual era algo extraño de ver previo a 2001. Los oficiales armados evolucionaron gradualmente en equipos de protección y seguridad que vigilan reuniones -y, en ciertos casos, trasladando al agente y movilizándolo hasta el sitio donde rendirá informes [debriefing] con una capucha en la cabeza, para arrojarlo luego en una calle luego de que el case officer terminó de hablar con él. Esto poco tenía que ver con el espionaje de otras épocas, y tampoco seguía la regla cardinal para la administración de agentes, que se trataba de construir un rapport para que la fuente se permita cooperar con predisposición favorable e incluso con entusiasmo. Las viejas metodologías también acusaron un duro golpe cuando, en 2009, un doble agente jordano se inmoló en la Base Khost en Afganistán, asesinando a siete empleados estadounidenses de la CIA.

Pero, en tanto los objetivos terroristas se vuelven más minuciosos en relación al modo en que son espiados por satélite, se muestran capaces de explotar las vulnerabilidades inherentes de la recolección de inteligencia por vía de cámara y micrófono. El empleo de teléfonos móviles para plantar pistas falsas consume enormes recursos y confunde a aquellos que llevan a cabo la localización y rastreo, tornando menos efectivo el proceso. Los consumidores de información de inteligencia dentro del gobierno de los Estados Unidos frecuentemente han expresado su incomodidad con el producto resultante, más allá de las decenas de miles de millones de dólares de inversión en satélites y otra suerte de equipo técnico.

Así es que, en conclusión, un regreso al empleo de HUMINT es, casi con seguridad, algo bueno; pero demandará tiempo considerable desarrollarla, del mismo modo en que tanto la CIA como el Pentágono deberán reaprender viejas técnicas y luego aplicarlas a situaciones en el terreno que son, cuando menos, volátiles. Inevitablemente, habrá una curva de aprendizaje y las preguntas seguramente provendrán del Congreso y de la Casa Blanca -ni bien el proceso comience a desenvolverse. No está claro si acaso los consumidores de información de inteligencia en el gobierno tendrán la paciencia necesaria para perserverar o si, en lugar de ello, decidirán volver a los engañosos ojos y oídos de la tecnología que orbita los cielos.


Traducido y republicado con permiso del autor y de The American Conservative magazine (Estados Unidos) | Artículo original en inglés, en http://www.theamericanconservative.com/articles/that-old-time-spycraft/

 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.