POLITICA: MATIAS E. RUIZ

Aluar/Fate, el Gobierno Nacional y Eduardo Eurnekian: capitalismo Nac&Pop

Lecciones básicas sobre cómo lograr que la ciudadanía pague la factura de electricidad de empresas privadas afines al Gobierno Nacional.

15 de Octubre de 2012

Por estas horas, el circuito empresario argentino ya tiene su pregunta del millón de dólares, orientada a develar los motivos que empujaron a la Presidente Cristina Elisabet Fernández Wilhelm a invertir tanto esfuerzo en su objetivo de clausurar las importaciones. Prerrogativa que, como se ha observado, Twitter, Matías E. Ruizha venido de la mano de un férreo cerco interpuesto contra la adquisición de dólares estadounidenses en el mercado. Refritar los alcances del algoritmo del "cepo democrático" no le aportará mayores novedades al ciudadano común, ni tampoco al comerciante de barrio que tradicionalmente se obsequiaba la posibilidad de efectuar algún que otro viaje al exterior. Pero las cosas cambian cuando muchos funcionarios del gobierno declaman, por lo bajo, que también exhiben problemas para echar mano de billetes verdes.

Porciones del empresariado han llegado a una poco sana conclusión, y no dudan en compartirla con quien desee prestar oreja: la jefe de estado, al parecer, se avino al cierre del comercio exterior con un fin evidente y otro bastante más subrepticio. El primero obedece a la necesidad de contar con fondos suficientes para que el Frente Para la Victoria y sus referentes puedan solventar sus operaciones en el terreno de cara a las Legislativas del 2013. La segunda explicación es la que muchos hombres de empresa se encuentran desparramando por todo ámbito de conversación posible: la Señora -dicen- necesita esas divisas para ponerle el moño a los negocios montados con sus amistades especiales. Aunque, a veces, esa amistad pueda trocar en sociedad, como sucede con el grupo Aluar/Fate. Esta organización se compone de capitales de origen nacional, contabilizando -dentro de su conglomerado- a Fate (la renombrada fabricante de neumáticos), Cincotta (comerciante minorista de cubiertas), Aluar (aluminio), Hidroeléctrica Futaleufú (represa), Transpa (transporte de electricidad en alta tensión) y El Pehuenche (productos para la construcción). El 80% de su capital Javier Madanes Quintanilla, con CFK y Débora Giorgiaccionario se concentra en las manos de la Señora Dolores Quintanilla y su hijo Javier Madanes. Datos perfectamente verificables en cualquier publicación actual. O bien podría Usted plantearle esta confirmación a su agente de bolsa predilecto.

Servirá también, a tal efecto, repasar los titulares que compartieran los medios masivos de comunicación durante 2004, instancia temporal en que se dio inicio a la construcción de dos represas hidroeléctricas sobre el Río Santa Cruz. El subproducto energético devuelto por las citadas instalaciones sería consumido, en el futuro, por Aluar/Fate, con la meta de desarrollar (y dotar de input a) una nueva terminal para la producción de aluminio. Emprendimiento que se sumaría al que ya explotaba en la región de Puerto Madryn (Chubut), con su División [de aluminio] Primario y sus dos plantas de semielaborados.

Pero el proyecto concebido para alimentar aquella producción padeció las inclemencias del tiempo y de las faltas de previsión, acusando un evidente status de parálisis. Finalmente -y ya en 2006-, otro favor estatal sería diabólicamente pergeñado para ser depositado en las manos del afortunado grupo empresario: la electricidad necesaria para las operaciones del grupo comenzó a arribar desde el Sistema Interconectado Nacional (ni más ni menos, la red que provee energía a la totalidad de los hogares argentinos). Por cierto, la operatoria contribuyó a disminuir los costos de producción de la firma, puesto que -desde esta instancia- los costos energéticos se exhibieron ostensiblemente menores a los que acostumbraba abonar en otras épocas. Y no habrá que investigar demasiado para corroborar que la energía eléctrica es la vedette en la ecuación de los insumos necesarios para la manufactura del aluminio.

Sin embargo, la serie de salvavidas para Aluar/Fate recién estaba llamada a dar su puntapié inicial. La familia Madanes seguramente debe haberse sonreído hasta los tuétanos en ocasión del reciente anuncio presidencial que versó sobre la construcción de dos nuevas represas en la provincia de Santa Cruz, con una inversión declarada de US$ 5 mil millones (sin desmenuzar el detalle de los fondos relativos a las obras de interconexión). El contratista todoterreno que presentó la referida oferta no es otro que el bueno de don Eduardo Eurnekian, otrora encumbrado empresario menemista y que, hace semanas, acompañara a la Presidente de la Nación en su colorida gira por las universidades de Georgetown y Harvard. Es que el capital -está visto- es el hermano bastardo de la política: no tiene amigos; solo intereses. Destáquese que no hemos computado, en este trabajo, los préstamos millonarios (más de $400 millones) recibidos por la compañía bajo estudio en concepto de Créditos del Bicentenario...

La presente columna podría, perfectamente, constituírse en un forzado homenaje a la totalidad de los ciudadanos de la vapuleada pero siempre generosa y Eduardo Eurnekianmagnánima clase media argentina. Aquella que -sin chistar- continúa aportando en impuestos el dinero que luego se corporiza en subsidios para firmas como Aluar/Fate y otras. Todas ellas, engranajes fundamentales en la ingeniería financiera del cristinismo.

Acaso corresponda inquirir a nuestra primera mandataria y 'exitosa abogada' sobre los alcances de esa abstracción que se ha dado en llamar 'licitación pública'. Materia que parece desconocer abiertamente, en virtud de que los nombres que participan de estas actuaciones parecen ser siempre los mismos. Como sucediera en aquellas viejas películas de producción nacional en donde la acción solía alternarse -lacónicamente- entre Federico Luppi y el genial Ulises Dumont.

En el cierre, una pregunta incómoda para arrojar luz sobre el carácter arcano de este episodio: ¿necesita imperativamente Aluar edificar nuevas instalaciones para seguir produciendo su aluminio? Porque ya son numerosos los reportes que ilustran acabadamente sobre la declinante producción de la firma, como resultado directo de los vaivenes del siempre bamboleante comercio internacional.

Acaso, lo que no ha disminuído sea la proporción de ciudadanos ingenuos que exigimos el cese definitivo de la connivencia entre industriales y gobierno. Hombres y/o mujeres de empresa que no solo se han alejado aparatosamente de los intereses nacionales, sino que -conforme la información obtenida- justifican su existencia en base a la captura de fondos multimillonarios para el propio beneficio. Esto es, mientras celebran el perjuicio producido a una cada vez más pauperizada mayoría.

A nosotros -los ingenuos-, nos cabe el molesto llamado telefónico o la visita a domicilio de los buenos muchachos de Ricardo Echegaray y su AFIP. Agencia de tenebroso modus operandi cuyo único fin es recaudar para la Corona, para luego reinvertir en ese eternamente insaciable capitalismo de amigotes. Ampulosas comisiones de por medio, claro está.

Aquellos que dudamos del carácter Nac&Pop de nuestra Administración, probablemente debamos redefinir ese concepto.

 



Matías E. Ruiz, Editor
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Matías E. Ruiz, Editor