INTERNACIONALES: POR FRANCISCO ALARCON

El crepúsculo de Hugo Chávez Frías y el chavismo

Todo parece referir que ni Chávez ni el chavismo son sostenibles; un mecanismo avieso instauró el Estado que en este momento se soporta, doblegado casi por la enfermedad del Presidente, y decapitado por la incapacidad de sus seguidores.

29 de Abril de 2012

Los comentarios profusos en torno a su sucesión van tomando forma, cuando oímos sobre los movimientos del ámbito castrista o civil de lo que actualmente son las ruinas de aquel fausto “socialismo del siglo XXI”. En su propia herrumbre hoy se consume, ante la paradoja del "Sin Chávez, nada; con Chávez, todo". El día que le toque partir irá donde le corresponda; en esta tierra desolada quedarán sus pisadas sin que nadie quiera continuarlas, y entre sus actuales herederos no habrá más que divisiones o enfrentamientos que difícilmente podrán alcanzar una concreción satisfactoria.

Hugo Chávez, enfermoNunca existió ese supuesto partido de la “revolución” llamado el PSUV, forzosamente instaurado por Chávez Frías, donde trató de mantener unidos a los renegados de las viejas corrientes políticas, junto a militares que velaron por sus propios intereses y no por la nación, y mucho menos por la “revolución”.

Hoy, según los comentarios, se debaten furiosamente por la sucesión, y asoman distintas posibilidades para continuar, entre ellas, una salida violenta que justifique su intervención bajo el supuesto de un “Estado de excepción”, cuestión asaz peregrina para esta época, e incierta frente a las declaraciones y alertas del ex magistrado Aponte Aponte.

Aquí, la gente sabe quién es quién, y fuera de nuestras fronteras ocurre lo mismo: la suerte de Venezuela estará en manos de los venezolanos con la mirada fija desde el exterior de nuestros mismos compatriotas, y organismos internacionales preservadores de la libertad y democracia. Han cambiado las cosas rápidamente; se precipitaron con la enfermedad del Presidente y la gente se acostumbró a su retirada, tanto que ya dejó de ser un secreto la casi nula probabilidad de presentarse como candidato en las elecciones de octubre.

No habrá un Chávez endiosado. Este es un país donde el olvido se cumple como un ritual, las cosas transitan a la brevedad y el recuerdo lo abatirá el tiempo, como siempre ocurre. El no sembró para cosechar; sembró para si mismo y hasta allí llegará su historia, cuando la confrontación se haga presente entre los que fueron incondicionales del PSUV. La diáspora será abundante y la recordación se ahogará en llantos indetenibles para aquellas señoras que colgaron su retrato en las salas de sus casas. El crepúsculo del socialismo del siglo XXI irá parejo con la desaparición de quien fuera su “líder”, cosa que pronosticó el Presidente del Uruguay, Pepe Mujica.

Con la nueva ley de las misiones, concebida por la oposición venezolana, nada tendrán que temer quienes bajo su amparo se beneficien. Contrariamente, no será una suerte eventual sino una ley para los venezolanos. La enfermedad de Chávez alborotó al chavismo, aflorando pretensiones que antes no las hubo, esa es la gran diferencia de lo que fueron anteriormente esa caterva de boliburgueses y lo que son en la actualidad.

Se negaron en aceptar la enfermedad, y ahora deben admitirla como algo inexorable, planteándose una transición y quizás un entendimiento con el resto del país. Si los Castro, desde Cuba, tratan de imponer esa sucesión, posiblemente entonces si hallará resistencia entre los sectores institucionales de la nación. El escenario se modificará en caso de ausencia total del mandatario de Caracas, obligándose los camaradas en plantear una nueva opción para los futuros comicios.

Mientras, la oposición -bajo el lema "Capriles somos todos"- continuará adelante, tratando de conquistar una mayoría multitudinaria de los votantes.

Esperemos que el Presidente complete lo que le resta del período, dado que su candidatura ya no es “imprescindible”. Ni siquiera para sus propios camaradas.

Por Francisco Alarcón