INTERNACIONALES - OPINION: POR VIRGINIA TUCKEY

Barack Hussein Obama, el socialista

El 5 de Mayo pasado, el presidente estadounidense Barack Obama lanzó formalmente su campaña por la reelección presidencial. El escenario fue la “Ohio State University” y el eslogan de esta campaña ya no es “Hope and Change” (cambio y esperanza) sino “Forward”...

09 de May de 2012

El 5 de Mayo pasado, el presidente estadounidense Barack Obama lanzó formalmente su campaña por la reelección presidencial. El escenario fue la “Ohio State University” y el eslogan de esta campaña ya no es “Hope and Change” (cambio y esperanza) sino “Forward”. Palabra de difícil traducción literal al castellano si no se la ubica dentro de un contexto específico, pero que podría traducirse como “seguir adelante” o “avanzar”.

Virginia Tuckey, TwitterPara quienes admiramos las bases fundaciones de los Estados Unidos de América, que trajeron al mundo libertad y desarrollo como nunca antes la humanidad había conocido, escuchar el discurso de Barack Obama fue una señal de alerta y un recordatorio de que esa libertad no está garantizada, incluso en el país del norte.

El mandatario norteamericano, haciendo gala de su complacencia frente a las ideas socialistas (o como se dice ahora a modo de disfraz, "progresistas"), no pudo evitar recurrir a la demagogia para intentar sostener las mismas ideas que sólo derivaron en fracaso durante su primera y actual Administración.

Antes de continuar y analizar los conceptos vertidos por Obama, se debe tener presente que cada frase, párrafo e incluso el lenguaje corporal de un Presidente Barack Obamacandidato a la hora de dar un discurso se hallan estudiados hasta en el mínimo detalle. Los equipos de campaña, sobre todo en una presidencial, cuentan con cientos de expertos en todas las áreas. Esto es muy importante entenderlo, a criterio de no caer en la trampa de creer en un “desliz” o en los nervios que pueden jugar en contra. Esto sólo podría suceder en los ámbitos de debate o de campañas al aire libre si alguno de los candidatos es interrogado de manera fortuita.

Volviendo al tema bajo análisis -el lanzamiento de la campaña demócrata por la reelección presidencial 2012-, pasemos a observar qué hay detrás del eslogan “Forward”.

En acuerdo con las palabras de jefe de la Casa Blanca, “el libre mercado es uno de los factores más importante del progreso en la historia de la Humanidad; es el motor de crecimiento y, por lo tanto, los que asumen riesgos y los innovadores deben ser recompensados. Pero también, en su mejor momento, el libre mercado nunca ha sido una licencia para obtener cualquier cosa que uno quiera. Estados Unidos sólo prospera si el  espíritu emprendedor y el individualismo se encuentran con las obligaciones que se deben los unos a los otros y a las generaciones venideras”.

A simple vista, el discurso suena bien. Sin embargo, al releerlo, se descubre que el libre mercado y el individualismo no son del gusto del orador. Cuando él considera que el individuo observa obligaciones hacia terceros está negando la individualidad. Cuando refiere que el libre mercado es uno de los factores importantes del progreso pero no es una licencia para obtener lo que se quiere, está negando el progreso.

Tal vez, muchos interpreten que al decir “obtener lo que se quiere”, Obama hace referencia a obtener lo que sea, a cualquier costo y a costas de cualquiera. Quienes así lo creen deben entender que eso es exactamente lo que el equipo de campaña demócrata quiere que entiendan. Pero esto es una falacia. En los Estados Unidos, el libre mercado nace como consecuencia directa de sus instituciones, y son estas mismas las que ponen el freno para para que no se avasallen los derechos fundamentales. Finalmente, aquel individuo -emprendedor o inventor- que actúe dentro del libre mercado jamás podría avanzar dentro de este sistema virtuoso, atentando contra el mismo y sin sufrir las consecuencias, tipificadas en la ley y las estructuras legales americanas.

Por otro lado, podemos observar la contradicción al describirse al libre mercado como padre del progreso, para luego encontrar un lado negativo del mismo, describiéndolo como un posible camino “para conseguir lo que se quiera”. Precisamente, los individuos que actúan dentro de ese libre mercado -en especial los inventores, emprendedores y empresarios- persiguen y buscan el progreso. Pues, si acaso fallaran, deberían enfrentarlo con sus bienes, terminando en quiebra o la prisión.

Desde luego que Obama sabe que está ofreciendo un doble mensaje. Quienes desmenuzamos y analizamos sus políticas, desciframos fácilmente aquello que se oculta detrás de la demagogia de sus párrafos. Basta con repasar los titulares de los diarios estadounidenses para comprender que este presidente -que jamás ejerció en la actividad privada- acusa una aguda pasión por las regulaciones y los impuestos elevados. El deduce gratuitamente que los empresarios destruyen la economía y, a la postre, deben transferir sus ganancias al Estado, para que los burócratas jueguen a ser CEOs.

Por estas razones, Barack Hussein Obama se ha esforzado por desacreditar la exitosa carrera del empresario, ex gobernador y actual candidato a la presidencia por el Partido Republicano, Mitt Romney, declamando: "El Gobernador Romney no parece entender que maximizar ganancias por todos los medios necesarios –ya sea a través de despidos, outsourcing, evasión fiscal o una postura antisidical- no siempre puede ser bueno para el americano medio, ni para la economía estadounidense”.

