POLITICA: POR EL LIC. GUSTAVO ADOLFO BUNSE

La dramaturga de la estafa moral

Cuando “El”... se fue a otro lado... quedé sola... con mi drama. Pero allí, creció mi fama... y mejoré... el desenfado. Y… cuando hablaba de Estado… en este pueblo de tiernos… me creyó cualquier tarado… que el Estado… era el Gobierno - (G.A. Bunse Poemas de la Argentina trágica)

27 de Noviembre de 2011

El código moral de la reina da náuseas.

Su visión oblicua de las obligaciones que tiene asumidas por la Constitución Nacional, dan pauta muy clara de una hipocresía ética inadmisible.

Quien esto escribe quisiera pensar que esta mujer es víctima de una confusión o de un desorden de valores… quizás como producto de algún golpe traumático… profundamente espiritual o afectivo.

Pero no.

Los síntomas y los signos de su conducta y de sus prácticas morales públicas ofrecen la evidencia seria de que se trata de su propia determinación, lamentablemente deshonesta.

"Llorar a mares"Ella y su marido difunto -con premeditación casi científica y con fines perfectamente prefigurados- fueron los que diseñaron, articularon, compusieron y decidieron el formato de esta catalepsia de las tarifas a través de la gran farsa de los subsidios, que no fueron otra cosa que un saqueo programado al pueblo, para financiar dos campañas políticas completas.

En efecto: los subsidios les permitieron mostrar una inmovilidad absolutamente falsa y artificiosa de una parte importante de los costos operativos en el “gasto fijo” que cualquier ciudadano debe enfrentar en su vida diaria: las tarifas.

Y esta mujer contaba, para eso, con cuatro formidables mentiras montadas por su ingenio falsificador... a lo largo de los últimos cuatro años.

- Mentía los índices de cualquier actividad macroeconómica;

- Mentía diciendo que era la Casa Rosada la que pagaba los subsidios, cuando en realidad era el propio pueblo -con sus impuestos- el que sostenía tamaña artificialidad;


- Con el sello rojo cruzado en las boletas, armó un sofisma de cultura elemental (sabía perfectamente que más del 70% de los súbditos de esta comarca no tenía –ni tiene hoy– la menor idea de la diferencia conceptual en entre Estado y Gobierno. Peor que eso, sabía que toda la gente creía, de buena fe, que "el Estado" era "el Gobierno").


Y este sofisma sencillo fue la base de la estafa popular mejor armada de la historia.
 
- Mentía respecto a presentarnos a todos el  status quo de tarifas como un logro permanente, que jamás habría de cambiar (y por eso lo dejó irresponsablemente inmóvil, hasta que pasara el 23 de octubre).

Mentía en forma enciclopédica sobre que ignoraba las consecuencias catastróficas de esa infame maniobra de tramoya a la sociedad.

Pero, mucho peor que todo esto:

En ningún discurso posterior al 23 de octubre, esta actriz dramática de la ordinariez aceptó -al menos- haberse equivocado con esta verdadera fábula barrida bajo la alfombra en aquella, su obra maestra de todas las mágicas postergaciones, improvisaciones y simulaciones de la Historia Nacional.

Como discípula impresentable del gran Eurípides en la dramaturgia de su vida y en su pasión casi morbosa por la tragedia griega, no ha tenido el menor recato en refregarle a la sociedad entera una especie de vía crucis de su viudez, como episodio aislado y único que no afecta a la vida de otros seres humanos... del cual ha sido, ella sola, una dolorosa víctima.

Sus pobres hijitos quedaron huérfanos, trágica y dolorosamente, en su ya avanzada adolescencia... tal como le puede haber ocurrido a muchísimos ciudadanos de esta comarca, pero con la diferencia de que -pese a disponer de una impresionante cuenta bancaria digna del ránking de Revista FORBES- a ellos les afectó mucho más que a cualquier otro súbdito de la tierra (una injusticia terrible).

Como es fácil ver, el código axiológico de esta dama, sin dudas, ha emergido de alguna alcantarilla.

Como magistralmente lo señala Jorge Lanata, esta monarca lo nombra a su difunto esposo -en forma absolutamente delirante- como "El"

Pero esa es sólo una muy pequeña parte de su moral de baldío, copiándole -sin el menor estilo- la comedia dramática al noruego Henrik Ibsen. Y en verdad termina siendo, en ese camino, casi una primera actriz de la obra “Los pilares de la sociedad”, la revelación más cruda de la hipocresía humana después de Molière.

Para quien esto escribe, es fácil pronosticar algo hoy:

La mentira extravagante de este enorme circo de renuncias aparatosas a los subsidios refiere a algo que termina mal.

Y termina pésimo por cuanto, esta mujer, si alguna vez tuvo tránsito académico terciario -lo cual parece muy dudoso- se copió o se macheteó la materia Deontología de algún manual de las cloacas.

Examinemos lo primero que se nos viene después de esta falsedad, en donde los funcionarios de la Corona es como si renunciaran a la careta que fue, justamente, el instrumento que les permitió postularse disfrazados en las elecciones para engañar a todos.

Pues, así fue, exactamente:

Con la careta de los subsidios, robaron gran número de votos. Ahora vienen, se quitan el disfraz y nos dicen lo más campantes: "Renunciamos a la careta que nos permitió prometerles esta farsa".

Y mucha atención con esto:

Lo que se viene, en pocas semanas, es esta gran salvajada:

Cada uno de los imbéciles ciudadanos engañados de esta comarca de zombies ha de recibir un papel (con un gran sello oficial, para poder amedrentarlo un poco más) con un plazo perentorio estampado allí. En esa pieza de papel, en lugar de verse un sello rojo cruzado a lo largo, habrá una especie de intimación bajo falsas prerrogativas para que cada uno efectúe -compulsivamente- algo novedoso y conmovedor:

UNA DECLARACION JURADA DE POBREZA.

Debido a que en esta “papeleta” muy poca gente podrá justificarse del modo que exige la Corona, acto seguido, remitirá la respuesta.

Y como el formulario no le permitirá en absoluto perfilar para “pobre”, entonces -en forma inmediata y oficial- quedará ingresado en el index expurgatorium y será considerado como “No Pobre”. Por ende, será pasible de recibir el aumento pleno del tarifazo más grande de la comarca, desde la capitulación de Beresford.

Es decir: haya renunciado o no, haya hecho aspaviento o no... haya querido arrodillarse o no, cualquier imbécil de esta comarca, considérese automáticamente fusilado por un formidable tarifazo que no tiene precedentes.

Y el último acto de la comedia dramática de Ibsen, en su obra genial “Al despertar de nuestra muerte”, consistirá de lo siguiente:

Todas las empresas, todos los bienes y todos los servicios recibirán el impacto directo de este tarifazo. Y lo trasladarán derecho a los precios.

Los precios, pues, se incrementarán el triple o el cuádruple.


En lugar de una pistola en la cabeza, al que quiera comprar un dólar, se le antepondrá una escopeta recortada en los testículos.

Y la inflación de los años 2012, 2013 y 2014 ya se halla redactada en un Decreto de Necesidad y Urgencia de esta actriz de segunda de la comedia dramática: será del 5 % anual.

Como en esto, ella no tiene límites, en su gran obra del 54% existe un capítulo escrito que acaso podrá justificarlo con idéntico desenfado:  

El acercamiento veloz a la ruina moral de la sociedad argentina.


Por el Lic. Gustavo A. Bunse, para El Ojo Digital Política
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Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política