ESTADOS UNIDOS: DR. JAMES JAY CARAFANO

EE.UU.: el Twitter de la CIA está #Perdiendo

Carl Colby creció en el seno de una familia en la que nadie hablaba de lo que realmente hacía.

26 de Julio de 2014

Carl Colby creció en el seno de una familia en la que nadie hablaba de lo que realmente hacía. Incluso las salidas de la familia eran misteriosas.

'Ibamos a alguna parte -un viaje familiar de fin de semana, con la canasta de picnic en el asiento trasero- y él se encontraba con alguna persona. Sostenía una conversación y entregaba alguna cosa', recuerda Carl en el fascinante documental intitulado 'El Hombre que Nadie Conocía Realmente: En Busca de mi Padre, el Espía Experto William Colby”.

Los espías no eran la única herramienta que la CIA administraba de manera encubierta. Durante años, el cuartel principal situado en McLean, Virginia, no exhibía letreros ni rasgos que pudieran identificarlo. Quizás, este momento coincidió con la mayor tontería del espionaje -simular que la actividad principal de un gobierno simplemente no existía.

Y cómo han cambiado los tiempos... Hoy día, un letrero a la vera de la autopista informa sobre el Centro de Inteligencia George Bush (George Bush Center for Intelligence), nomenclatura oficial para el edificio del cuartel general. CIA.gov es uno de los sitios web del gobierno más visitados. Y lo propio sucede con los tweets de la Agencia. En serio.

En 2012, una cuenta apócrifa de Twitter apareció online, bajo la identificación @US_CIA. Los comentarios eran algo chiflados. Uno decía: 'Estimado Ayatolá @khamenei_ir, por favor considere publicar sus tweets en inglés. Nuestro único analista NED que habla árabe está de vacaciones. Gracias!'.

Eventualmente, la CIA exigió a Twitter que elimine la cuenta. 'Odio revelarlo a nuestra masa potencial de seguidores en Twitter -pero la CIA aún no está en Twitter', dijo al matutino Washington Post el vocero de la Agencia, Preston Golson. 'Preferimos guardarnos nuestras reflexiones para nosotros. Quizás algún día ustedes puedan leer tweets oficiales desde Langley pero, hasta entonces, la gente podrá seguir consultando nuestra web, a la vieja usanza'.

Eso cambió el próximo-pasado 6 de junio, cuando la agencia comenzó a publicar tweets bajo la identificación @CIA. Su mensaje inaugural: 'No podemos afirmar ni negar que este sea nuestro primer tweet' ('We can neither confirm nor deny that this is our first tweet').

Y la gente estaba prestando atención: @CIA ya cuenta con más de 700 mil seguidores. Le falta mucho para poder emular a Katy Perry (quien cuenta con 54 million de followers) pero, para una agencia federal, es bastante público.

El intento de la CIA para ser 'cool' en Twitter motivó a una industria artesanal de burlas y tweets en forma de parodia, que llevaban el hashtag #betterCIAtweets ('Mejores tweets para la CIA').

Todo es diversión y jueguitos, hasta que uno recuerda que se trata de nuestros dólares de impuestos, en acción. Razón suficiente para interrumpir la risa.

Las redes sociales son un instrumento poderoso para la comunicación moderna. Ciertamente, el gobierno debería hacer uso de esta importante tecnología. No obstante, la mayoría de las agencias federales del gobierno estadounidense se muestran verdaderamente aterrorizadas frente a cómo emplear estas herramientas.

La Casa Blanca, como la mayoría de las agencias federales, utiliza las redes sociales simplemente para motorizar oleadas eternas de informes de prensa, fotografías en forma de 'photo-op moments', y conversaciones banales.

Algunas, tales como el Departamento de Estado, envilecen a las redes con actos insignificantes de diplomacia de hasthag como la campaña #UnitedForUkraine (Unidos por Ucrania). Aquella inocua y autoindulgente campaña -lanzada mientras la violencia se disparaba, los tanques rodaban y Rusia invadía Crimea- dejó a muchos diplomáticos veteranos rascándose las cabezas y preguntándose qué diablos estaban pensando los tipos de Foggy Bottom (si es que acaso tenían la capacidad de pensar en algo).

De tal suerte que existen agencias -como la CIA- que chapotean en actuaciones estúpidas en Twitter.

Cuando los gobiernos pasan al territorio online con sus cuentas oficiales de Twitter, aquellos encargados de tipear deben tener una misión clara, un propósito válido y un plan tan eficiente como efectivo para retornar valor a los contribuyentes por el dinero que se invirtió en el proyecto.

Por ejemplo, el Twitter feed gubernamental puede ser una herramienta magnífica para la comunicación efectiva de riesgo -informando al público sobre algo importante y sobre lo que debiera hacerse al respecto. Twitter puede ser útil en generar conversaciones serias, relativas a temáticas importantes.

Pero el gobierno estadounidense está haciendo muy poco de este bien, en el terreno online.

La empresa de la CIA en el mundo de las redes sociales ha sido una vergüenza colosal, al día de la fecha. Sin embargo, revela algo que Washington aspiraba a mantener en secreto: el gobierno federal se muestra fundamentalmente carente de comprensión frente a cómo emplear las redes sociales para alcanzar sus objetivos en materia de política pública -antes que políticos.



Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/07/26/cias-twitter-winning/
 

Publicado originalmente en The Washington Examiner
Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.