Para complementar su pensamiento de transferencia de culpas a quienes producen, el presidente agregaría: "La prosperidad no se mide solo por nuestro PBI o por los multimillonarios que producimos, sino por qué tan bien les va a las familias, y si estas pueden ir tan lejos como sus sueños, y qué tan lejos puede llevarlas su trabajo duro (...) ¿Por qué Mitt Romney pretende gastar miles de millones en recortes de impuestos a los más ricos?".

La respuesta a la pregunta del jefe de estado es sencilla. Un gobernante no GASTA cuando recorta impuestos, sino que permite que el dinero quede Mitt Romney, candidato presidencial republicanoen manos de sus dueños. Precisamente, de aquellos que supieron leer las señales del mercado y se arriesgaron para crear más bienes, facilitar la vida de las personas y generar empleo. En otro orden, esta es la medida que evita la evasión fiscal, el outsourcing y los despidos, que parecen tener tan preocupado al presidente: Obama ha duplicado la tasa de desempleo en tan sólo tres años y medio.

Por supuesto que la demagogia discursiva de un político socialista jamás estaría completa con tan sólo culpar a los empresarios por los malos resultados de su administración. También le cabe apelar al miedo de quienes dependen de dádivas estatales, invocar a los “jóvenes” y hacerles entender que ellos son las víctimas del sistema “perverso” que premia el esfuerzo individual. De tal suerte que Barack Hussein Obama advirtió que no pagará "otro recorte de impuestos y pedirles a los estudiantes que paguen más por su educación o pedirles a millones de personas que queden sin seguro de salud".

El presidente también ha dejado en claro que -para él- esto sucede porque los Republicanos apelan, desde el Capitolio, a “las mismas malas ideas y esperan que estas tengan resultados diferentes”, y que los mismos “están esperando que el pueblo no recuerde qué pasó la última vez que se siguió ese tipo de políticas”.

La realidad es que el único que pretende que el pueblo no recuerde es, sin lugar a dudas, el presidente Obama. Bajo su Administración, el parlamento estuvo en manos demócratas durante dos años y, en igual período, llevó a cabo políticas que prometían trabajo y crecimiento. Lo que ocurrió fue exactamente lo contrario: caída del empleo, crecimiento ostensible de la deuda -hoy es récord- y un profundo estancamiento del crecimiento.

También ha olvidado recordar que sus ACTUALES promesas relativas a “invertir en infraestructura, educación, salud, energía, prestaciones por desempleo y otras ayudas sociales” se hallaban previstas en la “Ley de Recuperación y Reinversión 2009” que firmó a pocos días de asumir su mandato. La misma representó un adicional de 1 billón de dólares al déficit y trajo como consecuencia un importante incremento del desempleo, que pasó de 7.3% (en la etapa económica más crítica de la Administración Bush) a 10 puntos, estabilizándose hoy en un inamovible 8.2%. Sin considerar el 18% que se encuentra obligado a subsistir en base a trabajos esporádicos pues no encuentra ocupación o trabajo fijos.

Esta receta es la que Barack Obama pretende aplicar nuevamente... para conseguir resultados "diferentes". Su promesa de “crear/proteger las fuentes de 3.5 millones de empleos”, con la fórmula mágica de acrecentar el déficit y continuar endeudando al pueblo estadounidense por medio de su “Ley de Recuperación y Reinversión 2009”, ha resultado en un fracaso, y sus consecuencias cayeron sobre las espaldas del nuevo millón de desempleados que se anotó la Administración demócrata.

No llama la atención, pues, que el jefe de estado haya rematado su discurso refiriendo: "Los republicanos tratarán de sostener su elección preguntando si ustedes están mejor hoy que hace cuatro años. Los últimos cuatro años no han sido fáciles. Pero la verdadera cuestión no se trata de preguntarse por qué estos cuatro años han sido duros; la cuestión pasa por si desean que los próximos cuatro sean mejores".

Ante las palabras del propio mandatario, su eslogan “forward” puede ser analizado bajo el contexto de llegar a una traducción más exacta. En rigor, no se trata de “avanzar”: se esboza en un “fijar la vista hacia adelante, sin atreverse a volver la mirada atrás”, dado que el pueblo estadounidense podría descubrir que el camino al socialismo impuesto por su presidente no ha funcionado antes, y tampoco funcionará mañana.

Al cierre, cabe concluír que el pueblo de los Estados Unidos tiene hoy una gran responsabilidad en sus manos. Si sus ciudadanos se equivocan a la hora de decidir, no sólo pondrán en juego su libertad, sino la del resto del mundo. Sin excepción.

Así, arribamos a una descripción más cabal de lo reflejado por el contexto presente de los Estados Unidos de América. Aún cuando ello parezca primordial, no es la economía lo más importante. Tampoco lo son el terrorismo ni la creciente amenaza encarnada por la Federación Rusa. Hoy, la mayor amenaza al legado de los Padres Fundadores se encuentra operando desde el Salón Oval, para evitar que recordemos que Estados Unidos no es solo un país sino, antes que nada, una idea. Esa idea que Barack Hussein Obama y su equipo se esfuerzan por destruir.


Por Virginia Tuckey -Espacio Republicano web-, para El Ojo Digital Internacionales
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Por Virginia Tuckey, para El Ojo Digital Internacionales